Ivan alzу las cejas y se inclinу hacia delante, mirando el brillante conjunto de esferas y lнneas sobre la placa de vнdeo.
   — Bueno… Rho Ceta estб en posiciуn de expandirse hacia Komarr, o lo estarнa si no dominбramos las dos terceras partes de los saltos de agujero de gusano que hay entre los dos. Mu Ceta acaba de recibir un buen golpe, administrado por nosotros, cuando tratу de expandirse mбs allб de Vervain hacia el Centro Hegen. Йsas son las mбs evidentes. Las otras tres satrapнas y Eta Ceta son todas interiores, no veo quй ventaja podrнan obtener.
   — Pero queda el otro lado del nexo. — Miles hizo un gesto hacia el mapa-. Sigma Ceta, que bordea los grupos de la Estaciуn Vega. Y Xi Ceta, que da hacia Marilac. Si trataran de separarse de Eta Ceta, les resultarнa muy ъtil que todos los recursos militares del imperio estuvieran centrados en una expediciуn contra Barrayar.
   — Cuatro de ocho. Es un principio — concediу Ivan.
   Entonces, el anбlisis de Ivan era paralelo al suyo. Bueno, habнan tenido el mismo entrenamiento estratйgico… era obvio. Pero Miles se sintiу oscuramente reconfortado. Si Ivan lo veнa tambiйn, seguramente no podнa atribuir sus sospechas a un exceso de imaginaciуn.
   — Es una triangulaciуn — dijo Miles-. Si consigo que cualquiera de las otras lнneas de la investigaciуn elimine aunque fuera parte de la lista, el lugar donde las lнneas se superpongan… bueno, serнa estupendo que todo terminara seсalando a un solo gobernador…
   — Y entonces quй? — quiso saber Ivan, obstinado, frunciendo el ceсo en un gesto de sospecha-. Quй vamos a hacer nosotros si descubrimos cuбl es?
   — No… no estoy seguro. Pero creo que estamos de acuerdo en que un final discreto es preferible a un gran escбndalo, no es cierto?
   — Ah, sн. — Ivan se mordiу el labio, mirando el mapa de nexos de agujero de gusano-. Y, cuбndo lo informamos?
   — Ahora no… todavнa no. Pero creo que serб mejor que empecemos a documentarlo. Archivos personales. — Asн, si alguien seguнa sus pasos, Miles esperaba que no pуstumamente, pero йsa era la idea, por lo menos podrнa entender lo que habнa pasado.
   — Yo estoy haciendo eso desde el primer dнa — le informу Ivan con amargura-. Estб todo en mi equipaje, bajo llave.
   — Ah, bien… — Miles dudу-. Cuando hablaste con el coronel Vorreedi, le sugeriste la idea de que Yenaro podнa tener apoyo en niveles mбs altos?
   — No exactamente.
   — Entonces me gustarнa que hablaras con йl de nuevo, Ivan. Trata de desviar su atenciуn hacia los gobernadores de satrapнas… o algo asн.
   — Por quй no le hablas tъ?
   — No estoy… preparado. Todavнa no. Esta noche no. Todavнa estoy asimilando todo lo que ha pasado. Y tйcnicamente, aquн йl es mi superior en SegImp, o lo serнa si yo estuviera de servicio… Me gustarнa poner lнmites a mis… eh…
   — Mentiras directas? — completу Ivan con dulzura.
   Miles esbozу una mueca, pero no lo negу.
   — Mira, en este asunto, yo tengo un acceso del que no dispone ningъn otro oficial de SegImp, por mi posiciуn social. No quiero perder esta ventaja. Pero eso tambiйn limita mi… no puedo hacer el trabajo de campo, los detalles sucios… mi situaciуn es demasiado expuesta. Tengo que jugar con mis propias fuerzas y hacer que otros cubran mis debilidades.
   Ivan suspirу.
   — De acuerdo. Ya le hablarй yo. Pero que no sirva de precedente. — Se puso de pie con un gruсido de cansancio y se dirigiу a la puerta, algo mareado. Mirу por encima del hombro antes de irse-. El problema de que tъ controles toda la situaciуn, es que manejando los hilos de la tela como una araсa, primito, tarde o temprano las partes interesadas acabarбn convergiendo por los hilos hacia ti. Eres consciente de eso, verdad? Y quй, vas a hacer entonces,Mente Maestra? — Se inclinу con una ironнa demasiado agresiva.
   Miles se encogiу en la silla de la comuconsola, gruсу y volviу a pedir su lista de ocho sospechosos.
   A la maсana siguiente, el embajador Vorob’yev recibiу una comunicaciуn y tuvo que retirarse en la mitad de lo que se estaba convirtiendo en una costumbre: el desayuno con los jуvenes enviados de Barrayar en su comedor privado. Para cuando volviу, Miles e Ivan ya habнan terminado.
   El embajador no volviу a sentarse. En lugar de eso, dedicу a Miles una mirada divertida.
   — Lord Vorkosigan, tiene usted una extraсa visita.
   El corazуn de Miles le saltу en el pecho. Rian aquн? Imposible… Sumente revisу rбpidamente el uniforme verde de fajina, el estado de las insignias, el cierre…
   — Quiйn, seсor?
   — El ghemcoronel Dag Benin, de Seguridad Imperial Cetagandana. Es un oficial de rango medio asignado a asuntos internos en el jardнn Celestial y ha solicitado hablar con usted en privado.
    Miles tratу de no jadear. Quйanda mal? Tal vez nada, tal vez nada… Cбlmate.
   — Ha dicho de quй se trataba?
   — Al parecer, lleva la investigaciуn del suicidio de Ba… no se quй. Y sus movimientos… eh… errбticos le llamaron la atenciуn. Ya le advertн que habнa hecho usted mal en apartarse de la fila.
   — Y… debo hablar con йl, entonces?
   — Hemos decidido hacerle ese favor, por cortesнa. Lo hemos llevado a uno de los pequeсos compartimentos para entrevistas en la planta baja. Un lugar monitoreado, por supuesto. Tendrб usted un guardaespaldas de la embajada dentro de la habitaciуn. No creo que Benin venga con intenciones asesinas, sуlo servirб para recordarle el estatus de su Casa y el suyo dentro de la sociedad barrayaresa, lord Vorkosigan.
    Hemos decidido.Asн que el coronel Vorreedi, a quien Miles todavнa no conocнa, y probablemente Vorob'yev tambiйn, escucharнan todas y cada una de sus palabras. Ay, quй follуn.
   — De acuerdo, seсor.
   Miles se levantу y siguiу al embajador. Ivan lo mirу marcharse con la expresiуn reprimida de un hombre que aguarda la inminente llegada de alguna forma especial de justicia cуsmica.
   La habitaciуn era exactamente lo que decнa su nombre: un cuarto de muebles cуmodos pensado para reuniones de dos o tres personas con el personal de seguridad de la embajada como cuarto sujeto invisible. El ghemcoronel Benin no tenнa inconveniente en que se grabara toda la conversaciуn. Un guardia de Barrayar, de pie al otro de la puerta, se deslizу detrбs de Miles y el embajador cuando entraron, y se situу en su puesto, estoico y silencioso. Era alto y corpulento incluso para el estбndar barrayarйs, con un rostro inexpresivo. Lucнa los galones de sargento y los del cuerpo de elite, asн que Miles dedujo que esa expresiуn de bajo voltaje era una mбscara.
   El ghemcoronel Benin ya los estaba esperando dentro y se levantу al verlos entrar. Era de estatura mediana, asн que probablemente no tenнa demasiados hautgenes en sus antepasados recientes: los haut favorecнan la altura. Eso significaba que habнa adquirido su puesto sуlo por mйrito y no por rango social, lo cual no era necesariamente una ventaja desde el punto de vista de Miles. Benin estaba muy elegante en el uniforme de gala verde oscuro de los cetagandanos, es decir, el uniforme de trabajo diario del personal de Seguridad del jardнn Celestial. Tenнa la cara completamente cubierta de maquillaje, por supuesto, con un diseсo imperial y no de clan: su alianza bбsica era con el Emperador. Una base blanca con curvas negras intrincadas y toques rojos: para Miles el efecto general le sugiriу el de una cebra herida. Pero por asociaciуn, era un dibujo que exigнa un respeto instantбneo y profundo, y una cooperaciуn total y abyecta en ocho planetas. Barrayar, claro estб, no se contaba entre ellos.
   Miles tratу de juzgar el rostro que se escondнa bajo la pintura. No era un joven sin experiencia, pero tampoco se trataba de un viejo astuto. A primera vista le calculу algo mбs de unos cuarenta aсos estбndar, joven para su rango pero no extremadamente inexperto. Su expresiуn revelaba una seriedad atenta pero el hombre se las arreglу para esbozar una sonrisa de amabilidad cuando Vorob'yev lo presentу a Miles, que se transformу en un gesto de alivio cuando Vorob'yev los dejу solos.
   — Buenos dнas, lord Vorkosigan — saludу. Obviamente bien entrenado para la arena social, consiguiу reducir su primera mirada al fнsico de Miles y convertirla en un rбpido examen subrepticio-. Le ha explicado su embajador por quй estoy aquн?
   — Sн, coronel Benin. Entiendo que debe investigar la muerte de ese pobre tipo…, si es que tipo es un tйrmino correcto, que vimos tendido en el suelo de la rotonda el otro dнa. Impresionante, sн… — La mejor defensa es el ataque-.Consideran que fue un suicidio?
   Benin se puso en guarida.
   — Obviamente. — Su voz tenнa un tono extraсo, un tono que ponнa en entredicho la afirmaciуn.
   — Bueno, sн, por la cantidad de sangre era evidente que su ba muriу en ese mismo lugar, o sea, que no le cortaron el cuello en otra parte y luego lo llevaron allн. Pero se me ocurre que si la autopsia demostrara que estaba inconsciente cuando muriу, eso… descartarнa el suicidio. Es una prueba sutil: la tensiуn y seсales de la muerte suelen confundir en parte los sнntomas del bloqueador… pero si se busca con cuidado, se pueden descubrir rastros. Sabe si se ha llevado a cabo esta prueba?
   — No.
   A Miles no le quedу claro si eso significaba que la prueba no se habнa hecho o que… no. Benin tenнa que saberlo.
   — Por quй no? Si estuviera en su lugar… es lo primero que harнa. No puede hacerla ahora? Aunque claro, dos dнas despuйs no es lo mбs adecuado.
   — La autopsia terminу. Cremaron el cuerpo — afirmу Benin en tono inexpresivo.
   — Ya? Antes de cerrar el caso? Quiйn lo ordenу? Usted no, estoy seguro…
   — No… Lord Vorkosigan, eso no es de su incumbencia. He venido aquн por otra cuestiуn — dijo Benin, tenso. Despuйs hizo una pausa-. A quй viene ese interйs morboso en los sirvientes de la Seсora Celestial?
   — Es lo mбs interesante que he presenciado desde que lleguй a Eta Ceta. Espero que me entienda, es deformaciуn profesional. En Barrayar me dedico a seguridad civil. Investigaciones sobre asesinatos… — Bueno, por lo menos una-. Y… tendrнa que agregar que me va bien. — Quй experiencia tendrнa ese oficial cetagandano en estos asuntos? El jardнn Celestial era un lugar tan ordenado-. Se encuentra muy a menudo con situaciones como йsta?
   — No. — Benin estaba mirando a Miles con interйs creciente.
   Por lo tanto, tal vez habнa leнdo mucho, pero le faltarнa experiencia directa, por lo menos desde que lo habнan ascendido a ese puesto. De todos modos, era evidente que aprendнa deprisa.
   — A mн me parece prematuro cremar el cuerpo antes de cerrar el caso. Despuйs siempre surgen preguntas…
   — Le aseguro, lord Vorkosigan, que Ba Lura no llegу inconsciente a la rotonda del funeral. Hasta los guardias de ceremonial hubieran notado una cosa asн… — Ese tono levemente бcido, era una insinuaciуn de que los guardias de ceremonial no se elegнan por su inteligencia sino por el aspecto?
   — Bueno, en realidad, yo tengo una teorнa — burbujeу Miles con entusiasmo-. Usted es el hombre indicado para confirmarla o descartarla. Alguien ha testificado haber visto la entrada de Ba Lura en la rotonda?
   — No exactamente.
   — Ah, no? Y… el lugar donde estaba el cuerpo… no sй quй tipo de cobertura de vнdeo tienen ustedes, pero estoy seguro de que esa parte estaba oculta. O no habrнan pasado quince… veinte minutos hasta el descubrimiento del cuerpo, correcto?
   Otra mirada pensativa.
   — Tiene razуn, lord Vorkosigan. Normalmente, se rastrea visualmente la rotonda entera, pero en este caso, las dimensiones del catafalco… lo impedнan.
   — ЎAjб! Y entonces, cуmo es posible que Ba Lura supiera exactamente…? No, dйjeme decirlo de otra forma. Quiйnes podнan saber lo del punto ciego a los pies de la difunta emperatriz? Su Seguridad, y quiйn mбs? Hasta dуnde llega su cadena de mando, ghemcoronel Benin? Lo estбn presionando para que resuelva rбpidamente que se tratу de un suicidio y se cierre el caso?
   Benin hizo una mueca.
   — No hay duda de que todos deseamos que el caso se resuelva con la mayor rapidez posible. La interrupciуn de una ocasiуn solemne como йsta es un hecho vergonzoso. Yo estoy tan interesado como cualquiera. Lo cual me recuerda mis preguntas, lord Vorkosigan. Me permite?
   — Ah, sн, claro. — Miles hizo una pausa breve y agregу justo antes de que Benin abriera la boca-: Entonces, usted estб haciendo esto en su tiempo libre? Admiro su entrega.
   — No. — Benin respirу hondo y recompuso su expresiуn otra vez-. Lord Vorkosigan. Segъn nuestros registros, usted abandonу la recepciуn y mantuvo una conversaciуn privada con una hautlady.
   — Sн. Ella mandу su ba a buscarme. No podнa negarme, no sй si me entiende… Ademбs… tenнa curiosidad.
   — Estoy seguro de eso — musitу Benin-. Y cuбl fue el tema de la conversaciуn con la haut Rian Degtiar?
   — Pero cуmo? Seguramente ustedes la monitorearon… — Era evidente que no habнa sido asн. De lo contrario, Seguridad cetagandana lo habrнa buscado dos dнas antes, en el momento de los hechos, sin darle oportunidad de abandonar el Jardнn Celestial… y la entrevista habrнa sido mucho menos amable, seguro. Pero probablemente Benin tenнa un vнdeo con la salida de Miles hacia el jardнn del pabellуn, y otra cinta con su regreso. Y un testimonio del guнa ba.
   — De todos modos… — dijo Benin sin responder.
   — Bueno… debo admitir que la conversaciуn me confundiу mucho. Ella es especialista en genйtica, como ya sabrб usted…
   — Sн.
   — Creo que su interйs por mн… disculpe, todo esto me resulta muy embarazoso… Creo que su interйs en mн es sуlo por un tema genйtico. Circulan rumores de que soy mutante. Pero mis problemas fнsicos son totalmente teratogйnicos, es un daсo que me causaron con un veneno que entrу en contacto con mi organismo antes de que yo naciera. No es genйtico. Y para mн es de la mбxima importancia que eso quede bien claro. — Miles pensу brevemente en los hombres de SegImp que lo estaban escuchando-. Segъn he sabido, las hautmujeres coleccionan variaciones genйticas naturales para sus investigaciones. La haut Rian Degtiar pareciу decepcionada cuando le asegurй que mi caso no ofrece el menor interйs desde un punto de vista genйtico. Al menos, eso supongo. Hablу del asunto sin ir al grano realmente… No estoy seguro, pero supongo que percibнa que su interйs era algo… eh… cuestionable. Lamento decir que las motivaciones de los haut no me resultan totalmente comprensibles. — Miles sonriу alegremente. Ahн estaba. Era el farol mбs vago, mбs convincente y poco comprobable que podнa improvisar en el momento. Dejaba mucho espacio para lo que el coronel le hubiera sacado a Rian, si es que le habнa sacado algo-. Lo que sн me interesу fue la burbuja de energнa de la hautlady. No tocaba el suelo. Seguramente estaba dentro de una silla— flotante-
   — Sн, usan sillas — flotantes algunas veces — asintiу Benin.
   — Por eso le preguntй si alguien habнa visto entrar a Ba Lura a la cбmara. Quiйn estб autorizado a usar esas burbujas? Estбn relacionadas con sus dueсas, con una clave por ejemplo? Son tan anуnimas como parecen, o hay alguna manera de distinguirlas?
   — Estбn relacionadas con sus dueсas, con una clave. Y cada una tiene una firma electrуnica ъnica.
   — Toda medida de seguridad ideada por el hombre puede violarse. Todos somos humanos. Por supuesto, para violar medidas de seguridad, hay que tener acceso a los recursos necesarios.
   — Me doy cuenta de eso, lord Vorkosigan.
   — Mmm. Creo que comprende usted lo que quiero decir. Йsta es la situaciуn que me imagino: suponga que atacaron a Ba Lura con un bloqueador en otro lugar (por desgracia, la cremaciуn apresurada ha hecho que este extremo sea difнcil de probar), lo llevaron inconsciente dentro de una hautburbuja hasta el punto ciego, le cortaron el cuello, en silencio y sin que se produjera lucha. Despuйs, la burbuja se aleja. No tomarнa mбs de quince segundos. No serнa necesaria mucha fuerza fнsica por parte del asesino. Pero claro, no sй lo suficiente sobre las burbujas para estar seguro de que esto sea posible desde un punto de vista tйcnico. Y no sй si entraron o salieron burbujas de la rotonda… Cuбnto trбnsito se produjo realmente durante la ventana de tiempo de la que estamos hablando? No puede haber habido tanto… Entraron o salieron hautburbujas en ese lapso?
   Benin se apoyу en el respaldo de la silla, se mordiу los labios y mirу a Miles con interйs.
   — Es usted muy observador, lord Vorkosigan. Siempre alerta. Durante el tiempo en cuestiуn, cruzaron la cбmara cinco bas, cuatro guardias y seis hautmujeres. Los ba tienen deberes que cumplir: se encargan de los adornos florales y del servicio de limpieza. Las hautmujeres vienen a meditar y rendir honores a la Seсora Celestial. Los interroguй a todos: ninguno informу nada sobre el cuerpo de Ba Lura.
   — Entonces… alguno, el ъltimo, tiene que estar mintiendo.
   Benin extendiу los dedos… y se los mirу.
   — No es tan, sencillo.
   Miles hizo una pausa.
   — Yo tambiйn odio hacer investigaciones internas — dijo por fin-. Estoy seguro de que usted estб documentando cada uno de sus pasos…
   Benin casi sonriу.
   — Eso es asunto mнo… no le parece?
   A Miles le estaba empezando a caer bien aquel hombre.
   — Considerando la situaciуn, usted es… de rango bastante bajo para una investigaciуn de esta importancia. No le parece?
   — Eso tambiйn… es asunto mнo.
   — Entonces, usted es sacrificable.
   Benin esbozу una mueca. Ah, sн. Nada de lo que habнa dicho Miles era nuevo para Benin. Si habнa reflexionado sobre la situaciуn, seguro que ya lo sabнa. Miles decidiу seguir haciйndole favores.
   — Se ha ganado usted un buen compromiso con este asesinato, dirнa yo, ghemcoronel — seсalу. Los dos habнan dejado, de fingir que la muerte de Ba Lura era un suicidio-. Pero si el mйtodo fue el que yo he sugerido, se puede deducir bastante acerca del asesino. Seguramente el culpable tiene un rango alto, su acceso a seguridad interior es bastante extensa y, perdуneme usted, es alguien con un peculiar sentido del humor, para ser cetagandano. El insulto a la emperatriz casi roza la traiciуn.
   — Eso es lo que se deduce por el examen del mйtodo — admitiу Benin, en tono de queja-. Lo que me preocupa es el motivo. Ba Lura era ba y no hacнa daсo a nadie. Sirviу en el jardнn Celestial durante dйcadas. La venganza parece muy improbable.
   — Mm, tal vez. Pero si Ba Lura es un factor conocido, tal vez lo nuevo sea el asesino. Y piйnselo usted… dйcadas de andar por ahн guardando secretos… Ba Lura estaba en un lugar que le permitнa saber cosas sobre personas de rangos extraordinariamente altos. Suponga… suponga que Ba Lura… sintiу la tentaciуn de chantajear a alguien. Creo que un buen estudio de sus ъltimos movimientos en estos dнas podrнa revelar mucho. Por ejemplo, saliу del Jardнn Celestial durante esas semanas?
   — Ya… ya hemos iniciado esa investigaciуn.
   — En su lugar yo le darнa la mбxima prioridad. Tal vez Ba Lura se puso en contacto con su asesino. — O fue a la nave del asesino, que estб en уrbita, si…-.El momento tambiйn es revelador. Desde mi punto de vista, el asesinato tiene todos los visos de haber sido algo apresurado. Si el asesino hubiera tenido meses para planearlo, podrнa haber hecho algo mucho mбs cuidado, mбs sutil y menos conspicuo. Creo que se vio obligado a tomar muchas decisiones en poco tiempo, tal vez en una hora o menos, y algunas de esas decisiones fueron francamente desafortunadas.
   — No lo bastante — suspirу Benin-. Pero usted me interesa, lord Vorkosigan.
   Miles esperaba que esa frase no tuviera doble sentido.
   — Este tipo de cosas es el pan de todos los dнas para mн. Es la primera vez que tengo la oportunidad de hablar de negocios desde que lleguй a Eta Ceta. — Ofreciу a Benin una sonrisa de alegrнa-. Si tiene usted mбs preguntas para mн, por favor, venga cuando quiera…
   — No creo que usted estuviera dispuesto a contestarlas bajo pentarrбpida… o sн? — dijo Benin, sin demasiada esperanza.
   — Ah… — Miles pensу con rapidez-, sн, claro, con el permiso del embajador Vorob'yev. — Permiso que, por supuesto, nunca llegarнa. La leve sonrisa de Benin era un indicio de que habнa entendido la delicadeza de esa negativa no pronunciada.
   — De todos modos, espero encantado la ocasiуn de seguir conversando con usted, lord Vorkosigan.
   — Cuando usted quiera. Estarй aquн otros nueve dнas.
   Benin dirigiу a Miles una mirada inquisitiva, impenetrable…
   — Gracias, lord Vorkosigan.
   Miles tenнa un millуn de preguntas que formular a su nueva vнctima, pero en la primera sesiуn no se atrevнa a preguntar nada mбs. Querнa proyectar un aire de interйs profesional, no de obsesiуn frenйtica. Era tentador… y muy peligroso pensar en Benin como aliado. Pero Benin era sin duda una ventana hacia el Jardнn Celestial. Una ventana con ojos que devolvнan la mirada. Pero tenнa que haber alguna forma sutil y razonable de inducir a Benin a pegarse una palmada en la frente y exclamar: Vamos, Ўtengo que examinar mбs de cerca a esos gobernadores de satrapнas!No habнa duda de que ya estaba mirando en la direcciуn correcta: hacia arriba. Y por encima del hombro. Una posiciуn realmente incуmoda para cualquier trabajo.
   Cuбnta influencia podнan tener los gobernadores de satrapнas, todos parientes cercanos del emperador, en Seguridad Imperial Cetagandana? No demasiada… sin duda los consideraban amenazas potenciales. Pero tal vez uno de ellos habнa estado estableciendo contactos durante largo tiempo… Tal vez uno de ellos habнa sido totalmente leal hasta la primera tentaciуn. Era una acusaciуn muy grave; Benin tenнa que acertar en su primer intento porque no tendrнa una segunda oportunidad.
   A quiйn le importaba el asesinato de un esclavo? Cuбnto interйs tenнa Benin en la justicia abstracta? Si un cetagandano no podнa ser el primero en ningъn бmbito, le bastarнa con ser mбs— santo— que— los — demбs? Casi un impulso estйtico: el Arte de la Detecciуn. Cuбnto riesgo estaba dispuesto a correr el ghemcoronel? Cuбnto tenнa que perder? Tenнa familia, o era una especie de guerrero— monje, completamente entregado a su carrera? A decir verdad, hacia el final de la entrevista Benin habнa tenido los ojos fijos en la cara de Miles porque le interesaba lo que le estaba diciendo, no porque evitara mirarle el cuerpo. Eso le honraba.
   El anfitriуn se levantу con el huйsped e hizo una pausa:
   — Ghemcoronel… puedo hacerle una sugerencia personal?
   Benin inclinу la cabeza: curiosidad, permiso.
   — Tiene usted buenas razones para suponer que el problemita viene de mбs arriba. Pero no sabe de dуnde. Si yo estuviera en su lugar, irнa directo a la cima. Recurra directamente a su Emperador. Es la ъnica forma en que podrб pasar por encima del asesino.
   Palideciу Benin debajo del maquillaje? No habнa forma de saberlo.
   — Tan alto… Bueno, lord Vorkosigan, no puedo decir que vea a mi amo celestial todos los dнas.
   — No se trata de amistad. Es un asunto de negocios; negocios del Emperador. Si usted quiere serle ъtil, tiene que actuar deprisa. Los emperadores son humanos. — Bueno, el emperador Gregor era humano. El Emperador cetagandano era hauthumano. Miles esperaba que fuera mбs o menos lo misino-. Seguramente, Ba Lura fue para йl mбs que un mueble cualquiera; lo sirviу durante cincuenta aсos o mбs. No haga acusaciones, sуlo pнdale que proteja la investigaciуn, que no deje que la aplasten. Aseste el primer golpe, hoy, antes de que… alguien… empiece a tener… miedo de su… eficiencia. — Si piensa cubrirse la espalda, Benin, por Dios, hбgalo bien.
   — Tendrй en cuenta su consejo.
   — Buena caza. — Miles sonriу con alegrнa, como si el asunto no tuviera nada que ver con йl-. La caza mayor es la mejor. Piense en el honor que recibe el cazador.
   Benin se inclinу con una sonrisa leve, бcida, y saliу por el pasillo junto al guardia de la embajada.
   — Nos veremos pronto — le gritу Miles.
   — No le quepa la menor duda. — El gesto final de Benin fue casi un saludo militar. Casi, no del todo.
   El deseo de Miles de derretirse y convertirse en un charco exhausto sobre el suelo del corredor quedу interrumpido por la llegada de Vorob'yev, que sin duda habнa estado escuchando detrбs de las escaleras. Vino acompaсado por otro hombre. Ivan venнa detrбs de los dos con una expresiуn de ansiedad malhumorada.
   El hombre que acompaсaba al embajador era de edad madura, de complexiуn media y llevaba un traje holgado y varias tъnicas de buena hechura, como un ghemlord cetagandano, todas en colores neutros. Le caнan bien y eran cуmodas, pero no se habнa pintado la cara y el corte de cabello era el de un oficial de Barrayar. Tenнa una mirada… de interйs…
   — Una entrevista muy bien conducida, lord Vorkosigan — lo felicitу Vorob'yev. Miles respirу con alivio. Un tanto. En esa entrevista era difнcil decidir quiйn habнa interrogado a quiйn…
   — El ghemcoronel Benin tiene mucho en mente, dirнa yo — dijo Miles-. Ah… — Y mirу al compaсero de Vorob'yev.
   — Permнtame presentarle a lord Vorreedi — dijo el embajador-. Lord Vorkosigan, claro estб. Lord Vorreedi es nuestro experto en la comprensiуn de las actividades de nuestros ghemcamaradas, en toda una multitud de escenarios y campos…
   Lo cual era una forma diplomбtica de decir Jefe de espнas.Miles asintiу y le dirigiу un saludo deferente.
   — Me alegro de conocerlo por fin, seсor.
   — Y yo a usted — contestу Vorreedi-. Lamento no haber llegado antes. Se suponнa que las ceremonias por la muerte de la difunta emperatriz serнan un poco mбs tranquilas… No sabнa que usted tenнa tanto interйs en temas de seguridad civil, lord Vorkosigan. Le gustarнa que le concertбramos una visita a las organizaciones policiales de la ciudad?
   — Lamento decirle que no creo que tenga tiempo. Pero le dirй que si no hubiera podido entrar en la carrera militar, creo que mi siguiente opciуn habrнa sido el trabajo policial.
   Un cabo uniformado de la oficina de SegImp de la embajada hizo un gesto para separar del grupo a su superior. Hablaron en voz baja, y el cabo le entregу un pliego de papeles de colores. El oficial de protocolo se los entregу a su embajador con unas pocas palabras. Vorob'yev, con las cejas levantadas, se volviу hacia Ivan.
   — Lord Vorpatril. Le han llegado algunas invitaciones.
   Ivan tomу las hojas — los perfumes y colores contrastaron unos con otros— y las hojeу, extraсado.
   — Invitaciones?
   — Lady Benello lo invita a una cena privada; lady Arvin, a una fiesta con espectбculo de esquemas en fuego en el cielo, las dos esta noche, y lady Senden organiza danzas de salуn esta tarde.
   — Quiйn?
   — Lady Senden — explicу el oficial de protocolo— es la hermana casada de lady Benello. Eso supimos despuйs del incidente de anoche. — Mirу a Ivan, extraсado-. Quй hizo usted para recibir tantas atenciones, lord Vorpatril?
   Ivan levantу los papeles en la mano, temblу y sonriу un poco. Miles dedujo inmediatamente que el informe de su primo sobre la aventura de la noche anterior no incluнa todos los detalles.
   — No estoy seguro, seсor — dijo y captу la mirada disimulada de Miles. Se ruborizу levemente.
   Miles estirу el cuello.
   — Alguna de esas mujeres tiene alguna relaciуn interesante en el jardнn Celestial? O amigos que las tengan?
   — Tu nombre no aparece por aquн, primito. — Ivan seсalу los papeles cubiertos de letras manuscritas en tintas de colores diversos. Su mirada, libre por fin del miedo y la cautela que habнa mostrado antes, empezaba a llenarse de alegrнa.
   — Tal vez serнa necesario ampliar mбs los controles, milord? — murmurу el oficial de protocolo al embajador.
   — Por favor, coronel, si es posible…
   El oficial de protocolo se alejу con su cabo. Miles, con un gesto de agradecimiento a Vorob'yev, se alejу detrбs de Ivan, que aferraba los papeles con firmeza en la mano y lo miraba lleno de sospechas.
   — Son mнos — afirmу Ivan en cuanto estuvieron fuera del alcance del oнdo de sus superiores-. Tъ tienes al ghemcoronel Benin, que de todos modos es mбs de tu tipo que ellas.
   — Hay muchas ghemujeres en la capital que son damas de honor de las hautmujeres en el Jardнn Celestial, eso es todo — dijo Miles-. Me… me gustarнa volver a ver a la ghemlady que fue a pasear conmigo el otro dнa, pero no me dijo su nombre.
   — Dudo que los amigos de Yenaro tengan relaciones celestiales.
   — Creo que esa mujer era una excepciуn. Aunque en realidad estoy mбs interesado en conocer a los gobernadores de satrapнas. Quisiera verlos cara a cara.
   — Vas a tener mejores oportunidades en una de las ceremonias oficiales.
   — Ah, sн. Eso ya lo sй. Lo estoy planeando.

8

   El jardнn Celestial no intimidaba tanto en la segunda visita, se asegurу Miles a sн mismo. Esta vez no estaban perdidos en un gran arroyo de enviados galбcticos: eran sуlo un pequeсo grupo de tres. Miles, el embajador Vorob'yev y Mia Maz entraron por una puerta lateral, casi en privado. Un solo servidor los escoltу a su destino.
   El trнo ofrecнa una buena imagen. Miles y el embajador llevaban uniformes de gala negros. Maz se habнa puesto unas tъnicas flotantes negras y blancas. Esa combinaciуn le permitнa usar los dos colores del duelo, hacer un homenaje al dolor de Cetaganda sin pasar los lнmites del hautprivilegio. No era casualidad que la ropa tambiйn le resaltara el cabello negro y la tez llena de vida y, de alguna manera, tambiйn a los dos hombres que la acompaсaban. El hoyuelo de la mejilla de la vervani relampagueу con su sonrisa de placer y alegrнa, dirigida, por encima de la cabeza de Miles, al embajador Vorob'yev. Entre los dos, Miles se sentнa como un chiquillo travieso escoltado con firmeza por sus padres. Vorob'yev no pensaba correr el riesgo de otra violaciуn de etiqueta.
   La ofrenda de poesнa elegнaca a la emperatriz muerta no era una ceremonia a la que asistieran delegados galбcticos, con excepciуn de unos pocos aliados cetagandanos de alto rango. Miles no contaba en ninguno de estos grupos, y Vorob'yev habнa tenido que mover todos los hilos que tenнa entre manos para conseguirles la invitaciуn. Ivan se habнa disculpado, con la excusa del cansancio por la prбctica de baile de salуn y las fiestas de fuegos del dнa anterior, por no mencionar los planes de cuatro invitaciones mбs para la tarde y la noche siguientes. Era un cansancio sospechosamente selectivo. Miles lo habнa dejado hacer: su deseo sбdico de obligar a su primo a sentarse con йl durante toda la tarde, que prometнa ser interminable, se habнa diluido con la reflexiуn de que su primo no tendrнa mucho que aportar a lo que йl habнa planeado como una expediciуn para la obtenciуn de datos. Y tal vez, sуlo tal vez, Ivan podrнa establecer algunos contactos ъtiles entre los ghem. Vorob'yev lo habнa sustituido por la mujer vervani. Eso habнa encantado a la elegida y favorecнa los planes de Miles.
   Para alivio de Miles, la ceremonia no se celebrarнa en la rotonda con sus asociaciones alarmantes y el cuerpo de la emperatriz todavнa a la vista de todos. Y los haut tampoco usaban auditorios, les hubiera parecido grosero y demasiado directo con sus filas eficientes de espectadores. El servidor los condujo a un… valle era la palabra mбs adecuada, supuso Miles, una hondonada llena de flores, plantas y cientos de pequeсos asientos como cajas, todos orientados hacia un conjunto complejo de plataformas y estrados en el fondo. Como correspondнa a su rango, o falta de rango, el servidor colocу a los barrayareses en la ъltima fila, la mбs alta, a tres cuartos de vuelta de la mejor vista. Eso convenнa a Miles: desde ahн, podrнa estudiar al pъblico sin que nadie lo viera. Los bancos del fondo eran de madera pulida a mano hasta conseguir un acabado perfecto. Mia Maz, a la que Vorob'yev acompaсу caballerosamente a un asiento, se arreglу las faldas del vestido y mirу a su alrededor con los ojos brillantes.
   Miles tambiйn echу un vistazo, atento pero con los ojos mбs cansados: habнa pasado gran parte del dнa anterior frente a la pantalla de la comuconsola estudiando datos con la esperanza de encontrar un final para ese laberinto. Los haut estaban llegando a sus lugares: hombres con tъnicas abiertas, nevadas, junto a burbujas blancas. El valle empezaba a parecer un gran banco de rosas trepadoras blancas que se abrнan todas al mismo tiempo en un frenesн de floraciуn. Finalmente, Miles descubriу el propуsito de los asientos tipo caja: proporcionaban lugar suficiente para las burbujas. Estarнa Rian entre ellas?
   — Las mujeres hablan primero o cуmo lo organizan? — preguntу Miles a Maz.
   — Las mujeres no van a hablar hoy — dijo Maz-. Ya realizaron su ceremonia ayer. Hoy empiezan con el hombre de menor rango y van subiendo por las constelaciones.
   Los gobernadores de satrapнas al final. Todos ellos. Miles se acomodу con la paciencia de una pantera en un бrbol. Los hombres que habнa venido a ver estaban en el fondo del valle. Si Miles hubiera tenido cola, la habrнa movido constantemente. Como no la tenнa, tuvo que contenerse para no golpear el suelo con la bota.
   Los ocho gobernadores de satrapнas, ayudados por los ghemoficiales de mбs alto rango de cada satrapнa, se hundieron en sus asientos junto a los estrados. Miles entornу los ojos y deseу haber llevado un larga vistas de gran alcance… aunque en realidad, no habrнa podido pasarlo por el rastreo de Seguridad. Con una mueca de simpatнa, se preguntу quй estarнa haciendo el ghemcoronel Benin y si, entre bastidores, Seguridad de Cetaganda se ponнa tan frenйtica como Seguridad de Barrayar en las ceremonias que incluнan al emperador Gregor. No le costaba imaginбrselos.
   Pero йl tenнa lo que habнa venido a buscar: a sus ocho sospechosos artнsticamente colocados uno junto a otro para el anбlisis. Estudiу a los cuatro primeros de la lista con mбs atenciуn que a los demбs.
   El gobernador de Mu Ceta era de la constelaciуn Degtiar, tнo del Emperador, aunque no tнo directo, hermanastro de la antigua emperatriz. Maz tambiйn lo estudiу con atenciуn cuando acomodу su viejo cuerpo en el asiento y alejу a sus ayudantes con movimientos temblorosos, irritados. Hacнa dos aсos que estaba en su puesto, sustituyendo al gobernador anterior que ahora estaba retirado en el exilio despuйs del fracaso de la invasiуn vervani. El hombre era muy viejo, tenнa mucha experiencia y lo habнan elegido explнcitamente para apaciguar los temores vervanнes de que se repitiera el intento. No era del tipo traidor, pensу Miles. Sin embargo, segъn el testimonio de la haut Rian, todos aquellos hombres habнan dado por lo menos un paso hacia la traiciуn, al recibir los bancos genйticos no autorizados.
   El gobernador de Rho Ceta, el vecino mбs cercano de Barrayar, preocupaba mucho mбs a Miles. Haut Este Rond era de edad madura, vigoroso, hautalto aunque extraсamente pesado. Su ghemoficial se mantenнa bien lejos de los amplios movimientos del gobernador. El efecto general que daba Rond era de autoritarismo. Y era tenazmente autoritario en sus esfuerzos, diplomбticos y de cualquier otro tipo: en ese momento sus esfuerzos estaban dedicados a mejorar el acceso comercial a Cetaganda a travйs de los saltos de agujero de gusano de Komarr, controlados por Barrayar. Rond era una de las constelaciones mбs jуvenes, una constelaciуn que necesitaba expandirse. El haut Este Rond era un punto caliente, de eso no cabнa duda alguna.
   Poco despuйs entrу el gobernador de Xi Ceta, vecino de Marilac, con la cabeza erguida. Haut Slyke Giaja era lo que Miles denominaba un tнpico hautlord, alto, delgado y vagamente afeminado. Arrogante, como correspondнa al hermanastro menor del Emperador. Y peligroso. Lo bastante joven como para tenerlo en cuenta, aunque era mayor que Este Rond.
   El sospechoso mбs joven, haut Ilsum Kety, gobernador de Sigma Ceta, era un muchachito de apenas cuarenta y cinco aсos. Tenнa una complexiуn muy parecida a la de Slyke Giaja, que en realidad era su primo por lнnea materna, y las dos madres eran hermanastras, aunque de diferentes constelaciones. Los бrboles genealуgicos de las hautfamilias eran todavнa mбs confusos que los de los Vor. Para rastrear a todos los hijastros y hermanastros habrнa hecho falta recurrir a un tйcnico en genйtica que investigara el asunto con dedicaciуn exclusiva.
   Ocho burbujas blancas flotaron hacia el valle y ocuparon un arco hacia la izquierda. Los ghemoficiales se colocaron en un arco similar a la derecha. Los oficiales se quedarнan de pie durante toda la ceremonia de la tarde, comprendiу Miles de pronto. Al parecer, ser ghemgeneral no era ninguna bicoca. Pero… alguna de esas burbujas serнa…?
   — Quiйnes son esas damas? — preguntу Miles a Maz, seсalando hacia el octeto.
   — Son las consortes de los gobernadores de satrapнas.
   — Pero… pensй que los haut no se casaban.
   — No hay nada personal en el tнtulo. Se las designa centralmente, como a los gobernadores.
   — No las nombran los gobernadores? Y quй funciуn cumplen? Secretarias sociales?
   — No. Las elige la emperatriz. La representan en los asuntos relacionados con el Criadero Estrella. Los haut que viven en las satrapнas mandan sus contratos genйticos a travйs de las consortes al banco genйtico central en el Jardнn Celestial, donde se realizan las fertilizaciones y alteraciones genйticas. Las consortes tambiйn supervisan la devoluciуn de los replicadores uterinos con los fetos vivos a sus padres. Estoy segura de que es el envнo mбs poco frecuente de todo el imperio cetagandano… un envнo anual para cada planeta.
   — Es decir que las consortes viajan a Eta Ceta una vez al aсo personalmente para supervisar los envнos?
   — Sн.
   — Ah… — Miles se acomodу en la silla, con una mirada fija. Ahora se daba cuenta de cуmo habнa funcionado el plan de la emperatriz Lisbet, ahora veнa los canales vivientes que habнa usado la emperatriz para comunicarse con los gobernadores. Si cada una de esas consortes no estaba involucrada hasta las cejas en el complot, йl era capaz de comerse las botas. Diecisйis, tengo diecisйis sospechosos, no ocho. Ay, Dios… Yйl que habнa venido a la ceremonia con la esperanza de reducir la lista… Pero la conclusiуn lуgica era que la persona que hubiera asesinado a Ba Lura tal vez no habнa tenido que robar ni pedir prestada una de las burbujas de hautlady. Tal vez tenнa una-. Y las consortes trabajan junto a los gobernadores de satrapнas?
   Maz se encogiу de hombros.
   — A decir verdad, no lo sй. No necesariamente, supongo. Sus бreas de responsabilidad son muy distintas.
   Apareciу un mayordomo en el centro del escenario. Hizo un gesto. Todas las voces del valle se acallaron. Todos los hautlores se dejaron caer de rodillas sobre almohadones que habнan dispuesto frente a los bancos. Todas las burbujas blancas se movieron en el aire hacia arriba y hacia abajo. Miles todavнa estaba preguntбndose cuбntas de las hautladies hacнan trampa y se saltaban las reglas de las ceremonias. Despuйs de un momento de silencio expectante, llegу el Emperador, escoltado por guardias vestidos de blanco y rojo sangre, con la cara pintada como el cuerpo de una cebra, un aspecto terrible si se consideraba frнamente. Miles los contemplу con ese espнritu no por el maquillaje sino porque sabнa los nervios y la ansiedad que recorrнan el нndice apoyado en el gatillo de los hombres que tenнan la terrible responsabilidad de la vida del Emperador en sus manos.
   Era la primera vez en su vida que Miles veнa al Emperador cetagandano en persona. Estudiу al hombre con la avidez con que habнa estudiado a los gobernadores de las satrapнas. El emperador haut Fletchir Giaja era alto, delgado, con la cara de halcуn que tambiйn tenнan sus primos, el cabello sin rasgos de gris a pesar de sus setenta y tantos aсos. Un superviviente: habнa llegado a su rango a una edad fantбsticamente temprana para un cetagandano, menos de treinta aсos y habнa pasado de una juventud titubeante a una madurez aparentemente sуlida como el hierro. Se sentу con movimientos seguros y armoniosos, serenos y confiados. Rodeado por traidores que le hacнan reverencias. A Miles se le escapу un resoplido y respirу hondo, aturdido por la ironнa. El mayordomo hizo otra seсal y todo el mundo volviу a su asiento guardando un silencio sorprendente.
   La presentaciуn de los poemas elegнacos en honor de la difunta haut Lisbet Degtiar empezaba con las voces de los jefes de las constelaciones menores. Los poemas estaba compuestos en media docena de tipos formales, todos cortos, por suerte. Miles quedу muy impresionado con la elegancia, la belleza y la aparente profundidad de sentimiento de las primeras tres ofrendas. El recitado tenнa que ser una especie de tortura formal, como hacer un juramento o casarse, uno de esos momentos en el que los preparativos son mucho mбs prolongados que la ocasiуn final. Se habнan tomado todas las precauciones posibles para cada uno de los movimientos, voces y variaciones imperceptibles de lo que para el ojo inexperto de Miles eran sуlo conjuntos idйnticos de tъnicas blancas. Pero gradualmente, empezу a darse cuenta de que habнa frases repetidas y estereotipadas, ideas viejas y para cuando llegaron al poema nъmero trece, se le estaba empezando a empaсar la vista. Su mayor deseo era que Ivan estuviera a su lado, sufriendo con йl.
   De vez en cuando, Maz le susurraba al oнdo una interpretaciуn, una crнtica y eso le ayudaba a controlar el sueсo. No habнa dormido bien la noche anterior. Los gobernadores de satrapнas estaban imitando bien a hombres de cera o momias, excepto el anciano gobernador de Mu Ceta, que se habнa dejado caer en un bulto de aburrimiento y miraba, con ojos sardуnicos y entornados, cуmo sus colegas jуvenes, es decir todos los demбs de la sala, se entregaban a la funciуn con varios grados de sudor y gracia. Cuando les tocaba el turno a los hombres mayores y mбs experimentados, cumplнan mejor que los jуvenes aunque los poemas que presentaran no fueran necesariamente los mejores.
   Miles meditу sobre el carбcter del lord X, intentando relacionarlo con una de las ocho caras que tenнa frente a йl. El traidor/asesino era algo asн como un genio tбctico. Le habнan ofrecido una oportunidad impensada de conseguir mбs poder, la habнa cazado al vuelo, creado un plan y dado el golpe. Cuбnta rapidez habнa necesitado? El primer gobernador de satrapнa habнa llegado a Eta Ceta sуlo diez dнas antes que Miles e Ivan, que estaban allн hacнa cuatro dнas. Yenaro, segъn informes del oficial de SegImp en la embajada, habнa terminado su escultura en dos dнas a partir de unos diseсos que le habнa entregado una fuente desconocida. Un trabajo contra reloj. El soborno a Ba Lura tenнa que haberse organizado despuйs de la muerte de su ama, hacнa menos de tres semanas.
   Los haut de mбs edad solнan elaborar planes que necesitaban dйcadas para madurar, planes con un margen de seguridad inaudito, del tipo no— puede— fallar. La emperatriz era ejemplo mбs que suficiente. A edad avanzada, los haut experimentaban el tiempo de manera diferente, Miles estaba casi seguro de eso. Esa cadena de hechos olнa a… a juventud. Si no fнsica, por lo menos de corazуn.
   El oponente de Miles tenнa que estar experimentando un estado de бnimo interesante en ese momento. Era un hombre de acciуn y decisiуn. Pero ahora se veнa obligado a permanecer quieto, agachado, acechando, sin llamar la atenciуn, mientras se hacнa cada vez mбs evidente que la muerte de Ba Lura no iba a pasar por suicidio. Se veнa obligado a quedarse sentado, inmуvil e inquieto sobre su banco genйtico y la Gran Llave hasta que terminara el funeral y йl pudiera deslizarse sin ruido hasta su base planetaria… porque no podнa empezar una revoluciуn desde Eta Ceta; no estaba preparado.