Hasta el embajador Vorob'yev se sentнa cohibido en presencia del ghemalmirante Har. Miles se dio cuenta por la extrema formalidad de los saludos que le dispensу. Har se mostrу amable, pero saltaba a la vista que estaba sorprendido: Por quй estбn estos extranjeros en mi jardнn? Sin embargo, se limitу a hacer un gesto a lady Har, quien recibiу la invitaciуn del aliviado Ivan con un pequeсo gesto y les dio las indicaciones necesarias para llegar al sitio alto y dorado donde se servнa la comida y la bebida. La edad habнa suavizado su voz.
   El embajador y los dos enviados pasearon por el jardнn. Cuando se recuperу de la impresiуn que le habнa causado lady d'Har, Ivan empezу a buscar con la vista a las ghemujeres que conocнa, pero fue en vano.
   — Este lugar estб lleno de viejos carcamales — le susurrу a Miles, decepcionado-. Seguramente cuando hemos entrado nosotros, la edad promedio ha bajado de noventa a ochenta y nueve aсos.
   — Ochenta y nueve y medio, dirнa yo — susurrу Miles.
   El embajador Vorob'yev se puso un dedo sobre los labios, pero su mirada revelу que el comentario le habнa parecido gracioso.
   Sн. Йse era el lugar donde pasaban las cosas; en comparaciуn Yenaro y su cнrculo de amistades eran insignificantes, mezquinos y marginales: estaban excluidos por edad, por rango, por riqueza, por… todo. En el jardнn habнa una media docena de burbujas de hautladies que brillaban como antorchas pбlidas. Miles no habнa visto nada igual en ningъn sitio que no fuera el Jardнn Celestial. Al parecer, lady d'Har mantenнa contactos con sus hautparientes o exparientes. Rian estб aquн? Miles rezу por verla.
   — Ojalб hubiera podido traer a Maz — suspirу Vуrob'yev con pena-. Cуmo consiguiу usted esto, lord Ivan?
   — Yo no fui — contestу Ivan. Seсalу con el pulgar hacia Miles.
   Vorob'yev alzу las cejas con sorpresa.
   Miles se encogiу de hombros.
   — Me dijeron que estudiara a la jerarquнa. Y aquн estб el poder, no es cierto? — En realidad, ya no estaba tan seguro.
   Dуnde estaba el poder en esa enigmбtica sociedad? Lo tenнan los ghemlores, habrнa dicho йl hacнa un tiempo y no habrнa dudado ni un segundo: el poder es de quien controla las armas, lo controla la amenaza de violencia. O los hautlores, que dominaban a los ghem aunque fuera tangencialmente. Desde luego, no lo ostentaban las hautmujeres, tan recluidas y remotas. Acaso el conocimiento de ellas era un tipo de poder? Un poder muy frбgil. Poder frбgil? No serнa eso un oxнmoron? El Criadero Estrella existнa desde tiempos anteriores a la protecciуn del Emperador; el emperador existнa porque lo servнan los ghemlores. Sin embargo, las hautmujeres habнan creado al Emperador… habнan creado a los haut… habнan creado a los ghem tambiйn. Poder para crear… poder para destruir… Miles parpadeу, confundido y mordisqueу un canapй que tenнa la forma de un diminuto cisne; le arrancу la cabeza primero. Las alas eran de harina de arroz, a juzgar por el sabor, y el cuerpo, una pasta de proteнnas muy condimentada. Carne de cisne artificial?
   El grupo barrayarйs se sirviу unas bebidas y empezу un circuito lento de los senderos del jardнn, una comparaciуn de los distintos paisajes de la ciudad. Tambiйn recogieron miradas asombradas de los ghem y haut ancianos que los observaban; pero nadie se acercу a ellos para presentarse, hacer preguntas o entablar una conversaciуn. Por el momento, hasta Vorob'yev se limitaba a mirar, pensaba Miles, pero seguramente no desperdiciarнa las oportunidades de la velada para hacer algъn contacto. Miles no estaba muy seguro de cуmo iba a sacarse de encima al embajador cuando apareciera su contacto. Suponiendo que йse fuera el lugar del encuentro con quien fuera y que la idea de la velada como punto de reuniуn no fuera el resultado de su imaginaciуn desbocada.
   0 el lugar del siguiente intento de asesinato. Doblaron un sendero que rodeaba un parterre y vieron a una mujer en ropa hautblanca pero sin burbuja, de pie, admirando la ciudad. Miles la reconociу por la gruesa trenza color chocolate que le caнa sobre la espalda hasta los tobillos, la reconociу a pesar de que ella le daba la espalda. La haut Vio d'Chilian. Entonces, el ghemgeneral Chilian estaba allн? Y Kety?
   Ivan contuvo el aliento. Claro. Sin contar a la anciana anfitriona, йsa era la primera vez que su primo veнa a una hautmujer fuera de la burbuja y al pobre le faltaba la… la inoculaciуn del suero de haut Rian. Miles descubriу que era capaz de mirar a la haut Vio sin un temblor. Acaso las hautmujeres eran una enfermedad que sуlo se padecнa una vez, como el legendario sarampiуn? Una dolencia que dejaba al paciente inmunizado? Si salнa con vida, claro, aunque fuera con cicatrices…
   — Quiйn es ella? — susurrу Ivan, hechizado.
   — La hautesposa del ghemgeneral Chillan — murmurу Vorob'yev al oнdo de lord Vorpatril-. El ghemgeneral tiene mucho poder: si quiere, puede pedirme su hнgado frito para desayunar, lord Vorpatril. Y yo se lo mandarнa en persona. Las ghemladies solteras y libres pueden distraerse como prefieran, pero las haut casadas estбn estrictamente fuera de los lнmites. Me ha entendido?
   — Sн, seсor — dijo Ivan, en voz baja.
   La haut Vio contemplaba la gran cъpula del jardнn Celestial, que brillaba, opaca, al otro lado. Parecнa hipnotizada. Echaba de menos su anterior vida?, se preguntу Miles. Habнa pasado aсos exiliada en las tierras de Sigma Ceta con su ghemesposo. Quй sentнa ahora? Felicidad? Nostalgia?
   Seguramente algъn movimiento de los barrayareses llamу la atenciуn de la mujer, porque volviу la cabeza hacia ellos. Durante un segundo, un segundo apenas, los sorprendentes ojos color canela adquirieron la tonalidad metбlica del cobre en una expresiуn de rabia tan absoluta que el estуmago de Miles se cerrу en un puсo. Despuйs el rostro se sumiу sъbitamente en un hautismo tan suave y vacнo como la inexistente burbuja, e igualmente poderoso y agresivo; la emociуn abierta desapareciу con tanta rapidez que Miles ni siquiera supo si los otros dos hombres la habнan percibido. Pero la mirada de furia no habнa sido para ellos; estaba en la cara antes de que ella se volviera, antes de que pudiera identificar a los barrayareses, vestidos de negro, entre las sombras.
   Ivan abriу la boca. Por favor, no, no, pensу Miles, pero Ivan tenнa que intentarlo.
   — Buenas noches, milady. Bonita vista, verdad?
   Ella dudу un momento muy largo — Miles se la imaginу en un gesto de huida-, pero despuйs contestу en una voz grave, perfectamente modulada:
   — No hay nada comparable en todo el universo.
   Ivan, alentado, sonriу y se aproximу.
   — Permнtame presentarme. Soy lord Ivan Vorpatril, de Barrayar… Y… йl… es el embajador Vorob'yev, y йl, mi primo, lord Miles Vorkosigan. Hijo de… ya sabe…
   Miles hizo una mueca y se encogiу. Contemplar el tartamudeo de Ivan en un momento de pбnico sexual hubiera sido divertido en otras circunstancias, pero en йsas era tan terriblemente embarazoso que ya no le resultaba gracioso. Le recordaba demasiado a… sн mismo. Fui tan estъpido la primera vez que vi a Rian? Le daba miedo pensar en la respuesta: seguramente era un sн.
   — Sн — dijo la haut Vio-. Lo sй. — Miles habнa visto a alguna gente hablando a las plantas con mбs amabilidad…
   Basta, Ivan, deseу Miles en silencio. El marido de esta mujer es el primer oficial del hombre que tal vez tratу de matarnos ayer, recuerdas? A menos que lord X fuera el prнncipe Slyke despuйs de todo… o el haut Rond o… Miles apretу los dientes.
   Pero antes de que Ivan pudiera hundirse todavнa mбs en sus palabras, apareciу por el sendero un hombre ataviado con el uniforme militar cetagandano. El maquillaje facial acentuaba los rasgos marcбndole el ceсo fruncido. El ghemgeneral Chilian. Miles se quedу frнo, pasу la mano por el brazo de Ivan y lo apretу con fuerza como advertencia.
   La mirada de Chillan se deslizу un momento sobre los barrayareses con un gesto de sospecha.
   — Haut Vio — se dirigiу a su esposa-. Acompбсame, por favor.
   — Sн, milord — dijo ella, bajу las pestaсas y escapу alrededor de Ivan con un breve gesto como despedida. Chilian se obligу a hacer el gesto que reconocнa la existencia de los forasteros; con esfuerzo, le pareciу a Miles. El general mirу otra vez por encima del hombro mientras se llevaba a su esposa. Quй pecado habrнa cometido el ghemgeneral Chilian para merecerla a ella?
   — Un tipo con suerte — suspirу Ivan con envidia.
   — No estoy tan seguro… — dijo Miles.
   El embajador Vorob'yev se limitу a sonreнr con amargura.
   Siguieron paseando. Miles tenнa en la cabeza un torbellino de ideas. El encuentro con Chilian, era casual? O se trataba de otra trampa? Lord X usaba sus herramientas humanas como pinzas, y asн mantenнa el peligro a raya. Seguramente el ghemgeneral y su esposa estaban demasiado cerca, la conexiуn era demasiado obvia. A menos, claro estб, que lord X no fuera Kety…
   Un brillo en el centro del camino captу la atenciуn de Miles. Una hautburbuja se acercaba por el sendero rodeado de verde. Vorob'yev e Ivan se apartaron para dejarla pasar, pero la burbuja se detuvo frente a Miles.
   — Lord Vorkosigan. — La voz de la mujer era melodiosa a pesar del filtro, pero no era la de Rian—. Puedo hablar con usted en privado?
   — Claro que sн — dijo Miles antes de que Vorob'yev pudiera objetar algo-. Dуnde? — La tensiуn le sacudiу el cuerpo. El asalto final al nuevo objetivo, la nave del gobernador Ilsum Kety, serнa esa noche? Demasiado prematuro, demasiado incierto-. Cuбnto tiempo necesitamos?
   — No es lejos, milord. Una hora, mбs o menos.
   No era suficiente para un viaje a la уrbita; entonces se trataba de otra cosa.
   — Muy bien. Caballeros, me disculpan?
   La mirada de Vorob'yev era tan desdichada como le permitнa su autocontrol habitual.
   — Lord Vorkosigan… — En realidad, las dudas del embajador eran una buena seсal; seguramente habнa mantenido una larga conversaciуn con Vorreedi-. Desea usted un guardia?
   — No.
   — Un comu?
   — No.
   — Tendrб usted cuidado? — Una diplomбtica manera de decir Estб seguro de que sabe en quй se estб metiendo?
   — Sн, sн, claro, seсor.
   — Y quй hacemos si no vuelves dentro de una hora? — dijo Ivan.
   — Esperar. — Miles les dirigiу un gesto cordial y siguiу a la burbuja por el sendero del jardнn.
   Cuando doblaron otro recodo hacia un rincуn privado, iluminado por luces de colores y escondido detrбs de un bosquecillo de arbustos llenos de flores, la burbuja rotу y desapareciу repentinamente. Miles se encontrу frente a otra belleza de blanco, sentada sobre la silla-flotante como en un trono. El cabello de esa mujer era de color rubio miel, y lo llevaba levantado alrededor de los hombros en un complejo peinado. Miles le calculу unos cuarenta y tantos aсos, lo cual significaba que probablemente tenнa el doble.
   — La haut Rian Degtiar me dio instrucciones — afirmу ella. Moviу la ropa a la izquierda de la silla, descubriendo un apoyabrazos muy bien acolchonado-. No tenemos mucho tiempo. — Su mirada pareciу medir el peso de Miles, o tal vez su baja estatura-. Puede usted… bueno… subirse aquн para el viaje…
   — Quй… quй fascinante… — Ah, si ella hubiera sido Rian… Pero por lo menos, el viaje servirнa para comprobar alguna teorнa sobre las capacidades mecбnicas de las hautburbujas…-. Eh… identificaciуn, milady? — agregу йl, como disculpбndose. La ъltima persona que habнa hecho ese tipo de viaje (por lo menos, en teorнa) habнa terminado en el suelo con el cuello cortado.
   Ella asintiу como si hubiera estado esperando esa reacciуn y abriу la palma de la mano para mostrarle el anillo del Criadero Estrella.
   Bueno, dadas las circunstancias, eso era lo mбs parecido a una identificaciуn a que podнa aspirar… Miles se acercу con cuidado, subiу a bordo y se aferrу a la parte trasera de la silla para mantener el equilibrio. Los dos trataban de mantenerse separados. La mano de dedos largos de la haut tocу el panel de control incrustado en el apoyabrazos derecho y el campo de fuerza volviу a conectarse. La luz pбlida y blanca reflejaba los arbustos floridos, destacaba los colores e iluminaba el camino frente a ellos.
   La visiуn era bastante clara; la ъnica molestia era una esfera fantasmal que marcaba la frontera del campo de fuerza y parecнa una niebla mбs tenue que la pelнcula interna de los huevos. El sonido tambiйn se transmitнa con mucha claridad, mucho mejor que el efecto inverso, deliberadamente opaco. Miles oyу voces y tintineos de copas un balcуn mбs arriba. Pasaron junto al embajador Vorob'yev e Ivan, que miraron la burbuja con ojos curiosos, llenos de incertidumbre, pero no tenнan modo de saber si se trataba de la misma burbuja. Miles reprimiу el absurdo impulso de hacerles un gesto de despedida con la mano.
   No se dirigieron al vestнbulo del tubo elevador, como Miles habнa esperado, sino hacia el lнmite del jardнn. La anfitriona de cabello plateado estaba de pie allн, esperando. Hizo un gesto con la cabeza y abriу el campo de fuerza del jardнn con un cуdigo especial. La burbuja saliу hacia una pequeсa plataforma de aterrizaje. El brillo del pavimento se oscureciу con la burbuja a una orden de su dueсa. Miles mirу hacia arriba, al cielo brillante de la noche, buscando un vueloliviano o un auto aйreo.
   Pero en ese momento, la burbuja se desplazу suavemente hacia el final del edificio y cayу por el borde.
   Miles se aferrу con fuerza al asiento, tratando de no gritar, aferrarse al cuello de la hautpiloto o vomitar sobre el vestido blanco. Estaban en caнda libre y йl odiaba, odiaba, odiaba las alturas… lo habнan destinado a esa muerte? Su asesina se sacrificarнa en el proceso? Ay… Dios…
   — Pensй que estas cosas sуlo alcanzaban un metro de altura — se ahogу Miles. La voz le saliу aguda y temblorosa a pesar de todos sus esfuerzos.
   — Si hay suficiente altura inicial, se puede realizar una caнda controlada — explicу ella, con calma.
   A pesar de la primera impresiуn horrorizada de Miles, no estaban cayendo como una piedra. Trazaban una parбbola hacia delante, atravesando las calles y los anillos verdes salpicados de luces, hacia la gran cъpula del Jardнn Celestial.
   Miles pensу en la bruja Baba Yaga de los cuentos folclуricos de Barrayar, la que viajaba volando en una bala de caсуn. La bruja que lo acompaсaba no era fea ni vieja. Pero en ese momento йl no estaba muy seguro de que no se comiera a los niсos traviesos en sus ratos libres.
   Unos pocos minutos despuйs, la burbuja aminorу la velocidad hasta el paso de un transeъnte. Estaban a unos pocos centнmetros por encima del pavimento, una de las entradas menores del jardнn Celestial. Un movimiento del dedo de la mujer devolviу el brillo blanco a la burbuja.
   — Ah — exclamу ella, en tono alegre-. Tendrнa que hacerlo mбs a menudo… — Casi dejу escapar una sonrisa: durante un momento pareciу casi… casi humana.
   Miles se quedу de una pieza cuando los sometieron a los procedimientos de seguridad de la cъpula celestial: era como si no estuvieran ahн, como si no hubiera procedimientos, nada, excepto un rбpido intercambio de cуdigos electrуnicos. Nadie los detuvo, nadie los registrу, nadie examinу la burbuja. Los hombres uniformados que habнan sacudido a los enviados galбcticos de arriba a abajo se apartaron respetuosamente, con la mirada baja.
   — Por quй no nos detienen? — susurrу Miles, incapaz de soportar la impresiуn de que era imposible que no lo vieran si йl los veнa.
   — Detenerme? — repitiу la hautmujer, sorprendida por la pregunta-. Detenerme a mн? Soy la haut Pel Navarr, consorte de Eta Ceta. Yo vivo aquн.
   Por suerte, el resto del viaje transcurriу a ras de suelo aunque a una velocidad un poco superior que la que Miles habнa visto en fiestas y reuniones. Reconociу los edificios y parques del Jardнn Celestial mientras se dirigнan hacia el edificio blanco que tenнa biofiltros en las ventanas. El paso de la haut Pel a travйs de los procedimientos automбticos de seguridad del edificio fue casi tan rбpido y silencioso como en la entrada a la cъpula. Recorrieron una serie de pasillos, pero esa vez iban en una direcciуn diferente. Esquivaron los laboratorios y oficinas del corazуn del edificio y subieron un nivel mбs.
   Una puerta doble se abriу para franquearles la entrada a una gran habitaciуn circular decorada en tonos suaves de gris y plata. A diferencia de todo lo demбs que habнa visto en el jardнn Celestial, el lugar no tenнa decoraciones vivientes, ni plantas, ni animales, ni ninguna de esas creaciones perturbadoras que parecнan encontrarse a medio camino entre los dos reinos. Era silencioso, concentrado, sin elementos que se prestaran a la distracciуn… Era una cбmara del Criadero Estrella; tal vez era algo asн como la Cбmara Estrella, supuso Miles. Habнa ocho mujeres vestidas de blanco esperбndolos en silencio. Estaban sentadas en un cнrculo. Miles sentнa que su estуmago ya deberнa haberse calmado: hacнa mucho que no estaban en caнda libre.
   La haut Pel detuvo la silla flotante en un espacio vacнo dentro del cнrculo, la apoyу en el suelo y desconectу la burbuja. Ocho pares de ojos extraordinarios se posaron en la cara de Miles.
   Nadie deberнa tener que exponerse a todas estas hautmujeres al mismo tiempo, pensу йl. Era como una sobredosis peligrosa. La belleza que tenнa frente a sн era variada; tres tenнan el cabello tan plateado como la esposa del ghemalmirante; una era de tez cobriza; otra tenнa la piel oscura y la nariz aguileсa, con una melena rizada de un negro azulado que le caнa sobre el cuerpo como un abrigo. Dos eran rubias: la guнa con sus ondas doradas, y otra con el cabello tan pбlido como el trigo maduro al sol, un cabello que le caнa lacio hasta el suelo. Otra tenнa los ojos oscuros y el cabello de un castaсo color chocolate como el de la haut Vio, pero peinado en nubes suaves y mullidas. Y ademбs, por supuesto, estaba Rian. El efecto de todas aquellas mujeres juntas iba mбs allб de la belleza; йl no sabнa cуmo llamarlo pero la palabra mбs apropiada hubiera sido terror. Se deslizу hacia el suelo y se separу de la silla, aliviado por el tranquilizador contacto de las altas botas rнgidas sobre la tierra firme.
   — Aquн estб el barrayarйs para testificar — dijo la haut Rian.
   Testificar. Entonces, estaba ahн como testigo, no como acusado. Un testigo clave, la Llave de la cuestiуn, por asн decirlo. Ahogу una risita histйrica. No sabнa por quй, pero le parecнa que la haut Rian no hubiera apreciado ese juego de palabras.
   Tragу saliva y consiguiу aclararse la voz.
   — Ustedes saben mбs que yo, seсoras. — Aunque en realidad, le parecнa que ya sabнa quiйnes eran. Su mirada recorriу el cнrculo y parpadeу para controlar el vйrtigo-. Sуlo conozco a la Doncella. — Hizo un gesto hacia Rian. Sobre una mesa baja, desplegada frente a ella, habнan dispuesto todos los objetos sagrados de la emperatriz, incluyendo el Sello y la Gran Llave falsa.
   Rian inclinу la cabeza como si admitiera lo razonable de su ruego y procediу a presentar a las damas con un conjunto sorprendente de hautnombres y hautнtulos. Sн… ahн estaban las consortes de las ocho satrapнas planetarias. Rian era la novena, la representante de la emperatriz. Las mujeres que controlaban y creaban el hautgenoma, las que tenнan el control de la raza del futuro, estaban reunidas allн en un consejo extraordinario.
   No cabнa duda de que la cбmara estaba preparada para esas reuniones, que sуlo podнan celebrarse cuando las consortes viajaban al Jardнn Celestial con los envнos de futuros bebйs. Miles intentу identificar a las consortes del prнncipe Skyle, llsum Kety y el Rond. La mujer de Kety, consorte de Sigma Ceta, era una de las de cabello plateado, la de edad mбs parecida a la emperatriz. Rian la presentу como la haut Nadina. La rubia trigueсa servнa al prнncipe Slyke de Xi Ceta y la morena era la consorte de Rho Ceta. Miles se preguntу otra vez por el significado de los tнtulos, que las convertнan en esposas de los planetas, no de los gobernadores.
   — Lord Vorkosigan — dijo la haut Rian-. Me gustarнa que usted les contara a las consortes su versiуn de cуmo llegу a su poder la Gran Llave falsa, y todos los hechos subsiguientes.
   Todos? Miles no la culpaba en absoluto por cambiar de estrategia, jugar con las cartas bien escondidas y pedir refuerzos. No les sobraba el tiempo, de eso estaba seguro. Pero le disgustaba que lo tomaran por sorpresa. Habrнa sido agradable que ella se lo consultara. Ah, sн? Cуmo?
   — Veo que captу usted mi indicaciуn de que anulara el ataque a la nave del prнncipe Slyke — dijo Miles, que querнa entender algo mбs la situaciуn.
   — Sн. Espero que me lo explique usted a su debido tiempo.
   — Discъlpeme, milady. No quisiera insultar a nadie aquн… Pero si una de las consortes es una traidora, si estб de acuerdo con el gobernador sбtrapa, esta sesiуn significarнa entregarle informaciуn sobre lo que sabemos… Estб usted segura de que estб entre amigos?
   La tensiуn que se sentнa en la cбmara podнa explicar infinitas traiciones, Miles estaba convencido de eso. Rian levantу una mano, como para dominar la situaciуn.
   — Lord Vorkosigan es extranjero. No entiende nuestra posiciуn. — Lo mirу y le hizo un gesto con la cabeza—. Hay traiciуn, sн, pero no en este nivel. Mбs abajo.
   — Ah, sн?
   — Hemos llegado a la conclusiуn de que el gobernador no es capaz de manejar el hautgenorna por sн solo, aunque tenga la Llave y el banco. La haut de su satrapнa no cooperarнa con esa usurpaciуn, esa perversiуn total de las costumbres. El gobernador estб pensando en designar una nueva consorte, una persona que estй bajo control. Todo indica que esa persona ya ha sido elegida.
   — Ah… y ya saben quiйn es?
   — No, todavнa no — suspirу Rian-. Todavнa no. Lamento decir que es alguien que no comprende el propуsito de los haut. Si supiйramos quй gobernador es, podrнamos deducir a cuбl de las hautmujeres ha sobornado. Si supiйramos quiйn es la mujer, entonces…
   Mierda, la triangulaciуn tenнa que darse pronto, pronto. Miles se mordiу el labio, despuйs dijo, despacio:
   — Milady. Si puede hacerlo, dнgame algo sobre las burbujas de fuerza. Eso de que estбn ligadas a una persona en particular… Por quй estбn todos tan convencidos de que son seguras? La almohadilla de esos paneles de control parece un detector de palma, pero eso no es posible: las almohadillas de detecciуn de palma son instrumentos fбciles de violar.
   — Ya comprenderб usted que no puedo darle los detalles tйcnicos, lord Vorkosigan, no a usted — dijo Rian.
   — No espero que lo haga. Sуlo informaciуn general.
   — Bueno… estбn programadas genйticamente, por supuesto. Se pasa la mano por la almohadilla para dejar algunas cйlulas cutбneas. La almohadilla las analiza.
   — Y rastrea todo el genoma? Seguramente eso significarнa mucho tiempo de anбlisis.
   — No, claro que no. El programa examina una docena de marcadores crнticos que identifican a una mujer haut. Empezando por la presencia de un par de cromosomas X y siguiendo luego por una lista dispuesta en un esquema en бrbol hasta obtener la confirmaciуn.
   — Quй posibilidad hay de que los marcadores se dupliquen en dos o mбs individuos?
   — Nosotras no hacemos clones, lord Vorkosigan.
   — No hablo de clones, me refiero a esa docena de factores, sуlo para engaсar a la mбquina.
   — La posibilidad es muy remota.
   — Incluso entre miembros muy cercanos de la misma constelaciуn? — Ella dudу, intercambiу una mirada con lady Pel, que levantу las cejas, pensativa-. Tengo una razуn para preguntar esto — prosiguiу Miles-. Cuando el ghemcoronel Benin me entrevistу, dejу escapar una informaciуn importante. Dijo que seis hautburbujas habнan entrado en la rotonda del funeral durante el intervalo en el que colocaron el cadбver de Ba Lura a los pies del catafalco y que eso le presentaba un problema de muy difнcil soluciуn. No enumerу las burbujas, pero no dudo que ustedes son capaces de hacerle escupir la lista. Esto significarнa un examen de muchнsimos datos pero… suponiendo que ustedes examinaran los marcadores de las seis hautmujeres en los archivos y controlaran los posibles duplicados casuales entre mujeres vivas… Si la mujer estб sirviendo al sбtrapa, tal vez haya colaborado tambiйn en el asesinato. Y en ese caso, tal vez podrнan encontrar a la traidora sin salir del Criadero Estrella.
   Rian, alerta de pronto, se sentу otra vez con un suspiro.
   — Su razonamiento es correcto, lord Vorkosigan. Podrнamos hacerlo… si tuviйramos la Gran Llave.
   — Ah — dijo Miles-. Sн, claro… — Cambiу de una posiciуn tensa y firme, casi de desfile, a una de descanso, desinflado-. No sй si servirб de algo, pero tanto mi anбlisis de la situaciуn como las escasas pruebas que conseguн arrancarle el ghemcoronel Benin apuntan al prнncipe Slyke o al haut Ilsum Kety. El haut Rond irнa en tercer lugar, pero mucho mбs lejos. Pero como Rho y Mu Ceta serнan los que soportarнan el golpe si se desatara un conflicto abierto con Barrayar, yo me inclino por Slyke o Kety, sin duda. Hechos… recientes… seсalan a Kety. — Dirigiу una mirada al cнrculo-. Hay algo que las consortes hayan visto u oнdo, algo que pueda ayudarnos a determinar el nombre del culpable con mayor certeza?
   Un murmullo de negativas.
   — Desgraciadamente, no — dijo Rian-. Ya discutimos el problema esta tarde. Por favor, empiece.
   Como usted quiera, milady, la responsabilidad es toda suya.
   Miles respirу hondo y se lanzу a contar la verdad completa de lo que le habнa pasado desde el momento en que Ba Lura se lanzу al vehivaina personal de los enviados de Barrayar. Suprimiу solamente sus opiniones personales. De vez en cuando, se detenнa para que Rian tuviera la oportunidad de hacerle alguna seсal, indicarle de alguna manera que mantuviera algo en secreto. Pero al parecer, ella no querнa secretos. En lugar de seсales, le formulaba hбbiles preguntas, le recordaba detalles como para que no se dejara nada en el tintero.
   Lentamente, Miles entendiу que Rian veнa que el problema del secreto era como un arma de dos filos. Lord X era capaz de asesinar a Miles, tal vez tambiйn a Rian. Pero hasta el polнtico cetagandano mбs megalomanнaco tendrнa grandes problemas en acabar con las ocho consortes al mismo tiempo. La voz de Miles cobrу seguridad.
   Sintiу que las teorнas que sostenнan sus frases se transformaban. Rian se parecнa cada vez menos a una damisela en peligro. En realidad, se preguntу si йl no estarнa tratando de salvar al dragуn. Bueno, los dragones tambiйn necesitan que los salven alguna que otra vez… Cuando йl relatу el intento de asesinato del dнa anterior, ninguna de las mujeres parpadeу siquiera. Lo que hubo, tal vez, fue un murmullo de apreciaciуn por la elegancia de forma y estilo del atentado y una leve desilusiуn por el fracaso. Sin embargo, las mismas juezas se negaron a apreciar la originalidad del gobernador en su intento de invadir el territorio de las mujeres haut. Las consortes de Sigma y Xi tenнan miradas cada vez mбs pйtreas e intercambiaban gestos expresivos de vez en cuando.
   Cuando Miles terminу, se produjo un largo silencio en la cбmara. Hora de presentar el plan B?
   — Tengo una sugerencia — dijo Miles con valor-. Recuperen todos los bancos genйticos de las naves de los gobernadores. Si lo entregan todo, el gobernador se quedarб con las manos vacнas. Si se resiste a entregar el banco sabremos quiйn es.
   — Recuperarlos? — dijo la haut Pel, con voz desmayada-. Tiene usted idea de cuбnto nos costу llevarlos hasta las naves?
   — Pero йl podrнa llevarse el banco y la Llave y huir — objetу la mujer morena, la Consorte de Rho Ceta.
   — No — dijo Miles-. Eso es lo ъnico que no puede hacer. Hay demasiados saltos de agujero de gusano con guardias del Emperador entre йl y su planeta. Militarmente hablando, la huida abierta es imposible. Nunca lo conseguirнa. No puede revelar nada hasta que estй a salvo en уrbita de… Algo Ceta. En cierto modo, lo tenemos acorralado hasta que termine el funeral. — Claro que ese momento ya casi ha llegado…
   — Pero asн, volvemos al problema de cуmo recuperar la Llave — seсalу Rian.
   — Una vez que el banco estй aquн, tal vez sea posible negociar la devoluciуn de la Llave a cambio de… digamos, una amnistнa. O decir que йl la robу… lo cual es cierto… y hacer que Seguridad de Cetaganda la recupere. Cuando los otros gobernadores se libren de la evidencia incriminatoria que tienen entre manos, tal vez ustedes, seсoras, consigan separar al traidor del rebaсo. Tal vez los otros gobernadores accedan a colaborar. Digamos que eso abre unas cuantas opciones tбcticas.
   — Lo que puede hacer es amenazar con destruir la Llave — se preocupу la Consorte de Sigma Ceta.
   — Seguramente usted conoce a Ilsum Kety mejor que nadie, haut Nadina — dijo Miles-. Le parece que lo harнa?
   — Kety es un joven… variable — dijo ella, sin ganas-. Todavнa no estoy convencida de que sea el culpable. Pero por lo que sй de йl, no puedo afirmar que sus acusaciones sean imposibles, lord Vorkosigan.
   — Y su gobernador, seсora? — Miles hizo un gesto a la Consorte de Xi Ceta.
   — El prнncipe Slyke es un hombre… decidido e inteligente. El complot que usted describe estб dentro de sus capacidades. No… no estoy segura.
   — Bueno, en ъltimo caso… la Gran Llave se puede reproducir, no es cierto?
   Ya fuera con un empujуn o con una frenada, el gran plan de la emperatriz estarнa guardado en un cajуn durante una generaciуn. Un resultado positivo desde el punto de vista de Barrayar. Miles sonriу con alegrнa. Un gruсido leve recorriу la habitaciуn.
   — Recuperar la Gran Llave intacta es prioridad uno — declarу Rian con firmeza.
   — Йl quiere implicar a Barrayar — dijo Miles-. Tal vez lo decidiу por cбlculo frнo, por anбlisis astropolнtico, pero estoy seguro de que en este momento el motivo es personal.
   — Si reclamo los bancos genйticos — apuntу Rian con lentitud-, perderemos para siempre la oportunidad de distribuirlos.
   La Consorte de Sigma Ceta, Nadina, de pelo plateado, suspirу:
   — Esperaba vivir para ver cumplido el plan de la Dama Celestial. Ella tenнa razуn… Sй que Cetaganda sufre un estancamiento, lo he visto crecer a lo largo de mi vida.
   — Ya habrб otras oportunidades — dijo otra dama de pelo plateado.
   — La prуxima. vez hay que hacerlo con mбs cuidado — dijo la Consorte de Rho Ceta, la de los bucles castaсos-. Nuestra Seсora confiу demasiado en los gobernadores.
   — No estoy segura de eso — dijo Rian-. Sus ъnicas уrdenes fueron que distribuyera copias inactivas como resguardo. Ba Lura sentнa los deseos de nuestra Seсora con mucha fuerza, pero no entendнa su sutileza. No fue idea mнa tratar de distribuir la Llave ahora y no estoy segura de que fuera idea de ella. No sй si Ba Lura llegу a algъn acuerdo con ella por separado o fue un malentendido. Y ahora es imposible saberlo. — Inclinу la cabeza-. Pido perdуn al Consejo por mi fracaso. — Su tono de voz sugiriу a Miles el dolor de una herida voluntaria.
   — Hiciste lo que pudiste, querida — dijo la haut Nadina con amabilidad. Pero luego agregу con mayor firmeza-. Pero no deberнas haberlo intentado sola.
   — Asн me lo pidieron.
   — La prуxima vez, pon un poco menos de йnfasis en el me y un poco mбs en la orden misma.
   Miles tratу de no encogerse ante la aplicaciуn general de esa amable admoniciуn.
   Un pesado silencio dominу la cбmara.
   — Tal vez podamos considerar una alteraciуn del genoma que haga mбs controlables a los hautlores — dijo por fin la Consorte de Rho Ceta.
   — Si queremos una expansiуn renovada, necesitamos todo lo contrario — objetу la consorte mбs morena-. Mбs agresividad.
   — El ghemexperimento, es decir, filtrar combinaciones genйticas favorables desde el resto de la poblaciуn hacia las clases altas, me parece suficiente en ese sentido — dijo la haut Pel.
   — Nuestra Seсora, en su sabidurнa, querнa mбs variedad, no mбs uniformidad — concediу Rian.
   — Creo que hace mucho tiempo, cuando dejamos a los haut machos librados a sus propios recursos, cometimos un error — insistiу la Consorte de Rho Ceta, obstinada.
   Y la de tez morena contestу:
   — Pero cуmo vamos a seleccionar entre ellos si no hay libre competencia?
   Rian levantу una mano para detener a las otras.
   — Estos temas mбs amplios tendrбn que ser discutidos en breve, pero йste no es el momento. Estoy convencida de que antes de proseguir con el plan de expansiуn, debemos depurarlo. Pero eso… — suspirу— es tarea de la nueva emperatriz. Lo que debemos hacer ahora es decidir con quй situaciуn se va a enfrentar ella cuando llegue. Cuбntas apoyan la recuperaciуn de los bancos de genes?
   Ganaron los votos a favor. Muchos tardaron en llegar, pero finalmente se consiguiу un voto unбnime a travйs de un intercambio de miradas inescrutables. Miles respirу, aliviado.
   Los hombros de Rian cayeron con pesadez.
   — Entonces, йsas son mis уrdenes. Que vuelva todo al Criadero Estrella.
   — Rуtulo de los envнos? — preguntу la haut Pel en tono prбctico.
   Rian mirу hacia arriba un segundo y contestу:
   — Colecciones de materiales genуmicos humanos de varias satrapнas, pedidas por la Seсora antes de morir, y que nosotras archivaremos en los bancos experimentales del Criadero Estrella.
   — Estб bien para este lado de la conexiуn — aceptу la haut Pel-. Y para el otro?
   — Los gobernadores recibirбn la noticia de que hemos descubierto un grave error en la copia, un error que debe corregirse. Sin la correcciуn, el genoma no sirve.
   — Muy bien.
   La reuniуn habнa terminado. Las mujeres activaron las sillas-flotantes, aunque no conectaron las burbujas, y se fueron en grupos de dos o tres, rodeadas por un murmullo de discusiуn.
   Rian y la haut Pel esperaron hasta que la habitaciуn quedу vacнa y Miles no tuvo mбs remedio que esperar con ellas.
   — Todavнa desea que trate de recuperar la Llave, milady? — preguntу Miles a Rian-. Barrayar seguirб siendo vulnerable hasta que atrapemos al gobernador sбtrapa con pruebas sуlidas de traiciуn, datos que йl no sea capaz de tergiversar. Y lo que menos me gusta de este asunto es la evidente relaciуn que tiene ese caballero con su seguridad interna, seсora.
   — No sй — suspirу Rian-. Necesitamos por lo menos un dнa para organizar la devoluciуn de los bancos de genes. Voy a… voy a mandar a alguien a buscarlo, como esta noche.
   — Pero entonces, sуlo nos quedarбn dos dнas. No es mucho margen. Me gustarнa que actuбramos cuanto antes.
   — No es posible. — Ella se tocу el cabello, un gesto nervioso a pesar de la gracia de sus movimientos.
   Miles la miraba y buscaba en su corazуn. El impacto de la primera locura de amor se estaba desvaneciendo en esa inundaciуn de reacciones y sensaciones. Lentamente, se convertнa en… en quй? Si ella hubiera saciado la primera sed de Miles con la mбs mнnima gota de afecto, lo habrнa tenido a sus pies, en cuerpo y alma.
   En cierto modo, Miles se alegraba de que ella no estuviera fingiendo, a pesar de la depresiуn que le causaba que lo tratara como a Ba Lura, es decir como a un ser cuya lealtad y obediencia se dan por sentadas. Tal vez el disfraz que йl habнa propuesto — de ba— era una sugerencia del inconsciente y las razones para la propuesta no eran sуlo prбcticas. Acaso su cerebro estaba tratando de decirle algo?
   — La haut Pel lo llevarб de nuevo a su punto de origen — dijo Rian.
   Йl se inclinу.
   — Segъn mi experiencia, milady, no se puede volver al punto de origen, a pesar de lo mucho que lo intentemos.
   Ella le devolviу sуlo una mirada extraсada y йl se alejу hacia la silla-flotante de la haut Pel.
   Pel lo llevу por el Jardнn Celestial hacia la salida. Miles se preguntу si ella estaba tan incуmoda como йl con la proximidad fнsica.
   Intentу algъn tipo de conversaciуn intrascendente.
   — Las hautladies crearon toda la vida vegetal y animal de aquн? Son competiciones, como la feria de bioestйtica? Me impresionaron particularmente las ranas cantarinas, sabe?
   — Ah, no — dijo la haut Pel-. Las formas de vida inferiores son asunto de los ghem. La mayor distinciуn que pueden recibir es que su arte se incorpore al jardнn del imperio. Los haut sуlo trabajan sobre material humano.
   Йl no recordaba ningъn monstruo.
   — Dуnde?
   — Lo que hacemos es aplicar nuevas ideas en seres ba. Eso impide que se liberen materiales genйticos a travйs de canales sexuales por accidente.
   — Ah…
   — Nuestra mayor recompensa es desarrollar un complejo genйtico que luego se incorpore al genoma haut.
   Era como una regla moral invertida: nunca te hagas a ti mismo lo que no has probado en otros.
   Miles sonriу, nervioso, y no siguiу preguntando. Un auto de superficie y su ba esperaba a la burbuja de Pel ante la entrada del Jardнn Celestial. Volvнan a casa de lady d'Har por rutas mбs normales.
   Pel lo dejу salir de la burbuja en un rincуn escondido del jardнn, a resguardo de miradas indiscretas, y se alejу lentamente. Йl se la imaginу informando a Rian: Sн, milady, soltй al barrayarйs en la selva, como usted lo ordenу. Espero que encuentre comida y una compaсera…
   Se sentу en un banco que daba hacia el Jardнn Celestial y meditу sobre la vista hasta que lo descubrieron Ivan y el embajador Vorob'yev.
   El uno parecнa asustado; el otro furioso.
   — Llegas tarde — dijo Ivan-. Dуnde diablos te habнas metido?
   — Estaba ya a punto de llamar al coronel Vorreedi y a los guardias — agregу el embajador Vorob'yev, con voz dura.
   — Eso habrнa sido… inъtil, seсor — suspirу Miles-. Ya podemos irnos.
   — Gracias a Dios — musitу Ivan.
   Vorob'yev no dijo nada. Miles se levantу, preguntбndose en quй momento el embajador y Vorreedi dejarнan de aceptar un No todavнa como respuesta.
   Todavнa no. Por favor, todavнa no.

13

   Nada le hubiera gustado mбs que un dнa libre, pensу Miles, pero no tenнa tiempo. Lo peor era la seguridad de que se habнa metido en aquel atolladero йl solito. Hasta que las consortes consiguieran recuperar los bancos genйticos, lo ъnico que podнa hacer era esperar. Y a menos que Rian enviara un auto a la embajada a recogerlo, lo cual significaba un movimiento tan abierto que tal vez causarнa resistencias vigorosas en ambos grupos de Seguridad Imperial, Miles no podrнa volver a verla hasta las Ceremonias de Portal-Canciуn en el jardнn Celestial. Gruсу entre dientes y pidiу mбs datos a la comuconsola; despuйs, contemplу la pantalla sin verla realmente.
   No estaba seguro de que fuera prudente darle a lord X un dнa de ventaja, a pesar de que esa misma tarde el caballero en cuestiуn se verнa en un aprieto cuando su consorte se llevara el banco de genes. Eso eliminarнa su ъltima posibilidad se sentarse a esperar hasta el momento apropiado, y luego alejarse suavemente con el banco y la Llave y tal vez eliminar a la vieja consorte designada por el poder central en algъn lugar de la ruta. El hombre tenнa que darse cuenta de que Rian lo entregarнa aunque tuviera que incriminarse ella misma, tenнa que darse cuenta de que ella estaba dispuesta a todo para atraparlo. Asesinar a la Doncella del Criadero Estrella no habнa formado parte del Plan Original, de eso Miles estaba casi seguro. En el Plan Original, Rian era un tнtere mбs, cuyo papel principal era acusar a Barrayar y a Miles de robar la Gran Llave. A lord X le fascinaban los tнteres. Pero Rian se mantenнa leal a los haut mбs allб de sus propios intereses. Ningъn traidor sensato podнa permitirse el lujo de suponer que ella se quedarнa paralizada durante mucho tiempo.
   Lord X era un tirano, no un revolucionario. Querнa llegar al poder dentro del sistema, no cambiarlo. La verdadera revolucionaria era la fallecida emperatriz, con su intento de dividir a los haut en ocho ramas competitivas y dejar que ganara el mejor de los superhombres. Tal vez Ba Lura habнa estado mбs cerca de su ama de lo que Rian querнa suponer. No se puede entregar poder y retenerlo al mismo tiempo. Excepto despuйs de la muerte.
   Asн que… cuбl serнa el prуximo movimiento de lord X? Quй podнa hacer ahora excepto luchar hasta el final, intentarlo todo para no caer en el proceso? Eso o cortarse las venas, y Miles no creнa que fuera del tipo suicida. Seguramente seguнa buscando una forma de culpar de todo a Barrayar, preferentemente en la forma de un Miles muerto que no pudiera desmentirlo. Todavнa habнa una remota posibilidad de que pudiera salirse con la suya en eso, dada la falta de entusiasmo de los cetagandanos hacia los extranjeros en general y los barrayareses en particular. Sн, era un buen dнa para quedarse en la embajada.
   Habrнan sido mejores los resultados si Miles hubiera devuelto pъblicamente la Llave falsa y declarado la verdad desde el principio? No… en ese caso la embajada y los enviados habrнan estado inmersos en acusaciones falsas y escбndalos pъblicos, y ya no habrнa forma de probar su inocencia. Si lord X hubiera elegido cualquier otra delegaciуn para colocar la Llave falsa… digamos, la de Marilac, los aslunderos o los vervani… tal vez en este momento su plan estarнa funcionando a la perfecciуn, puntual como un reloj. Miles esperaba que lord X estuviera muy, muy arrepentido de haberse decidido por Barrayar. Era una esperanza amarga. Y voy a hacer que te arrepientas mucho mбs, imbйcil.
   Miles apretу los labios. Volviу a prestar atenciуn a la comuconsola. Todas las naves de los gobernadores sбtrapas estaban construidas segъn el mismo plano general y, por desgracia, lo ъnico que tenнa el banco de datos de la embajada de Barrayar eran esos datos poco precisos. Tal vez habнa mбs, pero Miles hubiera tenido que acceder a los archivos secretos. Recorriу los niveles y sectores de la nave en el holovнdeo. Si yo fuera un gobernador sбtrapa que urde una revuelta, dуnde esconderнa la Gran Llave? Debajo del colchуn? Seguramente no.
   El gobernador tenнa la Llave, pero le faltaba la llave de la Llave: Rian conservaba el anillo. Si lord X conseguнa abrir la Gran Llave podrнa volcar los datos, conseguir un duplicado de la informaciуn, y tal vez, en circunstancias tan complejas, decidirнa devolver el original y librarse de la prueba material de sus planes de traiciуn. O destruirla… claro. Pero si la Llave hubiera sido fбcil de abrir, deberнa haberlo hecho en cuanto sus planes empezaron a fallar. Asн que… si estaba tratando de acceder a la Llave, seguramente la tenнa en algъn laboratorio de decodificaciуn. Y dуnde se encontrarнa el laboratorio de decodificaciуn en esa vasta nave…?
   Un sonido en la puerta interrumpiу los pensamientos de Miles. La voz del coronel Vorreedi:
   — Lord Vorkosigan, puedo pasar?
   Miles suspirу.
   — Adelante. — Sн, tanta actividad en la comuconsola tenнa que atraer la atenciуn de Seguridad. Seguramente el oficial de protocolo habнa estado monitoreando desde abajo.
   Vorreedi entrу al trote, estudiу el holovнdeo por encima de los hombros de Miles.
   — Interesante. Quй es?
   — Un recorrido por las naves de guerra cetagandanas. Sigo con mi educaciуn de oficial y todo eso… La esperanza de que me destinen a una nave nunca desaparece del todo.
   — Ya. — Vorreedi se enderezу-. Supuse que le interesarнa recibir las ъltimas noticias sobre su amigo lord Yenaro.