Enviarнa la Llave a su planeta o la retendrнa en su poder? Si la enviaba a su satrapнa, Miles se enfrentaba a graves problemas. Bueno, problemas mбs graves de los que ya tenнa. Se arriesgarнa el gobernador a perder su amuleto? Seguramente no.
Los poetas aficionados con sus voces monуtonas estaban dominando a Miles. Se dio cuenta de que su inconsciente no trabajaba al unнsono con el resto de su mente: sintiу cуmo esa parte de su ser se apartaba en pos de sus propios objetivos. Se le formу en la cabeza un poema en honor de la emperatriz, un poema que йl no habнa pensado en crear:
Una emperatriz Degtiar de nombre Lisbet
atrapу a un sбtrapa en su red.
Tentado a la traiciуn
sin ninguna razуn,
pronto tendrб un choque con su propia sed.
Miles controlу un horrible impulso: habнa sentido la tentaciуn de levantarse y saltar al centro del valle para recitar su ofrenda poйtica a la multitud haut.
Mia Maz le dirigiу una mirada de preocupaciуn al oнr el resoplido ahogado.
— Se encuentra bien?
— Sн, lo lamento — susurrу йl-. No es nada. Ha sido un ataque de rima.
Los ojos de ella se abrieron un poco y se mordiу el labio. Sуlo una arruga en la frente la traicionу.
— Shhhh— dijo, con sentimiento.
La ceremonia prosiguiу sin interrupciones. Por desgracia, habнa mucho tiempo para seguir componiendo versos… con el mismo nivel de mйrito artнstico por supuesto. Miles mirу los bancos que albergaban a las burbujas blancas.
Una hermosa dama llamada Rian
hipnotizу a un joven Vor galбn.
El pequeсo de cuerpo increнble
cree que es un detective,
y no sabe que lo van a castigar.
Cуmo lograban los haut soportar semejante tortura? Les habrнan modificado las vejigas con operaciones de ingenierнa genйtica para conseguir una capacidad inhumana, ademбs de los otros cambios que se rumoreaban?
Por suerte, antes de que Miles hubiera pensado en dos palabras que rimaran con «Vorob'yev», se levantу el primer gobernador sбtrapa para situarse en el estrado de los oradores. De pronto, Miles se despejу por completo.
Los poemas de los gobernadores de satrapнas eran excelentes, todos compuestos segъn los estilos formales mбs difнciles y, tal como informу Maz a Miles en un susurro, escritos por las mejores hautpoetisas del jardнn Celestial, que oficiaban como autores secretos que recibнan un pago por sus servicios. El rango tiene sus privilegios. Pero a pesar de lo mucho que lo intentу, Miles no detectу dobles sentidos siniestros en los poemas: su sospechoso no pensaba aprovechar ese momento para confesar sus crнmenes delante de todos, advertir a sus enemigos sobre sus intenciones ni cualquier otra posibilidad interesante. A Miles casi le sorprendiу. El lugar en que habнa colocado el cuerpo de Ba Lura parecнa sugerir que lord X tendнa al barroquismo, a pesar de que la simpleza hubiera sido mбs ъtil a sus fines. Sentirнa el complot como un arte? Durante toda la ceremonia, el Emperador habнa estado sentado con expresiуn solemne, serena e imperturbable. Como principal afectado por la tragedia, hizo gestos amables de aceptaciуn y agradecimiento a los gobernadores de satrapнas. Miles se preguntу si Benin habrнa seguido su consejo. Sinceramente, esperaba que hubiera hablado con su seсor.
Y entonces, de pronto, la tortura literaria terminу. Miles contuvo el impulso de aplaudir. Por lo visto Eso-No-Se-Hacнa. El mayordomo saliу al escenario, hizo otro gesto enigmбtico y todos se arrodillaron de nuevo; el Emperador y sus guardias se retiraron, seguidos por las burbujas de las consortes, los gobernadores de satrapнas y sus ghemoficiales. Despuйs, todos los demбs quedaron libres… para ir al baсo inmediatamente, supuso Miles.
Tal vez la raza haut se habнa librado de los significados y las funciones de la sexualidad, pero seguнan siendo lo suficientemente humanos para que el momento de la comida fuera parte de las ceremonias bбsicas de la vida. A la manera cetagandana, por supuesto. Las bandejas de carne venнan transformadas en esculturas florales. Las hortalizas parecнan crustбceos y la fruta, pequeсos animales. Miles mirу pensativo el plato de arroz hervido de la mesa principal. Todos y cada uno de los granos estaban convertidos en un elaborado esquema en espiral… un trabajo hecho a mano, evidentemente. La sorpresa lo dejу momentбneamente helado. Controlу la impresiуn y tratу de concentrarse de nuevo en el asunto que tenнa entre manos.
Los refrescos informales — informales, dentro de los niveles del Jardнn Celestial— se sirvieron en un largo pabellуn abierto hacia el jardнn, donde en ese momento lucнa una tibia luz vespertina que invitaba a la relajaciуn. Las hautladies se habнan ido a otra parte con sus burbujas, tal vez a algъn lugar donde pudieran bajar de las sillas y comer. El grupo barrayarйs fue a parar al mбs exclusivo de los sitios de alimentaciуn pospoesнa que se hubiera dispuesto en el Jardнn Celestial. El emperador en persona se alimentaba en alguna parte de ese elegante edificio. Miles no tenнa la menor idea de cуmo habнa conseguido Vorob'yev que los admitieran allн, pero desde luego el hombre se merecнa una recomendaciуn por entrega al servicio mбs allб de lo que dicta el deber. Era evidente que Maz, con los ojos iluminados, la mano sobre el brazo del embajador de Barrayar, se sentнa en alguna especie de paraнso del sociуlogo.
— Allб vamos — murmurу Vorob'yev y Miles levantу la cabeza. El grupo del haut Este Rond entraba en el pabellуn atestado de gente. Los otros haut, que no sabнan cуmo comportarse con esos intrusos extranjeros, habнan tratado de fingir que los barrayareses eran invisibles. Este Rond no podнa hacerlo. El corpulento gobernador, vestido de blanco, con su ghemgeneral maquillado y uniformado a un lado, se detuvo para saludar a sus vecinos de Barrayar.
Detrбs del ghemgeneral de Rond avanzaba una mujer vestida de blanco, extraсa en esa reuniуn masculina. El cabello rubio, casi plateado, le bajaba por la espalda en una cola con vueltas hasta los tobillos y permanecнa de pie con los ojos bajos, sin hablar. Era mucho mбs vieja que Rian pero ciertamente era haut… Dios… quй bien llevaban los aсos… Seguramente era la esposa del ghemgeneral de Rond… cualquier oficial destinado a tan alto rango planetario habrнa esperado ganar a una hautmujer hacнa ya tiempo.
Maz le estaba haciendo a Miles alguna especie de seсal urgente, un temblor leve y un ЎNo, no! formado con los labios, sin voz. Quй le estaba tratando de decir? La hautesposa no hablaba a menos que le hablaran… Miles nunca habнa visto a nadie que expresara con el lenguaje corporal una reserva tan extraordinaria, una contenciуn tan grande, ni siquiera la haut Rian.
El gobernador Rond y Vorob'yev intercambiaron elaborados saludos y Miles supuso que Rond habнa sido la vнa de entrada a la ceremonia. Vorob'yev terminу su golpe diplomбtico presentando a Miles:
— El teniente muestra un interйs gratificante por los principales aspectos de la cultura cetagandana — dijo y lo recomendу a la atenciуn del gobernador.
El haut Rond asintiу, cordial; por lo visto, cuando Vorob'yev recomendaba a alguien, hasta los hautlores cetagandanos lo tomaban en cuenta.
— Me mandaron a aprender tanto como a servir, seсor. Para mн es un deber y un placer hacerlo… — Miles ofreciу al hautgobernador una ceremoniosa reverencia-. Y debo decir que realmente estoy teniendo experiencias muy educativas. — Procurу que la sonrisa alerta y aguda le diera un doble sentido a sus palabras.
Rond sonriу con frialdad. Pero claro, si Este Rond era lord X, tenнa que ser frнo. Intercambiaron unas palabras mбs sobre la vida diplomбtica, y despuйs, Miles se aventurу a decir:
— Serнa usted tan amable de presentarme al gobernador haut Ilsum Kety, haut Rond?
Una sonrisa con el filo de una hoja de afeitar asomу en los labios de Rond mientras recorrнa la habitaciуn con la vista para buscar a su colega gobernador y superior genйtico.
— Claro, claro, lord Vorkosigan. — Ya que estaba obligado a atender a esos extranjeros, supuso Miles, Rond se alegrarнa de compartir la carga de vergьenza con otros.
Lo llevу como un pastor a una oveja. Vorob'yev se quedу hablando con el ghemgeneral de Rho Ceta, que estaba profesionalmente muy interesado en sus potenciales enemigos. Le dirigiу una mirada de advertencia a Miles, no del todo admonitoria, sуlo una arruga entre las cejas. Miles abriу la mano a un costado, en una promesa: Me portarй bien…
Apenas quedaron mбs allб de los oнdos y la vista del embajador, Miles le murmurу a Rond:
— Sabemos lo de Yenaro… espero que usted estй al corriente…
— Cуmo dice? — dijo Rond en un tono de ignorancia bastante realista.
Luego llegaron hasta el grupito del haut Ilsum Kety.
De cerca, Kety parecнa todavнa mбs alto y delgado que desde el escenario, en la lectura de los poemas. Tenнa los rasgos aguzados y frнos tнpicos del molde haut: las narices aguileсas habнan estado de moda desde que Fletchir Giaja subiу al trono. Un poco de plata en las sienes hacнa resaltar el cabello oscuro. Como el hombre no tendrнa mбs de cuarenta aсos y era haut de pies a cabeza… Dios, claro… El toque de escarcha era perfecto, pero tenнa que ser artificial. Miles lo notу y le pareciу divertido, aunque disimulу cuidadosamente ese sentimiento. En un mundo en el que los viejos lo tenнan todo, un aspecto juvenil no tenнa ventajas sociales cuando se era joven de verdad.
Kety tambiйn tenнa un ghemgeneral con una esposa haut a un costado, esperбndolo. Miles tratу de que sus ojos no lo traicionaran. Ella era extraordinaria incluso dentro de los niveles de los haut. Tenнa el cabello de un color chocolate espeso, una melena brillante, separada por una raya en medio y reunida en una trenza gruesa que le bajaba por la espalda hasta tocar el suelo. Su piel tenнa el color de la crema de vainilla. Los ojos, que se abrieron un poco al observar a Miles, eran grandes y lнquidos, de un color canela claro sorprendente. Un aspecto delicioso, casi comestible. No era mayor que Rian. Miles agradeciу en silencio su anterior exposiciуn a Rian, que le permitiу mantenerse de pie y no arrodillarse frente a ella.
Ilsum Kety no tenнa tiempo que perder en un extranjero, eso era evidente, pero por alguna razуn no querнa ofender a Rond, o tal vez no se atrevнa del todo; Miles logrу intercambiar un saludo formal con йl. Rond aprovechу la oportunidad para sacarse de encima al barrayarйs y escapar hacia la mesa donde habнan servido la comida.
El irritado Kety no tuvo mбs remedio que asumir el papel de anfitriуn. Miles tomу el asunto entre sus manos y le hizo una breve reverencia al ghemgeneral de Kety. Por lo menos, el general tenнa la edad que en Cetaganda se consideraba apropiada para su puesto, es decir, una edad avanzada.
— General Chilian, seсor. Lo estudiй a usted en Historia. Es un honor conocerlo en persona. A usted y a su hermosa mujer. Creo que no sй su nombre… — Miles sonriу a la hautmujer, esperanzado.
Las cejas de Chillan, que estaban alzadas, se reunieron ahora en un gesto leve de enojo.
— Lord Vorkosigan — dijo rбpidamente. Pero no se dio por aludido con respecto a la hautlady.
Despuйs de mirar a Miles con disgusto, ella permaneciу de pie como si no estuviera allн, o mбs bien como si no quisiera estar. Los dos hombres la trataban como si fuera invisible.
Si Kety era lord X, quй estarнa pensando en ese momento, acorralado por aquel extranjero que йl querнa convertir en su vнctima? Habнa metido el cilindro en el vehivaina de Barrayar, habнa ordenado a Ba Lura que le dijera a Rian que Miles habнa robado el cilindro, habнa matado a su cуmplice y ahora esperaba los resultados.
Y el resultado era… un silencio sobrecogedor. Aparentemente Rian no habнa hecho nada, no habнa dicho ni una sola palabra a nadie. Se preguntarнa Kety si al fin y al cabo no habrнa sido mejor mantener a Ba Lura con vida un poco mбs de tiempo, hacerlo confesar? Seguramente la situaciуn era muy difнcil de entender para ese hombre. Pero ese rostro haut no revelaba absolutamente nada, no lo perturbaba ni una sola mueca. Claro que tambiйn tendrнa la expresiуn serena si fuera completamente inocente
Miles sonriу con afabilidad
— Entiendo que tenemos una aficiуn en comъn, gobernador — ronroneу.
— Ah, sн? — dijo Kety sin entusiasmo
— Sн, el interйs por objetos reales cetagandanos. Esos artefactos tan… tan fascinantes y evocativos… toda la historia y la cultura de la raza haut esta en ellos, no le parece? Y su futuro tambiйn.
Kety lo mirу sin expresiуn
— No me parece que eso pueda considerarse un pasatiempo… No me parece un pasatiempo adecuado para un extranjero
— Todo oficial debe conocer a sus enemigos
— No tengo comentarios al respecto… Esas tareas son asunto de los ghem.
— Como su amigo lord Yenaro? Un hilo muy frбgil para que usted se apoye en йl, gobernador. Creo que no tardarб en descubrirlo.
La arruga de la frente de Kety se hizo mбs profunda.
— Quiйn?
Miles suspirу y experimentу el incontrolable deseo de inundar todo el pabellуn con pentarrбpida. Los haut se controlaban tanto… daba la impresiуn de que mentнan constantemente.
— Me preguntaba, haut Kety, si serнa usted tan amable de presentarme al gobernador haut Slyke Giaja. Como yo tambiйn soy pariente de mi emperador, siento que йl estб en un lugar muy semejante al mнo en Cetaganda.
El haut Kety parpadeу, sorprendido. La sorpresa lo llevу a la honestidad.
— Dudo que Slyke comparta su opiniуn… — Por su mirada parecнa estar calculando el disgusto que sentirнa el prнncipe Slyke Giaja cuando le impusieran la presencia del extranjero y comparбndolo con el alivio que sentirнa йl cuando se librara de Miles. Sus propios intereses inclinaron la balanza. El haut Kety hizo un gesto al ghemgeneral Chilian y lo despachу a conseguir el permiso del prнncipe para la transferencia. Con una despedida amable y un murmullo de agradecimiento, Miles se alejу tras los. pasos del ghemgeneral, con la esperanza de aprovechar cualquier indecisiуn para seguir con su misiуn. Los prнncipes imperiales no eran famosos por ponerse a disposiciуn de todo el mundo. En eso, eran peores que los hautgobernadores.
— General… si el haut Slyke no tiene tiempo para atenderme… le darнa usted un mensaje corto de mi parte? — Miles tratу de mantener la voz tranquila a pesar de los pasos vacilantes y rбpidos que se veнa forzado a hacer para seguir al ghemgeneral; Chilian no se estaba esforzando en caminar despacio en consideraciуn al invitado de Barrayar-. Sуlo tres palabras.
Chillan se encogiу de hombros.
— Supongo que no habrб inconveniente.
— Dнgale: Yenaro es nuestro. Nada mбs.
El general alzу las cejas cuando oyу la enigmбtica frase.
— Muy bien.
El mensaje, por supuesto, pasarнa despuйs a oнdos de Seguridad Imperial Cetagandana. A Miles no le parecнa nada mal que el organismo echara una mirada mбs atenta a lord Yenaro…
El haut Slyke Giaja estaba sentado con un grupito de hombres, ghem y haut, al otro lado del pabellуn. Habнa algo extraсo en el grupo y era que incluнa tambiйn una burbuja blanca, que flotaba cerca del prнncipe. Junto a ella habнa una ghemlady que Miles reconociу enseguida, a pesar del volumen formal de las ropas blancas que tenнa puestas: la mujer que habнa ido a buscarlo a la fiesta de Yenaro. La ghemujer le dirigiу una mirada, fijу la vista un segundo y luego mirу a otro lado con decisiуn. Quiйn estaba en la burbuja? Rian? La consorte de Slyke? Otra persona?
El ghemgeneral de Kety se inclinу para murmurarle algo en el oнdo. Slyke Giaja echу una mirada a Miles, frunciу el ceсo y meneу la cabeza. Chillan se encogiу de hombros y se inclinу para murmurar de nuevo. Miles, que veнa cуmo se le movнan los labios, distinguiу su mensaje o algo parecido: la palabra Yenaro fue muy clara en esos labios. La cara de Slyke no traicionу ningъn sentimiento. El hautgobernador hizo un gesto al ghemgeneral para que se fuera.
El general Chilian volviу junto a Miles.
— El haut Slyke estб demasiado ocupado para verlo en este momento — informу en un tono de voz tranquilo.
— Gracias de todos modos — entonу Miles, en el mismo tono. El general hizo un gesto y volviу junto a su amo.
Miles mirу a su alrededor, preguntбndose cуmo abordarнa al siguiente gobernador. El de Mu Ceta no estaba presente: probablemente se habнa ido directamente desde el jardнn a dormir la siesta.
Mia Maz se acercу a Miles, navegando por la fiesta con una sonrisa y mucha curiosidad en los ojos.
— Alguna conversaciуn interesante, lord Vorkosigan? — preguntу.
— Por ahora no — admitiу йl con tristeza-. Y usted?
— No quiero presumir. Lo que hice fue escuchar.
— Se aprende mбs escuchando.
— Sн. Escuchar es el golpe conversacional invisible. Me siento bastante inteligente.
— Y quй ha averiguado?
— El tema haut de esta fiesta es la poesнa. Estбn cortando en rebanadas finas la poesнa de los demбs segъn estrictas lнneas de anбlisis. Y quй extraсa coincidencia: todo el mundo dice que las mejores ofrendas son las de los hombres de mayor rango.
— A mн me parecieron todas iguales.
— Ah, pero usted no es haut…
— Quй querнa usted decirme hace un rato? — preguntу Miles.
— Estaba tratando de advertirle sobre un raro punto de la etiqueta cetagandana: la forma de comportarse cuando se conoce a una hautmujer y se la ve fuera de su burbuja.
— Fue la… la primera vez que vi una — mintiу Miles estratйgicamente-. Lo hice bien?
— No del todo. Verб usted, las hautmujeres pierden el privilegio de los campos de fuerza cuando se casan fuera del genoma, entre los ghem. Se convierten en… ghemujeres o algo similar. Pero la pйrdida del campo se considera una vergьenza. Asн que lo mбs amable y considerado es actuar como si la burbuja siguiera estando ahн. Nunca debe usted dirigirse a una hautesposa aunque estй de pie delante de usted. Si quiere hacerle preguntas, tiene que hacйrselas a travйs de su esposo y esperar que йl transmita las respuestas.
— Yo… no le dije nada a ninguna de esas mujeres.
— Claro, muy bien, pero lamento decir que las mirу a la cara, y eso tampoco es correcto.
— Yo creн que los hombres se estaban portando como bestias y que no las incluнan en la conversaciуn por desprecio.
— Claro que no. Eran de lo mбs caballerosos. Al estilo cetagandano.
— Ah. Por la forma en que se comportan, esas mujeres podrнan estar dentro de las burbujas. Burbujas virtuales, dirнa yo.
— Йsa es la idea… sн.
— Y lo mismo es aplicable a las hautmujeres que sн tienen burbujas… cuando no las llevan?
— No tengo ni idea. No puedo imaginarme a una hautmujer hablando cara a cara con un extranjero.
Miles notу una presencia fantasmal junto a su codo y, tratу de no saltar por el aire. Era ba como-se-llamara, ayudante de Rian Degtiar, que habнa recorrido la habitaciуn sin causar una sola onda de interйs entre los invitados. El corazуn de Miles se acelerу inmediatamente, reacciуn que tratу de disimular con un asentimiento de cabeza.
— Lord Vorkosigan. Mi seсora quiere hablar con usted — — dijo la voz baja y tranquila.
Maz abriу mucho los ojos en un gesto de asombro.
— Gracias, serб un placer — contestу Miles-. Eh… — Mirу a su alrededor buscando al embajador Vorob'yev, que seguнa acorralado por el ghemgeneral. de Rho Ceta. Quй bien. Si no le pedнa permiso, tampoco podrнa negбrselo-. Maz, podrнa usted decirle al embajador que he ido a encontrarme con una dama? Mmm… Tal vez tarde un rato. Vбyanse sin mн. Nos veremos en la embajada si es necesario.
— No creo… — empezу a decir Maz, con muchas dudas, pero Miles ya se alejaba. Le echу una mirada sobre el hombro y le dirigiу un gesto de buen humor mientras seguнa al ba hacia el jardнn.
9
Los poetas aficionados con sus voces monуtonas estaban dominando a Miles. Se dio cuenta de que su inconsciente no trabajaba al unнsono con el resto de su mente: sintiу cуmo esa parte de su ser se apartaba en pos de sus propios objetivos. Se le formу en la cabeza un poema en honor de la emperatriz, un poema que йl no habнa pensado en crear:
Una emperatriz Degtiar de nombre Lisbet
atrapу a un sбtrapa en su red.
Tentado a la traiciуn
sin ninguna razуn,
pronto tendrб un choque con su propia sed.
Miles controlу un horrible impulso: habнa sentido la tentaciуn de levantarse y saltar al centro del valle para recitar su ofrenda poйtica a la multitud haut.
Mia Maz le dirigiу una mirada de preocupaciуn al oнr el resoplido ahogado.
— Se encuentra bien?
— Sн, lo lamento — susurrу йl-. No es nada. Ha sido un ataque de rima.
Los ojos de ella se abrieron un poco y se mordiу el labio. Sуlo una arruga en la frente la traicionу.
— Shhhh— dijo, con sentimiento.
La ceremonia prosiguiу sin interrupciones. Por desgracia, habнa mucho tiempo para seguir componiendo versos… con el mismo nivel de mйrito artнstico por supuesto. Miles mirу los bancos que albergaban a las burbujas blancas.
Una hermosa dama llamada Rian
hipnotizу a un joven Vor galбn.
El pequeсo de cuerpo increнble
cree que es un detective,
y no sabe que lo van a castigar.
Cуmo lograban los haut soportar semejante tortura? Les habrнan modificado las vejigas con operaciones de ingenierнa genйtica para conseguir una capacidad inhumana, ademбs de los otros cambios que se rumoreaban?
Por suerte, antes de que Miles hubiera pensado en dos palabras que rimaran con «Vorob'yev», se levantу el primer gobernador sбtrapa para situarse en el estrado de los oradores. De pronto, Miles se despejу por completo.
Los poemas de los gobernadores de satrapнas eran excelentes, todos compuestos segъn los estilos formales mбs difнciles y, tal como informу Maz a Miles en un susurro, escritos por las mejores hautpoetisas del jardнn Celestial, que oficiaban como autores secretos que recibнan un pago por sus servicios. El rango tiene sus privilegios. Pero a pesar de lo mucho que lo intentу, Miles no detectу dobles sentidos siniestros en los poemas: su sospechoso no pensaba aprovechar ese momento para confesar sus crнmenes delante de todos, advertir a sus enemigos sobre sus intenciones ni cualquier otra posibilidad interesante. A Miles casi le sorprendiу. El lugar en que habнa colocado el cuerpo de Ba Lura parecнa sugerir que lord X tendнa al barroquismo, a pesar de que la simpleza hubiera sido mбs ъtil a sus fines. Sentirнa el complot como un arte? Durante toda la ceremonia, el Emperador habнa estado sentado con expresiуn solemne, serena e imperturbable. Como principal afectado por la tragedia, hizo gestos amables de aceptaciуn y agradecimiento a los gobernadores de satrapнas. Miles se preguntу si Benin habrнa seguido su consejo. Sinceramente, esperaba que hubiera hablado con su seсor.
Y entonces, de pronto, la tortura literaria terminу. Miles contuvo el impulso de aplaudir. Por lo visto Eso-No-Se-Hacнa. El mayordomo saliу al escenario, hizo otro gesto enigmбtico y todos se arrodillaron de nuevo; el Emperador y sus guardias se retiraron, seguidos por las burbujas de las consortes, los gobernadores de satrapнas y sus ghemoficiales. Despuйs, todos los demбs quedaron libres… para ir al baсo inmediatamente, supuso Miles.
Tal vez la raza haut se habнa librado de los significados y las funciones de la sexualidad, pero seguнan siendo lo suficientemente humanos para que el momento de la comida fuera parte de las ceremonias bбsicas de la vida. A la manera cetagandana, por supuesto. Las bandejas de carne venнan transformadas en esculturas florales. Las hortalizas parecнan crustбceos y la fruta, pequeсos animales. Miles mirу pensativo el plato de arroz hervido de la mesa principal. Todos y cada uno de los granos estaban convertidos en un elaborado esquema en espiral… un trabajo hecho a mano, evidentemente. La sorpresa lo dejу momentбneamente helado. Controlу la impresiуn y tratу de concentrarse de nuevo en el asunto que tenнa entre manos.
Los refrescos informales — informales, dentro de los niveles del Jardнn Celestial— se sirvieron en un largo pabellуn abierto hacia el jardнn, donde en ese momento lucнa una tibia luz vespertina que invitaba a la relajaciуn. Las hautladies se habнan ido a otra parte con sus burbujas, tal vez a algъn lugar donde pudieran bajar de las sillas y comer. El grupo barrayarйs fue a parar al mбs exclusivo de los sitios de alimentaciуn pospoesнa que se hubiera dispuesto en el Jardнn Celestial. El emperador en persona se alimentaba en alguna parte de ese elegante edificio. Miles no tenнa la menor idea de cуmo habнa conseguido Vorob'yev que los admitieran allн, pero desde luego el hombre se merecнa una recomendaciуn por entrega al servicio mбs allб de lo que dicta el deber. Era evidente que Maz, con los ojos iluminados, la mano sobre el brazo del embajador de Barrayar, se sentнa en alguna especie de paraнso del sociуlogo.
— Allб vamos — murmurу Vorob'yev y Miles levantу la cabeza. El grupo del haut Este Rond entraba en el pabellуn atestado de gente. Los otros haut, que no sabнan cуmo comportarse con esos intrusos extranjeros, habнan tratado de fingir que los barrayareses eran invisibles. Este Rond no podнa hacerlo. El corpulento gobernador, vestido de blanco, con su ghemgeneral maquillado y uniformado a un lado, se detuvo para saludar a sus vecinos de Barrayar.
Detrбs del ghemgeneral de Rond avanzaba una mujer vestida de blanco, extraсa en esa reuniуn masculina. El cabello rubio, casi plateado, le bajaba por la espalda en una cola con vueltas hasta los tobillos y permanecнa de pie con los ojos bajos, sin hablar. Era mucho mбs vieja que Rian pero ciertamente era haut… Dios… quй bien llevaban los aсos… Seguramente era la esposa del ghemgeneral de Rond… cualquier oficial destinado a tan alto rango planetario habrнa esperado ganar a una hautmujer hacнa ya tiempo.
Maz le estaba haciendo a Miles alguna especie de seсal urgente, un temblor leve y un ЎNo, no! formado con los labios, sin voz. Quй le estaba tratando de decir? La hautesposa no hablaba a menos que le hablaran… Miles nunca habнa visto a nadie que expresara con el lenguaje corporal una reserva tan extraordinaria, una contenciуn tan grande, ni siquiera la haut Rian.
El gobernador Rond y Vorob'yev intercambiaron elaborados saludos y Miles supuso que Rond habнa sido la vнa de entrada a la ceremonia. Vorob'yev terminу su golpe diplomбtico presentando a Miles:
— El teniente muestra un interйs gratificante por los principales aspectos de la cultura cetagandana — dijo y lo recomendу a la atenciуn del gobernador.
El haut Rond asintiу, cordial; por lo visto, cuando Vorob'yev recomendaba a alguien, hasta los hautlores cetagandanos lo tomaban en cuenta.
— Me mandaron a aprender tanto como a servir, seсor. Para mн es un deber y un placer hacerlo… — Miles ofreciу al hautgobernador una ceremoniosa reverencia-. Y debo decir que realmente estoy teniendo experiencias muy educativas. — Procurу que la sonrisa alerta y aguda le diera un doble sentido a sus palabras.
Rond sonriу con frialdad. Pero claro, si Este Rond era lord X, tenнa que ser frнo. Intercambiaron unas palabras mбs sobre la vida diplomбtica, y despuйs, Miles se aventurу a decir:
— Serнa usted tan amable de presentarme al gobernador haut Ilsum Kety, haut Rond?
Una sonrisa con el filo de una hoja de afeitar asomу en los labios de Rond mientras recorrнa la habitaciуn con la vista para buscar a su colega gobernador y superior genйtico.
— Claro, claro, lord Vorkosigan. — Ya que estaba obligado a atender a esos extranjeros, supuso Miles, Rond se alegrarнa de compartir la carga de vergьenza con otros.
Lo llevу como un pastor a una oveja. Vorob'yev se quedу hablando con el ghemgeneral de Rho Ceta, que estaba profesionalmente muy interesado en sus potenciales enemigos. Le dirigiу una mirada de advertencia a Miles, no del todo admonitoria, sуlo una arruga entre las cejas. Miles abriу la mano a un costado, en una promesa: Me portarй bien…
Apenas quedaron mбs allб de los oнdos y la vista del embajador, Miles le murmurу a Rond:
— Sabemos lo de Yenaro… espero que usted estй al corriente…
— Cуmo dice? — dijo Rond en un tono de ignorancia bastante realista.
Luego llegaron hasta el grupito del haut Ilsum Kety.
De cerca, Kety parecнa todavнa mбs alto y delgado que desde el escenario, en la lectura de los poemas. Tenнa los rasgos aguzados y frнos tнpicos del molde haut: las narices aguileсas habнan estado de moda desde que Fletchir Giaja subiу al trono. Un poco de plata en las sienes hacнa resaltar el cabello oscuro. Como el hombre no tendrнa mбs de cuarenta aсos y era haut de pies a cabeza… Dios, claro… El toque de escarcha era perfecto, pero tenнa que ser artificial. Miles lo notу y le pareciу divertido, aunque disimulу cuidadosamente ese sentimiento. En un mundo en el que los viejos lo tenнan todo, un aspecto juvenil no tenнa ventajas sociales cuando se era joven de verdad.
Kety tambiйn tenнa un ghemgeneral con una esposa haut a un costado, esperбndolo. Miles tratу de que sus ojos no lo traicionaran. Ella era extraordinaria incluso dentro de los niveles de los haut. Tenнa el cabello de un color chocolate espeso, una melena brillante, separada por una raya en medio y reunida en una trenza gruesa que le bajaba por la espalda hasta tocar el suelo. Su piel tenнa el color de la crema de vainilla. Los ojos, que se abrieron un poco al observar a Miles, eran grandes y lнquidos, de un color canela claro sorprendente. Un aspecto delicioso, casi comestible. No era mayor que Rian. Miles agradeciу en silencio su anterior exposiciуn a Rian, que le permitiу mantenerse de pie y no arrodillarse frente a ella.
Ilsum Kety no tenнa tiempo que perder en un extranjero, eso era evidente, pero por alguna razуn no querнa ofender a Rond, o tal vez no se atrevнa del todo; Miles logrу intercambiar un saludo formal con йl. Rond aprovechу la oportunidad para sacarse de encima al barrayarйs y escapar hacia la mesa donde habнan servido la comida.
El irritado Kety no tuvo mбs remedio que asumir el papel de anfitriуn. Miles tomу el asunto entre sus manos y le hizo una breve reverencia al ghemgeneral de Kety. Por lo menos, el general tenнa la edad que en Cetaganda se consideraba apropiada para su puesto, es decir, una edad avanzada.
— General Chilian, seсor. Lo estudiй a usted en Historia. Es un honor conocerlo en persona. A usted y a su hermosa mujer. Creo que no sй su nombre… — Miles sonriу a la hautmujer, esperanzado.
Las cejas de Chillan, que estaban alzadas, se reunieron ahora en un gesto leve de enojo.
— Lord Vorkosigan — dijo rбpidamente. Pero no se dio por aludido con respecto a la hautlady.
Despuйs de mirar a Miles con disgusto, ella permaneciу de pie como si no estuviera allн, o mбs bien como si no quisiera estar. Los dos hombres la trataban como si fuera invisible.
Si Kety era lord X, quй estarнa pensando en ese momento, acorralado por aquel extranjero que йl querнa convertir en su vнctima? Habнa metido el cilindro en el vehivaina de Barrayar, habнa ordenado a Ba Lura que le dijera a Rian que Miles habнa robado el cilindro, habнa matado a su cуmplice y ahora esperaba los resultados.
Y el resultado era… un silencio sobrecogedor. Aparentemente Rian no habнa hecho nada, no habнa dicho ni una sola palabra a nadie. Se preguntarнa Kety si al fin y al cabo no habrнa sido mejor mantener a Ba Lura con vida un poco mбs de tiempo, hacerlo confesar? Seguramente la situaciуn era muy difнcil de entender para ese hombre. Pero ese rostro haut no revelaba absolutamente nada, no lo perturbaba ni una sola mueca. Claro que tambiйn tendrнa la expresiуn serena si fuera completamente inocente
Miles sonriу con afabilidad
— Entiendo que tenemos una aficiуn en comъn, gobernador — ronroneу.
— Ah, sн? — dijo Kety sin entusiasmo
— Sн, el interйs por objetos reales cetagandanos. Esos artefactos tan… tan fascinantes y evocativos… toda la historia y la cultura de la raza haut esta en ellos, no le parece? Y su futuro tambiйn.
Kety lo mirу sin expresiуn
— No me parece que eso pueda considerarse un pasatiempo… No me parece un pasatiempo adecuado para un extranjero
— Todo oficial debe conocer a sus enemigos
— No tengo comentarios al respecto… Esas tareas son asunto de los ghem.
— Como su amigo lord Yenaro? Un hilo muy frбgil para que usted se apoye en йl, gobernador. Creo que no tardarб en descubrirlo.
La arruga de la frente de Kety se hizo mбs profunda.
— Quiйn?
Miles suspirу y experimentу el incontrolable deseo de inundar todo el pabellуn con pentarrбpida. Los haut se controlaban tanto… daba la impresiуn de que mentнan constantemente.
— Me preguntaba, haut Kety, si serнa usted tan amable de presentarme al gobernador haut Slyke Giaja. Como yo tambiйn soy pariente de mi emperador, siento que йl estб en un lugar muy semejante al mнo en Cetaganda.
El haut Kety parpadeу, sorprendido. La sorpresa lo llevу a la honestidad.
— Dudo que Slyke comparta su opiniуn… — Por su mirada parecнa estar calculando el disgusto que sentirнa el prнncipe Slyke Giaja cuando le impusieran la presencia del extranjero y comparбndolo con el alivio que sentirнa йl cuando se librara de Miles. Sus propios intereses inclinaron la balanza. El haut Kety hizo un gesto al ghemgeneral Chilian y lo despachу a conseguir el permiso del prнncipe para la transferencia. Con una despedida amable y un murmullo de agradecimiento, Miles se alejу tras los. pasos del ghemgeneral, con la esperanza de aprovechar cualquier indecisiуn para seguir con su misiуn. Los prнncipes imperiales no eran famosos por ponerse a disposiciуn de todo el mundo. En eso, eran peores que los hautgobernadores.
— General… si el haut Slyke no tiene tiempo para atenderme… le darнa usted un mensaje corto de mi parte? — Miles tratу de mantener la voz tranquila a pesar de los pasos vacilantes y rбpidos que se veнa forzado a hacer para seguir al ghemgeneral; Chilian no se estaba esforzando en caminar despacio en consideraciуn al invitado de Barrayar-. Sуlo tres palabras.
Chillan se encogiу de hombros.
— Supongo que no habrб inconveniente.
— Dнgale: Yenaro es nuestro. Nada mбs.
El general alzу las cejas cuando oyу la enigmбtica frase.
— Muy bien.
El mensaje, por supuesto, pasarнa despuйs a oнdos de Seguridad Imperial Cetagandana. A Miles no le parecнa nada mal que el organismo echara una mirada mбs atenta a lord Yenaro…
El haut Slyke Giaja estaba sentado con un grupito de hombres, ghem y haut, al otro lado del pabellуn. Habнa algo extraсo en el grupo y era que incluнa tambiйn una burbuja blanca, que flotaba cerca del prнncipe. Junto a ella habнa una ghemlady que Miles reconociу enseguida, a pesar del volumen formal de las ropas blancas que tenнa puestas: la mujer que habнa ido a buscarlo a la fiesta de Yenaro. La ghemujer le dirigiу una mirada, fijу la vista un segundo y luego mirу a otro lado con decisiуn. Quiйn estaba en la burbuja? Rian? La consorte de Slyke? Otra persona?
El ghemgeneral de Kety se inclinу para murmurarle algo en el oнdo. Slyke Giaja echу una mirada a Miles, frunciу el ceсo y meneу la cabeza. Chillan se encogiу de hombros y se inclinу para murmurar de nuevo. Miles, que veнa cуmo se le movнan los labios, distinguiу su mensaje o algo parecido: la palabra Yenaro fue muy clara en esos labios. La cara de Slyke no traicionу ningъn sentimiento. El hautgobernador hizo un gesto al ghemgeneral para que se fuera.
El general Chilian volviу junto a Miles.
— El haut Slyke estб demasiado ocupado para verlo en este momento — informу en un tono de voz tranquilo.
— Gracias de todos modos — entonу Miles, en el mismo tono. El general hizo un gesto y volviу junto a su amo.
Miles mirу a su alrededor, preguntбndose cуmo abordarнa al siguiente gobernador. El de Mu Ceta no estaba presente: probablemente se habнa ido directamente desde el jardнn a dormir la siesta.
Mia Maz se acercу a Miles, navegando por la fiesta con una sonrisa y mucha curiosidad en los ojos.
— Alguna conversaciуn interesante, lord Vorkosigan? — preguntу.
— Por ahora no — admitiу йl con tristeza-. Y usted?
— No quiero presumir. Lo que hice fue escuchar.
— Se aprende mбs escuchando.
— Sн. Escuchar es el golpe conversacional invisible. Me siento bastante inteligente.
— Y quй ha averiguado?
— El tema haut de esta fiesta es la poesнa. Estбn cortando en rebanadas finas la poesнa de los demбs segъn estrictas lнneas de anбlisis. Y quй extraсa coincidencia: todo el mundo dice que las mejores ofrendas son las de los hombres de mayor rango.
— A mн me parecieron todas iguales.
— Ah, pero usted no es haut…
— Quй querнa usted decirme hace un rato? — preguntу Miles.
— Estaba tratando de advertirle sobre un raro punto de la etiqueta cetagandana: la forma de comportarse cuando se conoce a una hautmujer y se la ve fuera de su burbuja.
— Fue la… la primera vez que vi una — mintiу Miles estratйgicamente-. Lo hice bien?
— No del todo. Verб usted, las hautmujeres pierden el privilegio de los campos de fuerza cuando se casan fuera del genoma, entre los ghem. Se convierten en… ghemujeres o algo similar. Pero la pйrdida del campo se considera una vergьenza. Asн que lo mбs amable y considerado es actuar como si la burbuja siguiera estando ahн. Nunca debe usted dirigirse a una hautesposa aunque estй de pie delante de usted. Si quiere hacerle preguntas, tiene que hacйrselas a travйs de su esposo y esperar que йl transmita las respuestas.
— Yo… no le dije nada a ninguna de esas mujeres.
— Claro, muy bien, pero lamento decir que las mirу a la cara, y eso tampoco es correcto.
— Yo creн que los hombres se estaban portando como bestias y que no las incluнan en la conversaciуn por desprecio.
— Claro que no. Eran de lo mбs caballerosos. Al estilo cetagandano.
— Ah. Por la forma en que se comportan, esas mujeres podrнan estar dentro de las burbujas. Burbujas virtuales, dirнa yo.
— Йsa es la idea… sн.
— Y lo mismo es aplicable a las hautmujeres que sн tienen burbujas… cuando no las llevan?
— No tengo ni idea. No puedo imaginarme a una hautmujer hablando cara a cara con un extranjero.
Miles notу una presencia fantasmal junto a su codo y, tratу de no saltar por el aire. Era ba como-se-llamara, ayudante de Rian Degtiar, que habнa recorrido la habitaciуn sin causar una sola onda de interйs entre los invitados. El corazуn de Miles se acelerу inmediatamente, reacciуn que tratу de disimular con un asentimiento de cabeza.
— Lord Vorkosigan. Mi seсora quiere hablar con usted — — dijo la voz baja y tranquila.
Maz abriу mucho los ojos en un gesto de asombro.
— Gracias, serб un placer — contestу Miles-. Eh… — Mirу a su alrededor buscando al embajador Vorob'yev, que seguнa acorralado por el ghemgeneral. de Rho Ceta. Quй bien. Si no le pedнa permiso, tampoco podrнa negбrselo-. Maz, podrнa usted decirle al embajador que he ido a encontrarme con una dama? Mmm… Tal vez tarde un rato. Vбyanse sin mн. Nos veremos en la embajada si es necesario.
— No creo… — empezу a decir Maz, con muchas dudas, pero Miles ya se alejaba. Le echу una mirada sobre el hombro y le dirigiу un gesto de buen humor mientras seguнa al ba hacia el jardнn.
9
Miles avanzу tras los pasos de su guнa ba, que caminaba con rostro inexpresivo, evitando cualquier comentario gestual sobre los asuntos de su seсora. Anduvieron un rato por los sinuosos senderos del jardнn, rodearon un par de estanques y siguieron exquisitos arroyos artificiales. Miles casi se detuvo con la boca abierta frente a un parque color verde esmeralda poblado por una bandada de pavos reales rojos como rubнes y diminutos como ruiseсores. Mбs adelante, en un lugar soleado sobre una especie de pequeсo risco, Miles vio algo parecido a un gato esfйrico, o tal vez una especie de flores con piel de gato, suave, blanco… sн, eso era un animal; un par de ojos azul turquesa parpadearon una vez, mirбndolo desde la piel blanca, y volvieron a cerrarse en un gesto de absoluta indolencia.
Miles no hizo preguntas, no tratу de entablar una conversaciуn, Tal vez en su viaje anterior al jardнn Celestial, cuando era sуlo uno mбs entre miles de enviados galбcticos, Seguridad Imperial Cetagandana no lo estaba monitoreando, pero ahora las cosas habнan cambiado. Rezу porque Rian tomara las mismas precauciones. Lisbet lo habrнa hecho. Esperaba que Rian hubiera heredado los procedimientos y zonas de seguridad de Lisbet, junto con la Gran Llave y la misiуn genйtica.
Una burbuja blanca esperaba en un claustro medio oculto. Miles vio que su guнa se inclinaba ante ella y se retiraba.
Miles carraspeу.
— Buenas tardes, milady. Deseaba usted verme? Cуmo puedo servirla? — Mantuvo el saludo lo mбs general posible. No sabнa lo que habнa dentro de esa maldita esfera opaca. Podнa ser el ghemcoronel Benin y un filtro de voz… por ejemplo.
Le contestу la voz de Rian o una excelente imitaciуn:
— Lord Vorkosigan. Usted expresу su interйs en asuntos genйticos. Pensй que le gustarнa hacer una visita guiada.
Bien. Entonces, los estaban monitoreando y ella era consciente de aquel extremo. Miles suprimiу la pequeснsima parte de sн mismo que contra toda lуgica habнa estado esperando algo parecido a una cita de amor, y contestу:
— Claro que me gustarнa, milady. Todos los procedimientos mйdicos me interesan. Considero que las correcciones que se efectuaron tras los daсos que sufriу mi cuerpo son extremadamente incompletas. Siempre que visito otras sociedades galбcticas, busco nuevas esperanzas y oportunidades.
Caminу junto a la esfera flotante, tratando de recordar las vueltas y giros de la ruta, los edificios y arcos que atravesaban. Fracasу por completo. Consiguiу hacer algъn que otro comentario oportuno sobre el paisaje para que el silencio no resultara demasiado incуmodo. Cuando llegaron a un edificio blanco, largo, bajo, habнa calculado un kilуmetro de caminata desde la recepciуn del Emperador, pero no en lнnea recta. A pesar del encantador jardнn que lo rodeaba, el edificio tenнa la palabra «biocontrol» grabada en todos sus detalles: los sellos de las ventanas, las cerraduras de las puertas. La cerradura a prueba de aire requerнa cуdigos muy complejos, pero en cuanto el aparato identificу a Rian, admitiу a Miles tambiйn sin un murmullo de protesta.
Ella lo condujo hasta una oficina espaciosa a travйs de corredores que, sorprendentemente, no tenнan nada de laberнntico. Era la habitaciуn mбs prбctica y menos artнstica que hubiera visto Miles en el jardнn Celestial. Una de las paredes era de cristal y daba a una larga pieza que tenнa mucho mбs en comъn con los bio-laboratorios habituales en el resto de la galaxia que con el jardнn exterior. La forma corresponde a la funciуn, y ese lugar era todo funciуn: todo propуsito, no la artнstica languidez de los pabellones. En ese momento estaba desierto, cerrado, a excepciуn de un servidor que se movнa por los bancos absorto en una tarea meticulosa de orden y limpieza. Pero claro… No habнa contratos haut que aprobar durante el perнodo de luto por la Seсora Celestial, dueсa putativa de ese dominio. Un dibujo de ave decoraba la superficie de una comuconsola y se alzaba sobre varios armarios cerrados con llave. Miles estaba en el centro del Criadero Estrella.
La burbuja se acomodу junto a una pared y se desvaneciу sin un ruido. La haut Rian Degtiar se levantу de la silla-flotante.
Ese dнa tenнa el cabello color йbano sujeto en poblados rizos que le caнan hasta la cintura. Las ropas, de un color blanco impoluto, le llegaban sуlo hasta los tobillos, dos capas simples y cуmodas sobre una malla que la cubrнa desde el cuello hasta los pies, calzados con sandalias blancas. Mбs real, menos etйrea y sin embargo… Miles habнa esperado que una exposiciуn constante a su belleza lo inmunizarнa contra el efecto de confusiуn y mareo que le producнa en la mente. Obviamente, necesitarнa mбs sesiones que las que habнa tenido. Muchas mбs. Muchas. Muchas… Basta. No seas mбs idiota de lo necesario.
— Aquн podemos hablar — dijo ella, se deslizу hacia una silla de escritorio junto a una comuconsola y se acomodу con cuidado. Hasta sus movimientos mбs simples eran como una danza. Hizo un gesto con la cabeza hacia otra silla igual y Miles se acomodу con una sonrisa nerviosa, dolorosamente consciente de que sus botas apenas tocaban el suelo. Rian parecнa tan directa como cerradas las esposas de los ghemgenerales. Acaso el Criadero Estrella era algo asн como un campo de fuerza psicolуgico para ella? O era que consideraba a Miles tan subhumano que no lo interpretaba como amenaza? Lo consideraba tan incapaz para juzgarla como una mascota?
— Con… confнo en sus decisiones — dijo Miles-, pero le parece que traerme aquн no provocarб repercusiones en Seguridad?
Ella se encogiу de hombros.
Si quieren, pueden pedirle al Emperador que me llame la atenciуn.
— Y… no pueden llamarle la atenciуn ellos directamente?
— No
La palabra era dura, real, sуlida. Miles esperaba que ella no fuera demasiado optimista con respecto a su situaciуn. Pero… por la altura de la barbilla, la posiciуn de los hombros, era claro que la haut Rian Degtiar, Doncella del Criadero Estrella, creнa realmente que dentro de esas paredes ella era la emperatriz. Por lo menos durante los prуximos ocho dнas.
— Espero que esto sea importante. Y corto. De lo contrario, saldrй de aquн directo a la sala de interrogatorios del ghemcoronel Benin.
— Es importante. — Los ojos azules lo quemaban—. ЎYa sй cuбl de los gobernadores de satrapнas es el traidor!
— ЎExcelente! ЎQuй eficacia! Y… cуmo?
— La Llave, como usted dijo, era falsa. Era falsa y no tenнa nada dentro. Usted lo sabнa. — La sospecha le seguнa brillando en los ojos como una luz intensa que lo enfocaba directamente.
— Sуlo porque lo deduje, milady. Tiene usted alguna prueba?
— En cierto modo. — Ella se inclinу hacia delante, la expresiуn intensa-. Ayer, el prнncipe Slyke Giaja hizo que su consorte lo trajera al Criadero Estrella. Una visita, dijo. Insistiу en que yo le mostrara los objetos reales de la Emperatriz para inspeccionarlos. No comentу nada pero estudiу la colecciуn un largo rato, y despuйs se alejу, corno si estuviera satisfecho. Me felicitу por mi leal trabajo y se fue inmediatamente.
Slyke Giaja estaba en la lista de principales sospechosos, eso no podнa negarlo. Dos puntos no bastaban para hacer una triangulaciуn, pero era mejor que nada.
— No le pidiу que hiciera funcionar la Llave para probar que era la correcta?
— No.
— Entonces, lo sabнa. — Tal vez, tal vez-. Apuesto a que le dimos mucho en quй pensar, con su falsa Llave ahн a la vista de todos. Me pregunto cuбl serб su prуximo movimiento… Йl se da cuenta de que usted sabe que es falsa, o cree que usted se creyу el engaсo?
— No estoy segura.
Entonces no sуlo le pasaba a йl, pensу Miles con un alivio amargo: la expresiуn de un haut era inescrutable hasta para otros haut.
— Seguramente se da cuenta de que sуlo tiene que esperar ocho dнas. Sabe que la verdad saldrб a la luz en cuanto su sucesora trate de usar la Gran Llave. O si no la verdad, sin duda la acusaciуn contra Barrayar. Pero cuбl es su plan?
— No lo sй.
— Quiere involucrar a Barrayar de alguna forma, de eso no me cabe duda. Tal vez incluso desea provocar un conflicto armado entre nuestros estados.
— Esto… — Rian hizo girar una mano, la tenнa doblada como si estuviera aferrando la Gran Llave robada-. Esto es un insulto pero seguramente… seguramente no bastarнa para desencadenar una guerra.
— Mmmm. Tal vez se trate sуlo de una Primera Parte. Si esto la jo… quiero decir la incуmoda, haut Rian Degtiar, tal vez la Segunda Parte sea algo que nos irrite a nosotros, que nos enfrente a usted. — Una nueva idea muy inquietante. Era evidente que lord X, lord Giaja?, todavнa no habнa terminado-. Aunque yo le hubiera devuelto la llave en esa primera hora, y no creo que eso estuviera en el guiуn, no podrнa probar que no la cambiй por la verdadera. Ojalб no hubiйramos saltado encima de Ba Lura mi primo y yo. Darнa cualquier cosa por saber la historia que Ba Lura tenнa que contarnos…
— Yo tambiйn quisiera que no le hubieran saltado encima… — dijo Rian con algo de brusquedad, mientras se acomodaba de nuevo en la silla y se retorcнa el chaleco, el primer movimiento inconsciente que Miles le habнa visto hacer.
Los labios de йl se torcieron en una breve mueca avergonzada.
— Pero… es importante… las consortes, las consortes de los gobernadores… Nunca me dijo nada de ellas. Ellas tambiйn estбn en esto, verdad? Por quй no de los dos lados?
Ella hizo un gesto de aquiescencia, que sin duda le dolнa.
— Pero no sospecho que ninguna de ellas estй involucrada en la traiciуn. Eso serнa… imposible…
— Pero sin duda su Seсora Celestial las usу para… por quй es imposible? Quiero decir, es una oportunidad para convertirse instantбneamente en emperatriz junto con el gobernador… O sin йl…
La haut Rian Degtiar meneу la cabeza.
— No. Las consortes no les pertenecen a ellos. Son nuestras. Miles parpadeу, algo confundido.
— Ellos. Los hombres. Nosotras. Las mujeres. Sн?
— Las hautmujeres son las guardianas… — Ella se detuvo. Evidentemente, era inъtil explicбrselo aun extranjero, aun bбrbaro-. No puede ser la consorte de Slyke Giaja.
— Lo siento. No entiendo nada.
— Es… una cuestiуn relacionada con el hautgenoma. Slyke Giaja estб intentando llevarse algo a lo que no tiene derecho. No se trata de que trate de usurpar el poder del Emperador. Hasta ahн todo es correcto. El problema es que estб tratando de usurpar el poder de la emperatriz. Eso es una vileza que estб mбs allб de… El hautgenoma es nuestro, solamente nuestro. Йl estб traicionando no sуlo al imperio, que no es nada, sino a los haut, que lo son todo.
— Pero las consortes estбn a favor de descentralizar el hautgenoma… supongo.
— Claro. La propia Seсora Celestial las designу como consortes.
— Y…? Emmmm… Y rotan cada cinco aсos con los gobernadores? O el cargo se concede independientemente?
— El puesto es vitalicio, y sуlo una orden directa de la Seсora Celestial puede cambiar eso.
Entonces, sн Rian conseguнa captarlas para su bando, las consortes podнan ser unas aliadas poderosas en el corazуn del campo enemigo. Pero Rian no se atrevнa, claro, porque tal vez una de ellas tambiйn era traidora. Miles recitу mentalmente una ristra de tacos.
— El imperio — seсalу— es la base de los haut. No creo que no valga nada, ni siquiera desde un punto de vista genйtico. La proporciуn de… presas y predadores es… bueno, elevada…
Ella no sonriу con esa broma zoolуgica. Bueno, probablemente no valнa la pena ofrecerle una funciуn de sus versitos recitados. Miles lo intentу de nuevo.
— Seguramente la emperatriz Lisbet no querнa fragmentar la base de los haut.
— No. No tan deprisa. Tal vez ni siquiera en esta generaciуn — admitiу ella.
Ah. Eso tenнa mбs sentido: ese cбlculo de tiempo casaba con el estilo de una anciana hautlady.
— Pero ahora el complot estб en manos de otra persona, con otros propуsitos. Una persona con metas personales de corto plazo, alguien que ella no habнa previsto. — Miles se humedeciу los labios y prosiguiу-. Creo que los planes de la Seсora Celestial se han fracturado por el eslabуn mбs dйbil. El Emperador protege el control de las hautmujeres sobre el hautgenoma; a cambio de esa protecciуn, ustedes le dan legitimidad. Apoyo mutuo en interйs de ambas partes. Los gobernadores de satrapнas no tienen esos intereses. No se puede dar poder y retenerlo simultбneamente.
Los labios exquisitos de ella se abrieron en un gesto de preocupaciуn, pero no lo negу.
Miles respirу hondo.
— En los intereses de Barrayar no figura que Slyke Giaja triunfe en su deseo de tomar el poder. Por ahora, estoy a su servicio en eso, milady. Pero a Barrayar tampoco le conviene que el Imperio de Cetaganda se desestabilice, como querнa su emperatriz. Creo que sй cуmo impedir que el complot de Slyke se lleve a cabo. Pero a cambio, usted tendrб que abandonar su intento de cumplir con la misiуn que le impuso su seсora. — Cuando ella lo mirу, atуnita, Miles agregу con voz dйbil-: Al menos, por ahora.
Cуmo… cуmo impedirнa usted el complot del prнncipe Slyke? — preguntу ella lentamente.
— Penetrando en la nave del gobernador y recuperando la Gran Llave, la verdadera. Sustituyйndola con la falsa, si es posible. Con un poco de suerte, ni siquiera se darб cuenta del cambio hasta que vuelva a su planeta y entonces, quй podrб hacer al respecto? Usted entrega la Gran Llave a la sucesora de la emperatriz, y asunto zanjado. Ninguna de las dos partes puede acusar a la otra sin incriminarse. Creo que serнa la mejor salida, dadas las circunstancias. Cualquier otra cadena de acontecimientos lleva directo a un desastre. Si no tomamos cartas en el asunto, el complot darб frutos dentro de ocho dнas y Barrayar quedarб involucrado. Si yo trato de cambiar la Llave y no lo consigo… bueno, yo dirнa que las cosas ya no pueden ir a peor.
Estбs seguro de eso?
— Cуmo lograrнa abordar la nave de Slyke?
— Tengo un par de ideas. Las consortes de los gobernadores… y sus ghemladies y las servidoras…, pueden salir y entrar en la уrbita libremente?
Se tocу el cuello con su mano de porcelana.
— Mбs o menos, sн.
— Consiga una lady con acceso legнtimo, preferentemente alguien que no sea demasiado conspicua. Esa persona puede llevarme hasta la nave. No me estarнa llevando a mн, por supuesto, yo tendrнa que disfrazarme de alguna forma. Cuando estй a bordo, me las arreglarй solo. Pero… tenemos un problema de confianza. En quiйn podrнa confiar? No creo que usted misma…?
— Hace… aсos que no abandono la capital.
— Entonces, el movimiento serнa demasiado evidente. Ademбs, seguramente Slyke Giaja la estб vigilando. Y la ghemlady que enviу a buscarme en la fiesta de Yenaro?
Rian tenнa una expresiуn decididamente preocupada.
— Alguien de la corte de la consorte serнa la mejor opciуn — dijo, sin convicciуn.
— La alternativa — seсalу йl con frialdad— serнa que Seguridad cetagandana se encargara del trabajo. Si se acusa a Slyke, eso probarб la inocencia de Barrayar y yo ya no tendrй problemas…
Bueno, no del todo. Slyke Giaja, si es que era lord X, era el hombre que de alguna forma habнa manipulado el control de trбnsito de la estaciуn orbital, y que habнa sabido exactamente dуnde estaba el punto ciego para dejar el cuerpo de Ba Lura. Tenнa mбs acceso a Seguridad del que le correspondнa… mierda… Era correcta la idea de que Seguridad de Cetaganda podrнa dirigir un ataque sorpresa contra la nave del prнncipe imperial?
— Y de quй se disfrazarнa usted? — le preguntу ella.
Йl tratу de convencerse de que el tono de la pregunta era sуlo de sorpresa, y no de desprecio.
— De ba, probablemente. Son bajos, como yo. Y ustedes, los haut, tratan a esa gente como si fuera invisible, ciega y sorda…
— ЎNingъn hombre se disfrazarнa de ba!
— Tanto mejor. — Йl sonriу irуnicamente por su reacciуn. La comuconsola de Rian emitiу un ruidito, pidiendo atenciуn. Ella la mirу con breve gesto de disgusto sorprendido, despuйs tocу la almohadilla del cуdigo. En la placa de vнdeo se formу la cara de un hombre maduro de rostro atractivo. Llevaba puesto el uniforme de oficial de Seguridad de Cetaganda, pero Miles no lo conocнa. Sus ojos grises brillaban como cuentas de granito en la cara reciйn maquillada de rayas de cebra. Miles gimiу y dirigiу una mirada a su alrededor: no, por suerte estaba fuera de los lнmites de la imagen.
— Haut Rian. — El hombre hizo un gesto deferente con la cabeza.
— Ghemcoronel Millisor — respondiу Rian—. Ordenй que bloquearan mi comuconsola. Йste no es un buen momento. — Era obvio que ella trataba de no mirar a Miles.
— He usado el acceso de emergencia, seсora. Hace un tiempo que trato de ponerme en contacto con usted. Mis disculpas, Haut, por interrumpir asн su duelo, pero la Seсora Celestial serнa la primera en pedнrmelo. Hemos conseguido rastrear el L-X-10-Terran-C perdido en el Agujero de Jackson. Necesito la autorizaciуn del Criadero Estrella para proseguir la persecuciуn fuera del imperio. Tenнa entendido que la recuperaciуn del L-X-10-Terran-C era una de las prioridades de la fallecida Seсora. Despuйs de las pruebas de campo, estaba pensando en agregarlo al hautgenoma.
— Era prioritario, ghemcoronel, en efecto, pero… bueno, sн, deberнamos recuperarlo. Un momento, por favor. — Rian se levantу, fue hasta uno de los armarios y lo abriу con el anillo codificador que llevaba colgando de una cadena alrededor del cuello. Estuvo revolviendo algunos objetos y sacу un bloque transparente de unos quince centнmetros de lado con el dibujo del pбjaro grabado en la parte superior; volviу a su escritorio y lo colocу sobre la almohadilla lectora de la comuconsola. Tecleу algunos cуdigos y una luz parpadeу brevemente dentro del bloque-. Muy bien, ghemcoronel. Lo dejo en sus manos. Usted conoce la opiniуn de mi Seсora sobre este asunto. Estб autorizado. Saque los recursos que necesite de los fondos especiales del Criadero Estrella… lo que sea.
— Gracias, Haut. La mantendrй informada. — El ghemcoronel asintiу y desapareciу de la pantalla.
— Quй era todo eso? — preguntу Miles en tono alegre, tratando de no parecer demasiado un predador.
Rian frunciу el ceсo.
— Un asunto interno y antiguo del hautgenoma. No tiene nada que ver con usted, ni con Barrayar, ni con la crisis, se lo aseguro. La vida sigue…
— Cierto. — Miles sonriу con amabilidad, como si estuviera totalmente satisfecho por la respuesta. Mentalmente, archivу la conversaciуn. Tal vez pudiera servirle como cebo para Simon Illyan. Tenнa la sensaciуn de que iba a necesitar alguna excusa de peso para Illyan cuando volviera a casa.
Rian puso el Gran Sello del Criadero Estrella en su lugar, dentro del armarlo cerrado, y volviу a la silla.
— Le parece posible? — siguiу diciendo Miles-. Podrб conseguir una dama de confianza, mandarla conmigo disfrazado de ba, ID reales, el cilindro falso y algъn medio para asegurarme de que la Llave que encuentre es la real? Y algъn pretexto vбlido para que ella vaya a la nave del prнncipe Slyke… conmigo como acompaсante? Cuбndo?
— No… no estoy segura del momento.
— Esta vez tenemos que fijar la reuniуn por adelantado. Si voy a escaparme de la supervisiуn de mi embajada durante varias horas, no puede llamarme cualquier dнa a cualquier hora, seсora… tengo que cubrirme las espaldas… y preparar una historia para venderla a mi propia Seguridad. Tiene usted copia de mis citas oficiales? Supongo que sн, ya me ha localizado usted varias veces. Tambiйn considero conveniente que nos veamos fuera del Jardнn Celestial. Maсana por la tarde iremos a un lugar llamado Exhibiciуn de Bioestйtica. Creo que podrнa inventar alguna excusa para escaparme… tal vez con ayuda de Ivan.
— Tan pronto?
— No me parece tan pronto, seсora. No nos queda mucho tiempo. Ademбs tenemos que prever la posibilidad de que haya que anular el primer intento por alguna razуn. Usted… Supongo que es consciente de que la prueba contra el prнncipe Slyke es… sуlo circunstancial. No concluyente.
— Pero por ahora es lo ъnico que tengo.
— Entiendo. Pero necesitamos todo el margen que podamos darnos en caso de que sea necesario un segundo intento.
— Sн… tiene razуn… — Ella respirу hondo, frunciу el ceсo con ansiedad-. Muy bien, lord Vorkosigan. Le ayudarй.
— Tiene alguna idea del lugar de la nave en que puede estar la Gran Llave? Es un objeto pequeсo y la nave, muy grande. La primera opciуn es el camarote privado del prнncipe. Una vez a bordo, hay alguna forma de detectar la Gran Llave? No creo que tengamos la fortuna de contar con un circuito de ruido… O sн?
— No tanto. Pero el sistema de energнa de la Llave tiene un diseсo muy antiguo y muy poco frecuente. A corta distancia es posible detectarlo con un sensor apropiado. La dama que vaya con usted tendrб uno y si se me ocurre alguna otra cosa ъtil, la mandarй con ella tambiйn.
— Todo es importante. — Por fin, habнa llegado. Por fin, estaban en movimiento.
Miles suprimiу un impulso salvaje de rogarle que lo dejara todo y huyera con йl a Barrayar. Podrнa sacarla del Imperio de Cetaganda por conductos legales? No parecнa una tarea menos milagrosa que la que le esperaba al dнa siguiente. Cуmo afectarнa a su carrera, por no mencionar a la de su padre, la instalaciуn de una hautmujer cetagandana y pariente cercana del emperador Fletchir Giaja en la casa Vorkosigan? Cuбntos problemas acarrearнa? Aquel asunto le recordу la Guerra de Troya.
Pero habrнa sido agradable que ella intentara sobornarlo, que lo hubiera intentado un poquito mбs. No habнa levantado ni siquiera un dedo para seducirlo, ni una ceja para hacerle una invitaciуn falsa. Su sinceridad era tan expuesta que a la mente de Miles, entrenada por SegImp y ya retorcida de natural, se le antojу ingenua. Cuando alguien se enamora desesperada, profundamente de otra persona, esa otra persona deberнa tener la cortesнa de notarlo…
La palabra clave, muchacho, es desesperadamente. Recuйrdalo.
Йl y Rian no compartнan amor, no compartнan la posibilidad futura de un amor. Ni compartнan objetivos. Lo que sн compartнan era un enemigo. Tendrнa que conformarse con eso.
Rian se levantу como para dar por terminada la reuniуn. Miles tambiйn se esforzу por levantarse mientras decнa:
— Ya vino a verla el ghemcoronel Benin? Tiene a cargo la investigaciуn de la muerte de Ba Lura.
— Eso me han dicho. Ha solicitado una entrevista dos veces. Todavнa no lo he recibido. Parece… persistente.
— Gracias a Dios. Todavнa tenemos la posibilidad de coordinar nuestras declaraciones. — Le resumiу rбpidamente su entrevista con Benin con йnfasis especial en la supuesta conversaciуn que habнan mantenido йl y Rian durante el primer encuentro-. Tenemos que pensar en una historia coherente para esta vez. Creo que Benin piensa seguir con esto. Lamento decir que yo lo alentй un poco. No supuse que el prнncipe Slyke se pondrнa tan pronto en evidencia.
Rian asintiу, caminу hasta la pared-ventana y seсalу varios lugares dentro del laboratorio. Explicу brevemente la visita que habнa hecho el prнncipe Slyke el dнa anterior.
Miles no hizo preguntas, no tratу de entablar una conversaciуn, Tal vez en su viaje anterior al jardнn Celestial, cuando era sуlo uno mбs entre miles de enviados galбcticos, Seguridad Imperial Cetagandana no lo estaba monitoreando, pero ahora las cosas habнan cambiado. Rezу porque Rian tomara las mismas precauciones. Lisbet lo habrнa hecho. Esperaba que Rian hubiera heredado los procedimientos y zonas de seguridad de Lisbet, junto con la Gran Llave y la misiуn genйtica.
Una burbuja blanca esperaba en un claustro medio oculto. Miles vio que su guнa se inclinaba ante ella y se retiraba.
Miles carraspeу.
— Buenas tardes, milady. Deseaba usted verme? Cуmo puedo servirla? — Mantuvo el saludo lo mбs general posible. No sabнa lo que habнa dentro de esa maldita esfera opaca. Podнa ser el ghemcoronel Benin y un filtro de voz… por ejemplo.
Le contestу la voz de Rian o una excelente imitaciуn:
— Lord Vorkosigan. Usted expresу su interйs en asuntos genйticos. Pensй que le gustarнa hacer una visita guiada.
Bien. Entonces, los estaban monitoreando y ella era consciente de aquel extremo. Miles suprimiу la pequeснsima parte de sн mismo que contra toda lуgica habнa estado esperando algo parecido a una cita de amor, y contestу:
— Claro que me gustarнa, milady. Todos los procedimientos mйdicos me interesan. Considero que las correcciones que se efectuaron tras los daсos que sufriу mi cuerpo son extremadamente incompletas. Siempre que visito otras sociedades galбcticas, busco nuevas esperanzas y oportunidades.
Caminу junto a la esfera flotante, tratando de recordar las vueltas y giros de la ruta, los edificios y arcos que atravesaban. Fracasу por completo. Consiguiу hacer algъn que otro comentario oportuno sobre el paisaje para que el silencio no resultara demasiado incуmodo. Cuando llegaron a un edificio blanco, largo, bajo, habнa calculado un kilуmetro de caminata desde la recepciуn del Emperador, pero no en lнnea recta. A pesar del encantador jardнn que lo rodeaba, el edificio tenнa la palabra «biocontrol» grabada en todos sus detalles: los sellos de las ventanas, las cerraduras de las puertas. La cerradura a prueba de aire requerнa cуdigos muy complejos, pero en cuanto el aparato identificу a Rian, admitiу a Miles tambiйn sin un murmullo de protesta.
Ella lo condujo hasta una oficina espaciosa a travйs de corredores que, sorprendentemente, no tenнan nada de laberнntico. Era la habitaciуn mбs prбctica y menos artнstica que hubiera visto Miles en el jardнn Celestial. Una de las paredes era de cristal y daba a una larga pieza que tenнa mucho mбs en comъn con los bio-laboratorios habituales en el resto de la galaxia que con el jardнn exterior. La forma corresponde a la funciуn, y ese lugar era todo funciуn: todo propуsito, no la artнstica languidez de los pabellones. En ese momento estaba desierto, cerrado, a excepciуn de un servidor que se movнa por los bancos absorto en una tarea meticulosa de orden y limpieza. Pero claro… No habнa contratos haut que aprobar durante el perнodo de luto por la Seсora Celestial, dueсa putativa de ese dominio. Un dibujo de ave decoraba la superficie de una comuconsola y se alzaba sobre varios armarios cerrados con llave. Miles estaba en el centro del Criadero Estrella.
La burbuja se acomodу junto a una pared y se desvaneciу sin un ruido. La haut Rian Degtiar se levantу de la silla-flotante.
Ese dнa tenнa el cabello color йbano sujeto en poblados rizos que le caнan hasta la cintura. Las ropas, de un color blanco impoluto, le llegaban sуlo hasta los tobillos, dos capas simples y cуmodas sobre una malla que la cubrнa desde el cuello hasta los pies, calzados con sandalias blancas. Mбs real, menos etйrea y sin embargo… Miles habнa esperado que una exposiciуn constante a su belleza lo inmunizarнa contra el efecto de confusiуn y mareo que le producнa en la mente. Obviamente, necesitarнa mбs sesiones que las que habнa tenido. Muchas mбs. Muchas. Muchas… Basta. No seas mбs idiota de lo necesario.
— Aquн podemos hablar — dijo ella, se deslizу hacia una silla de escritorio junto a una comuconsola y se acomodу con cuidado. Hasta sus movimientos mбs simples eran como una danza. Hizo un gesto con la cabeza hacia otra silla igual y Miles se acomodу con una sonrisa nerviosa, dolorosamente consciente de que sus botas apenas tocaban el suelo. Rian parecнa tan directa como cerradas las esposas de los ghemgenerales. Acaso el Criadero Estrella era algo asн como un campo de fuerza psicolуgico para ella? O era que consideraba a Miles tan subhumano que no lo interpretaba como amenaza? Lo consideraba tan incapaz para juzgarla como una mascota?
— Con… confнo en sus decisiones — dijo Miles-, pero le parece que traerme aquн no provocarб repercusiones en Seguridad?
Ella se encogiу de hombros.
Si quieren, pueden pedirle al Emperador que me llame la atenciуn.
— Y… no pueden llamarle la atenciуn ellos directamente?
— No
La palabra era dura, real, sуlida. Miles esperaba que ella no fuera demasiado optimista con respecto a su situaciуn. Pero… por la altura de la barbilla, la posiciуn de los hombros, era claro que la haut Rian Degtiar, Doncella del Criadero Estrella, creнa realmente que dentro de esas paredes ella era la emperatriz. Por lo menos durante los prуximos ocho dнas.
— Espero que esto sea importante. Y corto. De lo contrario, saldrй de aquн directo a la sala de interrogatorios del ghemcoronel Benin.
— Es importante. — Los ojos azules lo quemaban—. ЎYa sй cuбl de los gobernadores de satrapнas es el traidor!
— ЎExcelente! ЎQuй eficacia! Y… cуmo?
— La Llave, como usted dijo, era falsa. Era falsa y no tenнa nada dentro. Usted lo sabнa. — La sospecha le seguнa brillando en los ojos como una luz intensa que lo enfocaba directamente.
— Sуlo porque lo deduje, milady. Tiene usted alguna prueba?
— En cierto modo. — Ella se inclinу hacia delante, la expresiуn intensa-. Ayer, el prнncipe Slyke Giaja hizo que su consorte lo trajera al Criadero Estrella. Una visita, dijo. Insistiу en que yo le mostrara los objetos reales de la Emperatriz para inspeccionarlos. No comentу nada pero estudiу la colecciуn un largo rato, y despuйs se alejу, corno si estuviera satisfecho. Me felicitу por mi leal trabajo y se fue inmediatamente.
Slyke Giaja estaba en la lista de principales sospechosos, eso no podнa negarlo. Dos puntos no bastaban para hacer una triangulaciуn, pero era mejor que nada.
— No le pidiу que hiciera funcionar la Llave para probar que era la correcta?
— No.
— Entonces, lo sabнa. — Tal vez, tal vez-. Apuesto a que le dimos mucho en quй pensar, con su falsa Llave ahн a la vista de todos. Me pregunto cuбl serб su prуximo movimiento… Йl se da cuenta de que usted sabe que es falsa, o cree que usted se creyу el engaсo?
— No estoy segura.
Entonces no sуlo le pasaba a йl, pensу Miles con un alivio amargo: la expresiуn de un haut era inescrutable hasta para otros haut.
— Seguramente se da cuenta de que sуlo tiene que esperar ocho dнas. Sabe que la verdad saldrб a la luz en cuanto su sucesora trate de usar la Gran Llave. O si no la verdad, sin duda la acusaciуn contra Barrayar. Pero cuбl es su plan?
— No lo sй.
— Quiere involucrar a Barrayar de alguna forma, de eso no me cabe duda. Tal vez incluso desea provocar un conflicto armado entre nuestros estados.
— Esto… — Rian hizo girar una mano, la tenнa doblada como si estuviera aferrando la Gran Llave robada-. Esto es un insulto pero seguramente… seguramente no bastarнa para desencadenar una guerra.
— Mmmm. Tal vez se trate sуlo de una Primera Parte. Si esto la jo… quiero decir la incуmoda, haut Rian Degtiar, tal vez la Segunda Parte sea algo que nos irrite a nosotros, que nos enfrente a usted. — Una nueva idea muy inquietante. Era evidente que lord X, lord Giaja?, todavнa no habнa terminado-. Aunque yo le hubiera devuelto la llave en esa primera hora, y no creo que eso estuviera en el guiуn, no podrнa probar que no la cambiй por la verdadera. Ojalб no hubiйramos saltado encima de Ba Lura mi primo y yo. Darнa cualquier cosa por saber la historia que Ba Lura tenнa que contarnos…
— Yo tambiйn quisiera que no le hubieran saltado encima… — dijo Rian con algo de brusquedad, mientras se acomodaba de nuevo en la silla y se retorcнa el chaleco, el primer movimiento inconsciente que Miles le habнa visto hacer.
Los labios de йl se torcieron en una breve mueca avergonzada.
— Pero… es importante… las consortes, las consortes de los gobernadores… Nunca me dijo nada de ellas. Ellas tambiйn estбn en esto, verdad? Por quй no de los dos lados?
Ella hizo un gesto de aquiescencia, que sin duda le dolнa.
— Pero no sospecho que ninguna de ellas estй involucrada en la traiciуn. Eso serнa… imposible…
— Pero sin duda su Seсora Celestial las usу para… por quй es imposible? Quiero decir, es una oportunidad para convertirse instantбneamente en emperatriz junto con el gobernador… O sin йl…
La haut Rian Degtiar meneу la cabeza.
— No. Las consortes no les pertenecen a ellos. Son nuestras. Miles parpadeу, algo confundido.
— Ellos. Los hombres. Nosotras. Las mujeres. Sн?
— Las hautmujeres son las guardianas… — Ella se detuvo. Evidentemente, era inъtil explicбrselo aun extranjero, aun bбrbaro-. No puede ser la consorte de Slyke Giaja.
— Lo siento. No entiendo nada.
— Es… una cuestiуn relacionada con el hautgenoma. Slyke Giaja estб intentando llevarse algo a lo que no tiene derecho. No se trata de que trate de usurpar el poder del Emperador. Hasta ahн todo es correcto. El problema es que estб tratando de usurpar el poder de la emperatriz. Eso es una vileza que estб mбs allб de… El hautgenoma es nuestro, solamente nuestro. Йl estб traicionando no sуlo al imperio, que no es nada, sino a los haut, que lo son todo.
— Pero las consortes estбn a favor de descentralizar el hautgenoma… supongo.
— Claro. La propia Seсora Celestial las designу como consortes.
— Y…? Emmmm… Y rotan cada cinco aсos con los gobernadores? O el cargo se concede independientemente?
— El puesto es vitalicio, y sуlo una orden directa de la Seсora Celestial puede cambiar eso.
Entonces, sн Rian conseguнa captarlas para su bando, las consortes podнan ser unas aliadas poderosas en el corazуn del campo enemigo. Pero Rian no se atrevнa, claro, porque tal vez una de ellas tambiйn era traidora. Miles recitу mentalmente una ristra de tacos.
— El imperio — seсalу— es la base de los haut. No creo que no valga nada, ni siquiera desde un punto de vista genйtico. La proporciуn de… presas y predadores es… bueno, elevada…
Ella no sonriу con esa broma zoolуgica. Bueno, probablemente no valнa la pena ofrecerle una funciуn de sus versitos recitados. Miles lo intentу de nuevo.
— Seguramente la emperatriz Lisbet no querнa fragmentar la base de los haut.
— No. No tan deprisa. Tal vez ni siquiera en esta generaciуn — admitiу ella.
Ah. Eso tenнa mбs sentido: ese cбlculo de tiempo casaba con el estilo de una anciana hautlady.
— Pero ahora el complot estб en manos de otra persona, con otros propуsitos. Una persona con metas personales de corto plazo, alguien que ella no habнa previsto. — Miles se humedeciу los labios y prosiguiу-. Creo que los planes de la Seсora Celestial se han fracturado por el eslabуn mбs dйbil. El Emperador protege el control de las hautmujeres sobre el hautgenoma; a cambio de esa protecciуn, ustedes le dan legitimidad. Apoyo mutuo en interйs de ambas partes. Los gobernadores de satrapнas no tienen esos intereses. No se puede dar poder y retenerlo simultбneamente.
Los labios exquisitos de ella se abrieron en un gesto de preocupaciуn, pero no lo negу.
Miles respirу hondo.
— En los intereses de Barrayar no figura que Slyke Giaja triunfe en su deseo de tomar el poder. Por ahora, estoy a su servicio en eso, milady. Pero a Barrayar tampoco le conviene que el Imperio de Cetaganda se desestabilice, como querнa su emperatriz. Creo que sй cуmo impedir que el complot de Slyke se lleve a cabo. Pero a cambio, usted tendrб que abandonar su intento de cumplir con la misiуn que le impuso su seсora. — Cuando ella lo mirу, atуnita, Miles agregу con voz dйbil-: Al menos, por ahora.
Cуmo… cуmo impedirнa usted el complot del prнncipe Slyke? — preguntу ella lentamente.
— Penetrando en la nave del gobernador y recuperando la Gran Llave, la verdadera. Sustituyйndola con la falsa, si es posible. Con un poco de suerte, ni siquiera se darб cuenta del cambio hasta que vuelva a su planeta y entonces, quй podrб hacer al respecto? Usted entrega la Gran Llave a la sucesora de la emperatriz, y asunto zanjado. Ninguna de las dos partes puede acusar a la otra sin incriminarse. Creo que serнa la mejor salida, dadas las circunstancias. Cualquier otra cadena de acontecimientos lleva directo a un desastre. Si no tomamos cartas en el asunto, el complot darб frutos dentro de ocho dнas y Barrayar quedarб involucrado. Si yo trato de cambiar la Llave y no lo consigo… bueno, yo dirнa que las cosas ya no pueden ir a peor.
Estбs seguro de eso?
— Cуmo lograrнa abordar la nave de Slyke?
— Tengo un par de ideas. Las consortes de los gobernadores… y sus ghemladies y las servidoras…, pueden salir y entrar en la уrbita libremente?
Se tocу el cuello con su mano de porcelana.
— Mбs o menos, sн.
— Consiga una lady con acceso legнtimo, preferentemente alguien que no sea demasiado conspicua. Esa persona puede llevarme hasta la nave. No me estarнa llevando a mн, por supuesto, yo tendrнa que disfrazarme de alguna forma. Cuando estй a bordo, me las arreglarй solo. Pero… tenemos un problema de confianza. En quiйn podrнa confiar? No creo que usted misma…?
— Hace… aсos que no abandono la capital.
— Entonces, el movimiento serнa demasiado evidente. Ademбs, seguramente Slyke Giaja la estб vigilando. Y la ghemlady que enviу a buscarme en la fiesta de Yenaro?
Rian tenнa una expresiуn decididamente preocupada.
— Alguien de la corte de la consorte serнa la mejor opciуn — dijo, sin convicciуn.
— La alternativa — seсalу йl con frialdad— serнa que Seguridad cetagandana se encargara del trabajo. Si se acusa a Slyke, eso probarб la inocencia de Barrayar y yo ya no tendrй problemas…
Bueno, no del todo. Slyke Giaja, si es que era lord X, era el hombre que de alguna forma habнa manipulado el control de trбnsito de la estaciуn orbital, y que habнa sabido exactamente dуnde estaba el punto ciego para dejar el cuerpo de Ba Lura. Tenнa mбs acceso a Seguridad del que le correspondнa… mierda… Era correcta la idea de que Seguridad de Cetaganda podrнa dirigir un ataque sorpresa contra la nave del prнncipe imperial?
— Y de quй se disfrazarнa usted? — le preguntу ella.
Йl tratу de convencerse de que el tono de la pregunta era sуlo de sorpresa, y no de desprecio.
— De ba, probablemente. Son bajos, como yo. Y ustedes, los haut, tratan a esa gente como si fuera invisible, ciega y sorda…
— ЎNingъn hombre se disfrazarнa de ba!
— Tanto mejor. — Йl sonriу irуnicamente por su reacciуn. La comuconsola de Rian emitiу un ruidito, pidiendo atenciуn. Ella la mirу con breve gesto de disgusto sorprendido, despuйs tocу la almohadilla del cуdigo. En la placa de vнdeo se formу la cara de un hombre maduro de rostro atractivo. Llevaba puesto el uniforme de oficial de Seguridad de Cetaganda, pero Miles no lo conocнa. Sus ojos grises brillaban como cuentas de granito en la cara reciйn maquillada de rayas de cebra. Miles gimiу y dirigiу una mirada a su alrededor: no, por suerte estaba fuera de los lнmites de la imagen.
— Haut Rian. — El hombre hizo un gesto deferente con la cabeza.
— Ghemcoronel Millisor — respondiу Rian—. Ordenй que bloquearan mi comuconsola. Йste no es un buen momento. — Era obvio que ella trataba de no mirar a Miles.
— He usado el acceso de emergencia, seсora. Hace un tiempo que trato de ponerme en contacto con usted. Mis disculpas, Haut, por interrumpir asн su duelo, pero la Seсora Celestial serнa la primera en pedнrmelo. Hemos conseguido rastrear el L-X-10-Terran-C perdido en el Agujero de Jackson. Necesito la autorizaciуn del Criadero Estrella para proseguir la persecuciуn fuera del imperio. Tenнa entendido que la recuperaciуn del L-X-10-Terran-C era una de las prioridades de la fallecida Seсora. Despuйs de las pruebas de campo, estaba pensando en agregarlo al hautgenoma.
— Era prioritario, ghemcoronel, en efecto, pero… bueno, sн, deberнamos recuperarlo. Un momento, por favor. — Rian se levantу, fue hasta uno de los armarios y lo abriу con el anillo codificador que llevaba colgando de una cadena alrededor del cuello. Estuvo revolviendo algunos objetos y sacу un bloque transparente de unos quince centнmetros de lado con el dibujo del pбjaro grabado en la parte superior; volviу a su escritorio y lo colocу sobre la almohadilla lectora de la comuconsola. Tecleу algunos cуdigos y una luz parpadeу brevemente dentro del bloque-. Muy bien, ghemcoronel. Lo dejo en sus manos. Usted conoce la opiniуn de mi Seсora sobre este asunto. Estб autorizado. Saque los recursos que necesite de los fondos especiales del Criadero Estrella… lo que sea.
— Gracias, Haut. La mantendrй informada. — El ghemcoronel asintiу y desapareciу de la pantalla.
— Quй era todo eso? — preguntу Miles en tono alegre, tratando de no parecer demasiado un predador.
Rian frunciу el ceсo.
— Un asunto interno y antiguo del hautgenoma. No tiene nada que ver con usted, ni con Barrayar, ni con la crisis, se lo aseguro. La vida sigue…
— Cierto. — Miles sonriу con amabilidad, como si estuviera totalmente satisfecho por la respuesta. Mentalmente, archivу la conversaciуn. Tal vez pudiera servirle como cebo para Simon Illyan. Tenнa la sensaciуn de que iba a necesitar alguna excusa de peso para Illyan cuando volviera a casa.
Rian puso el Gran Sello del Criadero Estrella en su lugar, dentro del armarlo cerrado, y volviу a la silla.
— Le parece posible? — siguiу diciendo Miles-. Podrб conseguir una dama de confianza, mandarla conmigo disfrazado de ba, ID reales, el cilindro falso y algъn medio para asegurarme de que la Llave que encuentre es la real? Y algъn pretexto vбlido para que ella vaya a la nave del prнncipe Slyke… conmigo como acompaсante? Cuбndo?
— No… no estoy segura del momento.
— Esta vez tenemos que fijar la reuniуn por adelantado. Si voy a escaparme de la supervisiуn de mi embajada durante varias horas, no puede llamarme cualquier dнa a cualquier hora, seсora… tengo que cubrirme las espaldas… y preparar una historia para venderla a mi propia Seguridad. Tiene usted copia de mis citas oficiales? Supongo que sн, ya me ha localizado usted varias veces. Tambiйn considero conveniente que nos veamos fuera del Jardнn Celestial. Maсana por la tarde iremos a un lugar llamado Exhibiciуn de Bioestйtica. Creo que podrнa inventar alguna excusa para escaparme… tal vez con ayuda de Ivan.
— Tan pronto?
— No me parece tan pronto, seсora. No nos queda mucho tiempo. Ademбs tenemos que prever la posibilidad de que haya que anular el primer intento por alguna razуn. Usted… Supongo que es consciente de que la prueba contra el prнncipe Slyke es… sуlo circunstancial. No concluyente.
— Pero por ahora es lo ъnico que tengo.
— Entiendo. Pero necesitamos todo el margen que podamos darnos en caso de que sea necesario un segundo intento.
— Sн… tiene razуn… — Ella respirу hondo, frunciу el ceсo con ansiedad-. Muy bien, lord Vorkosigan. Le ayudarй.
— Tiene alguna idea del lugar de la nave en que puede estar la Gran Llave? Es un objeto pequeсo y la nave, muy grande. La primera opciуn es el camarote privado del prнncipe. Una vez a bordo, hay alguna forma de detectar la Gran Llave? No creo que tengamos la fortuna de contar con un circuito de ruido… O sн?
— No tanto. Pero el sistema de energнa de la Llave tiene un diseсo muy antiguo y muy poco frecuente. A corta distancia es posible detectarlo con un sensor apropiado. La dama que vaya con usted tendrб uno y si se me ocurre alguna otra cosa ъtil, la mandarй con ella tambiйn.
— Todo es importante. — Por fin, habнa llegado. Por fin, estaban en movimiento.
Miles suprimiу un impulso salvaje de rogarle que lo dejara todo y huyera con йl a Barrayar. Podrнa sacarla del Imperio de Cetaganda por conductos legales? No parecнa una tarea menos milagrosa que la que le esperaba al dнa siguiente. Cуmo afectarнa a su carrera, por no mencionar a la de su padre, la instalaciуn de una hautmujer cetagandana y pariente cercana del emperador Fletchir Giaja en la casa Vorkosigan? Cuбntos problemas acarrearнa? Aquel asunto le recordу la Guerra de Troya.
Pero habrнa sido agradable que ella intentara sobornarlo, que lo hubiera intentado un poquito mбs. No habнa levantado ni siquiera un dedo para seducirlo, ni una ceja para hacerle una invitaciуn falsa. Su sinceridad era tan expuesta que a la mente de Miles, entrenada por SegImp y ya retorcida de natural, se le antojу ingenua. Cuando alguien se enamora desesperada, profundamente de otra persona, esa otra persona deberнa tener la cortesнa de notarlo…
La palabra clave, muchacho, es desesperadamente. Recuйrdalo.
Йl y Rian no compartнan amor, no compartнan la posibilidad futura de un amor. Ni compartнan objetivos. Lo que sн compartнan era un enemigo. Tendrнa que conformarse con eso.
Rian se levantу como para dar por terminada la reuniуn. Miles tambiйn se esforzу por levantarse mientras decнa:
— Ya vino a verla el ghemcoronel Benin? Tiene a cargo la investigaciуn de la muerte de Ba Lura.
— Eso me han dicho. Ha solicitado una entrevista dos veces. Todavнa no lo he recibido. Parece… persistente.
— Gracias a Dios. Todavнa tenemos la posibilidad de coordinar nuestras declaraciones. — Le resumiу rбpidamente su entrevista con Benin con йnfasis especial en la supuesta conversaciуn que habнan mantenido йl y Rian durante el primer encuentro-. Tenemos que pensar en una historia coherente para esta vez. Creo que Benin piensa seguir con esto. Lamento decir que yo lo alentй un poco. No supuse que el prнncipe Slyke se pondrнa tan pronto en evidencia.
Rian asintiу, caminу hasta la pared-ventana y seсalу varios lugares dentro del laboratorio. Explicу brevemente la visita que habнa hecho el prнncipe Slyke el dнa anterior.