De cerca, el emperador haut Fletchir Giaja parecнa mбs alto y mбs delgado que cuando Miles lo habнa visto de lejos en las ceremonias fъnebres. Tambiйn parecнa mбs viejo, a pesar del cabello negro. Por el momento, llevaba ropa informal, siempre dentro de los estбndares imperiales: apenas una media docena de capas de tela blanca sobre la malla masculina holgada, pero el blanco era cegador, como correspondнa a su papel como primer afectado por la tragedia de la muerte de la emperatriz.
   A Miles no le asustaban los emperadores, pero Yenaro casi se tambaleу como si fuera a desmayarse y hasta Benin se movнa con extrema formalidad frente a Fletchir. Miles se habнa criado como hermano adoptivo del emperador Gregor y en algъn lugar de su mente el tйrmino emperador estaba relacionado con una definiciуn como alguien con quien lugar al escondite. En el contexto de Cetaganda, esas suposiciones podнan ser algo asн como un campo psicolуgico minado. Ocho planetas y mayor que papб, se recordу Miles, tratando de inculcarse una deferencia apropiada frente a la ilusiуn de poder que pretendнa suscitar la parafernalia imperial. En un extremo de la habitaciуn, una silla se elevу del suelo para recibir lo que Gregor hubiera llamado sardуnicamente El Culo Imperial. Miles se mordiу los labios.
   Por lo visto, iba a ser una audiencia muy privada, porque Giaja dirigiу una indicaciуn a Benin para que se acercara y le hablу en voz baja. Benin despidiу al guardia de Yenaro. Sin йl, quedaron sуlo los tres barrayareses, las dos consortes planetarias, ademбs de Rian, Benin, el emperador y Yenaro. Nueve, el quуrum tradicional para un juicio.
   Bueno, siempre era mejor que enfrentarse a Illyan. Tal vez el haut Fletchir Giaja no solнa utilizar el sarcasmo como arma dialйctica. Pero cualquier pariente de esas mujeres haut tenнa que ser peligroso e inteligente. Miles tragу saliva para ahogar un estallido de explicaciones y balbuceos. Espera que te hablen primero, muchacho.
   Rian parecнa pбlida y grave, pero eso no significaba nada: Rian siempre parecнa pбlida y grave. Una ъltima punzada de deseo se convirtiу en una brasa furtiva y pequeсa en el corazуn de Miles, una brasa secreta y enquistada como un tumor. Pero todavнa temнa por ella. Ese miedo le enfriaba el pecho.
   Lord Vorkosigan — rompiу el silencio la voz de barнtono de Fletchir Giaja, una voz exquisita.
   Miles reprimiу la tentaciуn de mirar a su alrededor: despuйs de todo no habнa ningъn otro lord Vorkosigan presente; dio un paso adelante y se puso en posiciуn de descanso, como en un desfile.
   — Seсor.
   — Todavнa no… no entiendo cuбl ha sido su papel en los hechos de los ъltimos dнas. Y cуmo llegу a desempeсar ese papel.
   — Mi papel era el de chivo expiatorio, seсor; el gobernador Kety me lo concediу. Pero yo no cumplн con el papel que me asignaron.
   El emperador frunciу el ceсo frente a esa respuesta no del todo directa.
   — Explнquese.
   Miles mirу a Rian.
   — Todo?
   Ella inclinу la cabeza en un gesto casi imperceptible.
   Miles cerrу los ojos en una plegaria breve y confusa a cualquier dios que estuviera escuchбndole, los abriу de nuevo y se lanzу una vez mбs a la descripciуn de su primer encuentro con Ba Lura en el vehivaina personal; esta vez, el relato incluнa a la Gran Llave. Por lo menos, la escena tenнa la ventaja de ser la confesiуn que le debнa a Vorreedi, confesiуn extraсa en un lugar donde el jefe de Seguridad tenнa totalmente prohibido reaccionar o hacer comentarios.
   Vorreedi, un hombre sorprendente, no dejу traslucir emociуn alguna, excepto por un mъsculo rebelde que le saltaba por encima de la mandнbula.
   — En cuanto descubrн a Ba Lura en la rotonda del funeral, degollado — siguiу diciendo Miles-, me di cuenta de que mi desconocido oponente me habнa puesto en la posiciуn lуgicamente imposible de tener que negar una negaciуn. Ahora que me habнan obligado a meter las manos en la llave falsa mediante el truco de Ba Lura, no habнa forma de probar que Barrayar no habнa efectuado el cambio, excepto con el testimonio real del ъnico testigo ocular que ahora estaba frente a mн, en el suelo, muerto. O localizando la Gran Llave verdadera. Y eso fue lo que me propuse. Y si la muerte de Ba Lura no era un suicidio sino un asesinato sumamente complejo que se querнa hacer pasar por suicidio, era evidente que alguien de nivel muy alto en la Seguridad del Jardнn Celestial estaba cooperando con los asesinos. Eso significaba que no me convenнa acercarme a Seguridad Cetagandana y pedir ayuda. Pero despuйs alguien asignу el caso al ghemcoronel Benin, y seguramente le dijo que su carrera se verнa muy beneficiada si se conseguнa un rбpido veredicto de suicidio. Alguien que subestimу completamente las habilidades de Benin como oficial de Seguridad — — y sus ambiciones-. A propуsito, no fue el ghemgeneral. Naru?
   Benin asintiу; habнa un leve brillo en su mirada.
   — Por la razуn que fuera, Naru decidiу que el ghemcoronel Benin oficiarнa bien de chivo expiatorio. Recurrir a chivos expiatorios se estaba convirtiendo ya en un modus operandi de las operaciones del grupo, como usted sabrб si ya ha interrogado a lord Yenaro… — Miles levantу una ceja y mirу a Benin-. Veo que ha dado con lord Yenaro antes que los agentes de Kety. Creo que a pesar de todo, me alegro.
   — Tiene toda la razуn del mundo — le contestу Benin con tranquilidad-. Lo encontramos anoche… a йl y a su alfombra, un objeto muy interesante, por cierto. Su relato fue crucial para que yo respondiera como lo hice cuando llegу la… la sъbita explosiуn de informaciуn y demandas de ayuda por parte de su primo…
   — Ya veo. — Miles cambiу el peso del cuerpo de una pierna a la otra: su posiciуn de descanso se estaba torciendo un tanto. Se frotу la cara porque no parecнa el lugar ni el momento mбs adecuado para rascarse entre las piernas.
   — Su situaciуn fнsica le exige tomar asiento? — preguntу Benin, repentinamente solнcito.
   — No se preocupe. — Miles respirу hondo-. La primera vez que el ghemcoronel Benin me interrogу, tratй de dirigir su atenciуn hacia las sutilezas de la situaciуn. Por suerte, el ghemcoronel es un hombre sagaz y su lealtad a usted — y a la verdad— tuvo mбs peso que las veladas amenazas de Naru.
   Benin y Miles intercambiaron miradas francas y llenas de agradecimiento.
   — Kety tratу de entregarme al Criadero Estrella con la falsa acusaciуn de Ba Lura — prosiguiу Miles-. Pero por suerte, los tнteres volvieron a rebelarse. Quiero felicitar a la haut Rian por su reacciуn serena frente a una emergencia. No perdiу la cabeza y no se dejу llevar por el pбnico: eso me permitiу seguir adelante con mi plan para limpiar el honor de Barrayar. Ella… ella es una honra para los haut. — Miles la mirу, ansioso, tratando de encontrar alguna seсal de complicidad en esa cara impasible. Dуnde estamos?, pero ella siguiу mirando al frente, atenta y lejana, como si la pantalla de fuerza de la hautburbuja se hubiera incorporado a su piel-. La haut Rian sуlo tuvo una preocupaciуn: el futuro de los haut. No pensу en su propia seguridad ni en su carrera. — Aunque, claro, la definiciуn de el futuro de los haut era discutible-. Yo dirнa que la fallecida Augusta Madre eligiу bien a la Doncella.
   — Eso no es algo que le corresponde juzgar a usted, barrayarйs — dijo lentamente el haut Fletchir Giaja.
   Miles no supo descifrar si el tono de la frase era divertido o enojado.
   — Discъlpeme usted, seсor, pero le aseguro que yo no me ofrecн voluntario para esta misiуn. Me empujaron a ella. Para bien o para mal, mis juicios nos han traнdo hasta aquн.
   Giaja pareciу sorprendido, hasta cierto punto atуnito, como si nunca le hubieran devuelto en la cara una de sus amables insinuaciones.
   Benin se puso tenso y Vorreedi hizo un gesto de horror con el cuerpo. Ivan suprimiу una sonrisa de apenas un milнmetro y siguiу con su rutina de Hombre Invisible.
   El Emperador desviу la conversaciуn hacia otro terreno.
   — Y cуmo se vio usted involucrado con lord Yenaro?
   — Mmm… desde mi punto de vista, quiere usted decir? — Sin duda Benin ya le habнa presentado el testimonio de Yenaro y era evidente que el Emperador estaba controlando a sus testigos. Con frases cuidadosamente neutrales, Miles describiу las tres ocasiones en que los enviados de Barrayar habнan sido el blanco de las bromas cada vez mбs letales de Yenaro. Insistiу en sus propias teorнas sobre lord X. La cara de Vorreedi cambiу a un color cada vez mбs verdoso cuando Miles narrу el episodio de la alfombra. Miles agregу con cuidado-: En mi opiniуn, que creo probada por el incidente de la bomba de asterzina, lord Yenaro era una vнctima, tanto como yo e Ivan. Ese hombre no es un traidor. — Miles suprimiу por completo el principio de una sonrisa en su propia cara-. No podrнa hacer algo asн, no tiene arrestos suficientes.
   Yenaro se retorciу, pero siguiу guardando silencio. Sн, insistamos con la sugerencia de que se nos debe algo de piedad imperial a todos los presentes, asн tal vez haya alguna para el que mбs la necesita.
   Benin hizo un gesto a Yenaro que, con una voz inexpresiva, confirmу el relato de Miles. Benin llamу a un guardia y pidiу que se llevaran al ghemlord. Quedaron ocho en el centro del interrogatorio imperial. Seguirнan saliendo uno tras otro hasta que no quedara mбs que uno?
   Giaja permaneciу sentado en silencio durante un rato, despuйs hablу en cadencias muy formales y moduladas.
   — Creo que con esto es suficiente para juzgar lo que concierne al Estado. Ahora debemos dedicarnos a los haut. Haut Rian, puede usted quedarse con su criatura de Barrayar. Ghemcoronel Benin, por favor, podrнa esperar fuera con el coronel Vorreedi y lord Vorpatril hasta que yo lo llame?
   — Sire. — Benin hizo un saludo militar y se llevу a su grupito de barrayareses, todos insatisfechos.
   Oscuramente alarmado, Miles interrumpiу:
   — Pero… no desea usted que se quede Ivan, Seсor Celestial? Йl lo vio casi todo.
   — No — replicу Giaja, tajante.
   Bueno, eso era todo. Hasta que Miles e Ivan estuvieran fuera del jardнn Celestial, fuera del imperio y camino a casa, no habrнa lugar mбs seguro que junto al emperador. Miles se resignу con un suspiro. Y despuйs, de pronto, se quedу helado frente al enorme cambio en la atmуsfera de la habitaciуn.
   Las miradas femeninas, que antes habнan enfocado el suelo como correspondнa a su condiciуn, se elevaron hacia las caras de los demбs. Sin esperar un permiso, las tres sillas flotantes se acomodaron en cнrculo alrededor de Fletchir Giaja, que se sentу con la cara sъbitamente mбs expresiva: una cara mбs seca, mбs furiosa, mбs irritada que antes. La reserva cristalina de los haut se desvaneciу en una nueva intensidad. Miles se tambaleу.
   Pel le dirigiу una mirada.
   — Dale una silla, Fletchir — dijo-. El guardia de Kety lo sometiу a sus habituales tratos… ya sabes.
   En lugar de ensaсarse con Pel, sн.
   — Como quieras, Pel. — El Emperador tocу un control en el apoyabrazos de su silla. Una silla se elevу a los pies de Miles, que se derrumbу en ella, agradecido y mareado.
   — Espero que todas hayбis entendido ahora — dijo el haut Fletchir Giaja con mбs rigor— la sabidurнa de nuestros antepasados al decidir que el imperio y los haut tuvieran sуlo una interfaz. Yo. Sуlo un veto. El mнo. Las cuestiones relativas al hautgenoma deben permanecer al margen de la polнtica. De ese modo no caerбn en manos de polнticos que no entienden los propуsitos de los haut. Eso incluye a la mayorнa de nuestros amables ghemlores, como creo que te ha probado el ghemgeneral Naru, Nadina. — Un rayo de ironнa feroz, sutil… Miles empezу a dudar de su primera percepciуn de los asuntos sexuales en Eta Ceta. Y si Fletchir Giaja era haut primero y hombre despuйs… y las consortes eran hauts primero y mujeres despuйs…? Quiйn estaba a cargo en ese lugar, si Fletchir Giaja mismo se reconocнa producto del arte inestimable de su madre?
   — Desde luego — asintiу Nadina, con una mueca.
   Rian suspirу.
   — Quй se puede esperar de un mestizo como Naru? Pero el que sacudiу mi confianza en la visiуn de la Seсora Celestial es el haut Ilsum Kety. Ella dijo muchas veces que la ingenierнa genйtica sуlo es capaz de sembrar y que para seleccionar el grano se necesita la competencia. Pero Kety no era ghem, era haut. El hecho de que tratara de llevar a cabo su plan… me hace pensar que tenemos mucho que hacer antes de pasar a la etapa de selecciуn del grano.
   — Lisbet siempre mostrу cierta inclinaciуn por las metбforas primitivas — recordу Nadina con disgusto.
   — Pero tenнa razуn en cuanto a la diversidad — dijo Pel.
   — En principio — aceptу Giaja-. Pero esta generaciуn no es el momento adecuado. La poblaciуn haut aъn puede expandirse mucho en el espacio que ocupan ahora las clases bajas sin necesidad de conquistar mбs territorio. El imperio se encuentra ahora en un perнodo ineludible de asimilaciуn.
   — En las ъltimas dйcadas, las Constelaciones limitaron deliberadamente su expansiуn numйrica para conservar una posiciуn econуmica favorable — observу Nadina, quien sin duda desaprobaba esa idea.
   — Tъ ya lo sabes, Fletchir — interrumpiу Pel-, una soluciуn alternativa factible es exigir mбs cruces de Constelaciones por edicto imperial. Una especie de autoimpuesto genйtico. Serнa una decisiуn revolucionaria pero Nadina tiene razуn. Cada dйcada que pasa, las Constelaciones se hacen mбs decadentes y mбs lujosas, innecesariamente lujosas, quiero decir.
   — Creнa que el principal objetivo de la ingenierнa genйtica era evitar el desgaste natural de la evoluciуn al azar y reemplazarlo por la eficiencia de la razуn — interrumpiу Miles. Las tres hautmujeres se volvieron a mirarlo, atуnitas, como si una planta hubiera ofrecido una crнtica a una rutina de fertilizaciуn desde la maceta-. Bueno… eso creнa… — terminу Miles en una voz mucho mбs baja.
   Fletchir Giaja sonriу, una sonrisa leve, astuta y tormentosa. Un poco tarde, Miles se preguntу por quй lo habнan dejado quedarse por sugerencia/orden de Giaja. Tenнa la desagradable sensaciуn de estar en medio de una conversaciуn con una cantidad de corrientes subterrбneas y cruzadas que tiraban en tres direcciones diferentes al mismo tiempo. Si Giaja pretende transmitir algo, me. gustarнa que usara una comuconsola para enviar el mensaje.
   Miles sentнa que todo el cuerpo le latнa siguiendo la dolorosa pulsaciуn de la cabeza. Era mбs de la medianoche de uno de los dнas mбs largos de su corta vida.
   — Voy a llevar tu veto al Consejo de Consortes — dijo Rian con lentitud-, pero tienes que ocuparte del asunto de la diversidad, Fletchir. Me refiero a que te ocupes mбs directamente. Si esta generaciуn no es el momento, de todos modos hay que empezar a preparar una soluciуn. Y el mйtodo de la copia de seguridad es demasiado arriesgado: lo que pasу es prueba suficiente.
   — Minin — aceptу a medias Fletchir Giaja. Mirу a Miles con dureza-. De todos modos… Pel… cуmo diablos se te ocurriу vaciar el contenido de la Gran Llave por todo el sistema Eta Ceta? Como broma, no me parece divertida.
   Pel se mordiу el labio; sus ojos bajaron al suelo en un gesto nada habitual en ella.
   Miles dijo con firmeza:
   — No fue una broma, seсor. Nos enfrentбbamos a una muerte segura e inminente. La haut Rian habнa dicho que la primera prioridad era recuperar la Gran Llave. Los receptores del mensaje tenнan la Llave, pero no la cerradura; desde su punto de vista de ellos, era una chбchara informбtica sin ningъn valor. No tenнan los bancos genйticos. Pero eso nos aseguraba que usted podrнa recuperarla, tal vez de forma fragmentaria, despuйs de nuestra muerte, y en ese caso, lo que hiciera Kety ya no tenнa importancia.
   — El barrayarйs dice la verdad — afirmу Pel.
   — La mejor estrategia sigue estas pautas — asegurу Miles-. Hay que conseguir lo que se quiere, la vida tiene menos importancia. — Guardу silencio.
   La mirada de Fletchir Giaja parecнa decir que tal vez los bбrbaros de otros planetas no tenнan ningъn derecho a hacer comentarios que pudieran interpretarse como burla a las habilidades de la difunta madre del Emperador, aunque esas habilidades se hubieran dedicado en ъltima instancia al diseсo de un plan en contra del hijo.
   Esta gente es imposible. No se puede hablar con ellos. Quiero irme a casa, pensу Miles, cansado.
   — Quй va a pasar con el ghemgeneral Naru?
   — Serб ejecutado — dijo el Emperador. Habнa que darle crйdito: era evidente que la idea no le causaba mucha alegrнa-. El cuerpo de Seguridad tiene que ser… seguro.
   Miles no podнa discutir eso.
   — Y el haut Kety? Otra ejecuciуn?
   — Se va a retirar inmediatamente. Deberб someterse a una supervisiуn constante por motivos de salud. Si no estб de acuerdo, que se suicide.
   — Piensan obligarlo a suicidarse si es necesario?
   — Kety es joven. Va a elegir la vida y otros dнas y oportunidades.
   — Y los gobernadores?
   Giaja frunciу el ceсo con disgusto, mirando a las consortes.
   — Podemos concluir el caso cerrando los ojos. Pero no creo que consigan muchos puestos pъblicos en lo que les queda de vida.
   — Y… — Miles dirigiу una mirada a las damas-. Y la haut Vio? Quй pasa con ella? Los otros trataron de cometer homicidio. Ella lo consiguiу.
   Rian asintiу.
   — Le vamos a ofrecer la posibilidad de elegir — dijo con voz inexpresiva-. Reemplazar a Ba Lura, vivir sin sexo, sin pelo y en condiciуn de ba, con el metabolismo alterado, el cuerpo mбs grueso… y volver a una vida en el Jardнn Celestial como tanto deseaba. O un suicidio sin dolor.
   — Y quй… quй decidirб?
   — El suicidio, espero — dijo Nadina con sinceridad.
   Una justicia distinta para cada uno. Ahora que la excitaciуn de la caza habнa desaparecido, Miles sintiу un asco enorme frente a los despojos de la matanza. Y por esto he puesto en peligro mi vida?
   — Y la haut Rian? Y yo?
   Fletchir Giaja le dirigiу una mirada frнa y distante, a muchos aсos luz de distancia.
   — Voy a retirarme a pensar en ese… ese problema.
   Despuйs de una breve consulta en voz baja, el Emperador llamу a Benin para que escoltara a Miles, pero, escoltarlo adуnde? A casa, a la embajada o de cabeza a la mazmorra mбs cercana? Habнa mazmorras en el jardнn Celestial?
   A casa, segъn parecнa, porque Benin devolviу a Miles a la compaснa de Vorreedi e Ivan, y los llevу a la puerta oeste, donde los esperaba un auto de la embajada de Barrayar. Ahн se detuvieron y el ghemcoronel se dirigiу a Vorreedi.
   — No podemos controlar lo que ustedes incluyen en sus informes oficiales, coronel. Pero mi Seсor Celestial… — Benin hizo una pausa para seleccionar un tйrmino conveniente y delicado-. Mi Seсor Celestial espera que no aparezca nada de lo que han visto y oнdo hoy en los rumores sociales de la ciudad.
   — Eso puedo prometerlo, creo yo — dijo Vorreedi con sinceridad.
   Benin asintiу, satisfecho.
   — Puedo contar con su palabra de honor al respecto?
   Habнa hecho sus deberes con respecto a las costumbres de Barrayar, entonces. Los tres barrayareses dieron su palabra de honor y Benin los liberу al aire hъmedo de la noche. Faltaban unas dos horas para el amanecer, supuso Miles.
   El auto de la embajada estaba en sombras, por suerte. Miles se acomodу en un rincуn; envidiaba a Ivan por su habilidad para hacerse invisible, hubiera querido poder saltarse las ceremonias del dнa siguiente y volver a casa inmediatamente. Pero no. Si habнa llegado hasta aquн, era muy capaz de seguir hasta el amargo final.
   Vorreedi habнa llegado mбs allб de la emociуn y ahora viajaba en silencio. Sуlo una vez se dirigiу a Miles en tono frнo.
   — Quй diablos creнa usted que estaba haciendo, Vorkosigan?
   — Impedн que el imperio de Cetaganda se dividiera en ocho unidades agresivas. Hice fracasar los planes de provocar una guerra entre algunas de esas unidades y Barrayar. Sobrevivн a un intento de asesinato y ayudй a atrapar a tres traidores. No eran traidores a Barrayar, eso lo admito. Ah. Y resolvн un asesinato. Suficiente para un viaje, creo yo.
   Vorreedi luchу consigo mismo un momento y despuйs ladrу:
   — Es usted agente especial o no?
   En una lista de los que necesitaban saberlo… no figuraba el nombre de Vorreedi. No en ese momento. Miles suspirу por dentro.
   — Bueno, si no soy un agente especial… me he comportado como si lo fuera, no le parece?
   Ivan hizo un gesto de espanto. Vorreedi volviу a sentarse. No hizo ningъn comentario, pero todo su cuerpo irradiaba exasperaciуn. Miles sonriу con amargura en la oscuridad.

16

   Miles se despertу de un sueсo tardнo y agitado, y descubriу que Ivan estaba a su lado, sacudiйndole el hombro con cuidado.
   Cerrу los ojos otra vez: querнa bloquear la poca claridad de la habitaciуn, bloquear la imagen de su primo.
   — Fuera, fuera… — tratу de volver a taparse la cabeza con las colchas.
   Ivan volviу a intentarlo con mбs energнa.
   — Ahora sй que era una misiуn — comentу-. Es el mal humor crуnico… que tienes siempre despuйs de las misiones.
   — No estoy de mal humor. Estoy cansado.
   — Estбs fantбstico… sabes? Con la mancha en el costado de la cara que te dejу ese bestia con la picana. Hasta el ojo. Se ve a la legua. Deberнas levantarte y mirarte en el espejo.
   — Odio a la gente que se encuentra bien por la maсana. Quй hora es? Por quй estбs levantado? Por quй estбs aquн? ЎMierda! — Miles perdiу las colchas. Ivan se las arrancу de las manos.
   — El ghemcoronel Benin viene a recogerte. En un crucero imperial de media manzana de largo. Los cetagandanos quieren que llegues a la ceremonia de cremaciуn una hora antes.
   — Cуmo? Por quй? No me pueden arrestar en la embajada, tengo inmunidad diplomбtica. Asesinarme? Ejecutarme? No es demasiado tarde para eso?
   — El embajador Vorob'yev tambiйn quiere saberlo. Me dijo que te levantara lo mбs pronto posible. — Ivan empujу a Miles hacia el baсo-. Empieza a depilarte. Te he traнdo las botas y el uniforme de la lavanderнa de la embajada. Si los cetagandanos quieren asesinarte, no creo que lo hagan aquн. Te van a meter algo sutil bajo la piel, algo que surtirб efecto dentro de seis meses y entonces, puf, te derrumbarбs para siempre donde quiera que estйs.
   — Una idea muy alentadora. — Miles se frotу la nuca, buscando disimuladamente golpes y chichones-. Te apuesto lo que quieras a que el Criadero Estrella tiene varias enfermedades terminales muy convenientes. Pero estoy casi seguro de no haber ofendido al Criadero… no a ellas…
   Miles dejу que Ivan fuera su ayuda de cбmara, aunque le costу bastante porque el trabajo de su primo venнa acompaсado de comentarios constantes y directos. Pero cuando Ivan le trajo una taza de cafй, Miles le perdonу todos sus pecados pasados, presentes y futuros. Se tragу la bebida caliente y examinу con cuidado la cara que le devolvнa el espejo por encima de la guerrera negra sin abrochar. La contusiуn que le cruzaba la mejilla izquierda se estaba convirtiendo en un dibujo policromado espectacular, dominado por un cнrculo negro bajo los ojos. Los otros dos golpes de picana no eran tan terribles porque la ropa lo habнa protegido un tanto. De todos modos, hubiera preferido pasar el dнa en cama. En el camarote de la nave de salto de SegImp, en un viaje a casa tan directo y rбpido como lo permitieran las leyes de la fнsica.
   Cuando llegaron al vestнbulo de la embajada, se encontraron no con Benin, sino con Mнa Maz, muy elegante en la ropa formal de duelo blanca y negra. Se habнa quedado con el embajador Vorob'yev hasta tarde, seguнa con йl cuando todos volvieron a la embajada en medio de la noche — bueno, mбs bien a principios de la maсana— y era evidente que no habнa dormido mбs que Miles. Pero parecнa muy fresca, hasta alegre. Les sonriу a los dos. Ivan le devolviу la sonrisa.
   Miles abriу los ojos lo mбs que pudo.
   — Vorob'yev no ha llegado?
   — Piensa bajar en cuanto termine de vestirse — le asegurу Maz.
   — Usted… usted nos acompaсarб? — preguntу Miles, esperanzado-. Bueno… no… supongo que tiene que estar con su delegaciуn. Como йste es el gran final…
   — Pienso acompaсar al embajador Vorob'yev. — La sonrisa de Maz se convirtiу en algo franco, alegre, con hoyuelos por todas partes-. Para siempre. Me ha pedido que me case con йl. Anoche. Creo que eso prueba lo preocupado que estaba. En medio del espнritu de locura que reinaba en el ambiente, aceptй.
   Si no puedes conseguir ayuda con dinero… Bueno, eso solucionarнa el problema de Vorob'yev:, que siempre habнa querido tener una experta femenina en el personal de la embajada. Por no mencionar una justificaciуn para tantos bombones e invitaciones.
   — Felicidades — dijo Miles. Aunque tal vez hubiera debido decir Felicidades a Vorob'yev y Buena suerte a Maz.
   — Parece raro… — le confiу Maz-. Quiero decir, lady Vorob'yev. Cуmo se las arreglу su madre, lord Vorkosigan?
   — Quiere decir siendo igualitaria, betanesa y demбs? No tuvo problema. Siempre dice que los igualitarios se ajustan bien a las aristocracias, siempre que vivan en ellas como aristуcratas, claro estб.
   — Espero conocerla algъn dнa.
   — Se llevarбn muy bien — predijo Miles con confianza.
   En ese momento apareciу Vorob'yev, abrochбndose la guerrera negra. En el mismo instante entrу el ghemcoronel Benin, escoltado por guardias de la embajada. Correcciуn: el ghemgeneral Benin. Miles sonriу entre dientes mirando el brillo del nuevo galуn sobre el uniforme rojo sangre de Benin. Ve? Ya se lo habнa dicho.
   Puedo preguntar de quй se trata todo esto, ghemgeneral? — Vorob'yev no habнa pasado por alto el nuevo rango.
   Benin se inclinу.
   — Mi Seсor Celestial solicita la presencia de lord Vorkosigan. Ah… bueno, se lo vamos a devolver…
   — Me da usted su palabra? Para la embajada, serнa una terrible vergьenza si lo… perdiйramos de nuevo. — Vorob'yev se las arreglу para mirar a Benin con severidad y al mismo tiempo capturar la mano de Maz y acariciarla con cariсo.
   — Tiene usted mi palabra, embajador — prometiу Benin.
   Vorob'yev hizo un gesto de permiso no del todo decidido y el ghemgeneral se llevу a Miles. Miles echу una mirada atrбs. Se sentнa solo. Hubiera querido que Maz o Ivan o cualquier otra persona lo acompaсara.
   El auto de superficie no tenнa media manzana de largo pero en un vehнculo maravilloso, civil, no militar. Los soldados cetagandanos saludaron a Benin respetuosamente y lo acomodaron junto a Miles en el compartimiento posterior. El vehнculo arrancу y se alejу de la embajada: la sensaciуn era la de estar viajando en una casa.
   — Puedo preguntarle de quй se trata todo esto, ghemgeneral? — preguntу Miles.
   La expresiуn de Benin era casi… la de un cocodrilo. Totalmente vacнa. Nula.
   — Me han ordenado que no le cuente nada hasta que lleguemos al jardнn Celestial. No le retendremos mucho tiempo, lord Vorkosigan, apenas unos minutos. Primero pensй que se sentirнa feliz con lo que vamos a hacer, pero despuйs reflexionй un poco y ahora he cambiado de opiniуn. Me parece que le va a resultar insoportable. En cualquier caso, se lo merece.
   — Tenga cuidado, ghemgeneral — gruсу Miles-, me parece que su creciente reputaciуn de sutileza se le estб subiendo a la cabeza. — Benin se limitу a sonreнr.
   A pesar de que era una sala pequeсa y no una enorme habitaciуn para reuniones como la de la noche anterior, no cabнa duda de que se trataba de una sala de audiencias imperiales. Sуlo tenнa un asiento y Fletchir Giaja ya se habнa acomodado en йl. La ropa blanca que lo cubrнa esa maсana era elaborada y pomposa y le impedнa algunos movimientos. Tenнa a dos servidores ba a su lado para ayudarle cuando se pusiera de pie. Ahora parecнa otra vez un icono y el maquillaje facial le daba expresiуn de porcelana. Tres burbujas blancas flotaban en silencio a su izquierda. De pronto, dos ba pusieron una cajita plana en manos de Benin, de pie a la derecha del Emperador.
   — Puede usted acercarse al Seсor Celestial, lord Vorkosigan — informу Benin.
   Miles avanzу dos o tres pasos, decidido a no arrodillarse. Йl y el haut Fletchir Giaja estaban frente a frente, aunque йl estuviera de pie y el Emperador, sentado.
   Benin entregу la caja al Emperador, que la abriу inmediatamente.
   — Sabe lo que es esto, lord Vorkosigan? — preguntу Giaja.
   Miles se quedу mirando el medallуn de la Orden del Mйrito, colgado de su cinta de colores, brillante y limpio sobre una cama de terciopelo oscuro.
   — Sн, seсor. Piensa usted meterme en una bolsa de seda con eso antes de tirarme por la borda?
   Giaja echу una mirada a Benin, que respondiу con un movimiento de hombros que parecнa decir Ya se lo advertн.
   — Incline usted la cabeza, lord Vorkosigan — Instruyу Giaja con firmeza-. Aunque no estй muy acostumbrado…
   Estarнa Rian en alguna de esas burbujas? Miles se mirу rбpidamente las botas bien lustradas mientras Giaj a le deslizaba la cinta sobre la cabeza. Retrocediу medio paso y no consiguiу detenerse: puso la mano sobre el metal frнo. No iba a hacer el saludo militar. No.
   — Creo… creo que me niego a recibir este honor, seсor.
   — Ah, no, usted no se niega — dijo Giaja en tono tajante, mirбndolo fijamente-. Me han dicho los observadores que necesita reconocimiento. Es una… — debilidad que puede explotarse…— cualidad comprensible que me recuerda mucho a nuestros ghem.
   Bueno, eso era mejor que una comparaciуn con otros descendientes de los haut, Ba Lura por ejemplo. Que al parecer no eran los eunucos del palacio, sino algo asн como un proyecto cientнfico interno de enorme valor; Miles no estaba seguro, pero por lo que sabнa, tal vez Ba Lura era pariente cercano de Giaja. Sesenta y ocho por ciento de material cromosуmico en comъn. O algo semejante. Miles decidiу que habнa que respetar mбs el silencio y la eficiencia de la raza ba. Respetarla y tambiйn tenerla en cuenta, cuidarse de ella. Todos estaban juntos en los negocios de los haut, servidores y amos. Con razуn el Emperador se habнa tomado tan en serio la muerte de Ba Lura.
   — Si estamos hablando de reconocimiento, seсor, esto no es algo que vaya a poder mostrar demasiado en casa… Mбs bien, supongo que lo guardarй en el cajуn mбs secreto que tenga.
   — Bien — dijo Fletchir Giaja en tono tranquilo-. Mientras guarde ahн tambiйn todo lo que se relacione con el incidente…
   Ah. Entonces, йsa era la explicaciуn: un soborno por su silencio.
   — Hay muy pocas cosas de las ъltimas dos semanas que pueda recordar con agrado, seсor.
   — Recuerde todo lo que quiera, pero no lo diga en voz alta.
   — Pъblicamente, no. Pero tengo que informar a mis superiores. Es mi deber.
   — Los informes militares secretos de Barrayar no son asunto de mi incumbencia.
   — Estoy… — Miles dirigiу una mirada a un lado, hacia lo que tal vez era la burbuja blanca de Rian, flotando en el aire a pocos pasos-. Estoy de acuerdo.
   Los pбlidos pбrpados de Giaja bajaron un segundo sobre sus ojos en un gesto de aceptaciуn. Miles se sentнa muy raro. Era soborno aceptar un premio por hacer exactamente lo que ya habнa decidido por su cuenta?
   Y ahora que lo pensaba… sospecharнan los barrayareses que habнa llegado a alguna especie de acuerdo con el Emperador de Cetaganda? La razуn verdadera por la que lo habнan traнdo a aquella charla sin testigos con el Emperador empezу a brillar por fin en su mente, aturdida por la falta de sueсo. No supondrбn que Giaja puede dominarme con veinte minutos de conversaciуn, o si.
   — Usted me acompaсarб en la ceremonia — siguiу diciendo el Emperador-, estarб de pie a mi izquierda. Ha llegado la hora. — Se levantу, ayudado por sus ba, que le recogieron las tъnicas y lo siguieron.
   Miles mirу las burbujas que flotaban a su alrededor con desesperaciуn silenciosa. ъltima oportunidad…
   — Puedo hablar con usted, haut Rian? — Se dirigiу a ellas en general, inseguro. No sabнa cuбl era la que buscaba.
   Giaja mirу por encima de su hombro y abriу la mano de dedos largos en un gesto de aceptaciуn mientras seguнa caminando sin cambiar el ritmo decoroso que le exigнa su atuendo.
   Dos de las burbujas se quedaron en la habitaciуn, una siguiу adelante con el Emperador y Benin se quedу de guardia Junto a la puerta abierta. No era exactamente un momento privado. Pero eso no le preocupaba. No eran muchas las cosas que Miles quisiera decir en voz alta.
   Echу una mirada a las dos esferas opacas y brillantes, sin saber a cuбl dirigirse. Una desapareciу en el aire y ahн apareciу Rian, sentada, bastante semejante a la dama que йl habнa visto por primera vez, con las tъnicas blancas y almidonadas orladas de cabello radiante. Cada vez que la veнa se quedaba sin aliento.
   Ella se acercу flotando y levantу una mano fina para acariciarle la mejilla. Era la primera vez que se tocaban. Pero йl pensaba que estaba dispuesto a morderla si ella le preguntaba Le duele?
   Rian no era tonta.
   — He recibido mucho de usted — dijo ella en voz tranquila-. Y no le he dado nada a cambio.
   — Йse es el comportamiento habitual de los haut, verdad? — dijo Miles con amargura.
   — Es el ъnico que conozco.
   El dilema del prisionero…
   Ella se quitу una espiral oscura y brillante de la manga, una especie de brazalete. Un delgado mechуn de cabello sedoso, muy largo, casi infinito. Se lo tendiу desde lejos.
   — Ahн tiene. Es lo ъnico que se me ha ocurrido.
   Eso es porque su cabello es lo ъnico que le pertenece realmente, milady. Todo lo demбs es un regalo de su Constelaciуn o del Criadero Estrella o de los haut o del Emperador. Usted vive en los intersticios de un mundo comunitario con una riqueza que estб mбs allб de los sueсos mбs ambiciosos de la avaricia, y sin embargo, personalmente, no tiene… nada. Ni siquiera sus propios cromosomas le pertenecen.
   Miles recibiу la espiral. Le pareciу suave y fresca cuando la tocу con los dedos.
   — Quй significa? Para usted…
   — A decir verdad no lo sй — confesу ella.
   Sincera hasta el final… Esta mujer no sabe mentir, por desgracia.
   — Entonces, me lo guardo, milady. Como recuerdo. En mi interior, lejos de todas las miradas.
   — Sн. Por favor.
   — Y cуmo piensa recordarme, milady? — Miles no tenнa absolutamente nada que darle, nada excepto la pelusa que le habнa dejado la lavanderнa de la embajada en los bolsillos. O prefiere olvidar?
   Los ojos azules de ella brillaron como el sol sobre un glaciar
   — No hay peligro de eso. Ya lo verб usted. — Rian se alejу lentamente. La pantalla de fuerza se levantу despacio a su alrededor y ella se desvaneciу como un perfume. Las dos burbujas flotaron tras los pasos del Emperador.
   El valle se parecнa al lugar donde habнan organizado las ofrendas poйticas, pero mбs espacioso, un gran cuenco abierto al cielo artificial de la cъpula. Los costados estaban atestados de haut y ghemlores vestidos de blanco acompaсados por las burbujas de las hautladies. Los mil delegados de la galaxia ocupaban la parte exterior, como un marco variado y colorido. En el centro, rodeada de una banda respetuosamente vacнa de cйsped y flores, habнa otra pantalla de fuerza redonda de unos doce metros de diбmetro. A travйs de la superficie translъcida, neblinosa, Miles veнa una gran cantidad de objetos apilados alrededor de una Plataforma, sobre la que descansaba la figura pбlida y frбgil de la haut Lisbet Degtiar. Miles se esforzу para distinguir la caja de madera pulida de la delegaciуn de Barrayar, pero la espada de Dorcas estaba enterrada en algъn lugar alejado, mбs abajo. En realidad, no tenнa importancia.
   Le habнan destinado un asiento en el cнrculo, una vista casi imperial de la ceremonia. El desfile final, que se realizarнa por un pasillo hacia el centro, respetaba un orden inverso: las ocho Consortes planetarias y la Doncella en sus nueve burbujas blancas; los siete — contadlos bien, muchachos, siete— hautgobernadores; luego el Emperador mismo y su guardia de honor Benin se colocу rбpidamente en el lugar del ghemgeneral Naru sin provocar ni una onda en el paisaje. Miles cojeу tras el sйquito de Giaja, intensamente consciente de sн mismo. Sin duda su figura resultaba extraordinaria en ese lugar: menudo, de poca estatura, siniestro, la cara de alguien que acaba de perder una pelea en un bar espacial. La Orden del Mйrito cetagandana resaltaba sobre el uniforme negro de la Casa Vorkosigan… casi nadie la pasarнa por alto.
   Miles supuso que Giaja lo estaba usando para enviar una seсal a sus hautgobernadores. No era una seсal muy amable. Evidentemente, Giaja no pensaba divulgar los hechos de las ъltimas dos semanas, asн que Miles tenнa que suponer que se trataba de una de esas expresiones del tipo entiйndelo si puedes, pensada para infundir no tanto una idea o un conocimiento como una sensaciуn de miedo. Una especie de terrorismo delicado y sutil.
   Sн… sн… Que traten de entender… Bueno, no se referнa a ellos. Miles pasу frente a la delegaciуn de Barrayar, ubicada bastante cerca del frente de la multitud galбctica. Vorob'yev le clavу los ojos, atуnito. Maz parecнa sorprendida pero contenta y seсalу el cuello de Miles mientras le decнa algo a su novio. Vorreedi tenнa la mirada torva, llena de sospechas. Ivan parecнa… en blanco… Gracias por tu voto de confianza, primito…
   Despuйs le tocу el turno a Miles: йl tambiйn se quedу de una pieza cuando vio a lord Yenaro en la ъltima fila de ghemlores. Llevaba puesta la ropa blanca y pъrpura de un ghemlord de compaснa de dйcimo rango en el jardнn Celestial, es decir el rango mбs bajo. Parece que finalmente ha conseguido el trabajo de perfumista ayudante… Y asн, el haut Fletchir Giaja habнa controlado a otra bala perdida. Excelente.
   El sйquito de Giaja tomу asiento casi en el centro. Una procesiуn de jуvenes ghemladies colocу una ъltima ofrenda floral alrededor de la pantalla de fuerza de la emperatriz. Un coro cantу una hermosa melodнa. Miles se descubriу calculando el precio de la mano de obra que se habнa empleado en las ceremonias del mes, con el salarlo mнnimo como ъnico costo de todos los involucrados. La suma era… desorbitada. Mientras hacнa el cбlculo, le pesaba cada vez mбs la falta de desayuno. Un solo cafй no era suficiente. No me voy a desmayar. No me voy a rascar la nariz. Ni el culo. No…
   Una burbuja blanca se deslizу hacia el Emperador. Su servidor ba — Miles lo reconociу— caminaba a su lado con una bandeja dividida en compartimientos. La voz de Rian repitiу las palabras rituales desde la burbuja: la ofrenda quedу a los pies de Giaja. Miles, sentado a la izquierda del Emperador, mirу los compartimientos y sonriу con amargura. La Gran Llave, el Gran Sello y los otros objetos ceremoniales de Lisbet volvнan al lugar que les correspondнa. La burbuja y su acompaсante se retiraron. Miles esperу, aburrido, que Giaja llamara a la nueva Emperatriz, la mujer que esperaba el nombramiento en algъn lugar en medio de la multitud de hautburbujas flotantes.
   El Emperador hizo un gesto para que Rian y su ba volvieran a aproximarse. Mбs frases formales, tan complejas que Miles tardу un instante en comprender el sentido. Rian hizo un gesto, su ba se inclinу y recogiу otra vez la bandeja. El aburrimiento de Miles se evaporу; de pronto, se sintiу ahogado por la intensidad de la sorpresa. Por una vez, hubiera querido ser todavнa mбs bajo o tener el talento de Ivan para desaparecer por completo o un aparato que pudiera teletransportarlo a alguna parte, a cualquier parte… Un movimiento de interйs, hasta de asombro, recorriу el pъblico ghem y haut. Los miembros de la Constelaciуn Degtiar parecнan felices. Los miembros de otras Constelaciones… miraban con correcciуn y modales perfectos.
   La haut Rian Degtiar tomу posesiуn del Criadero Estrella; esta vez como nueva Emperatriz de Cetaganda, cuarta Madre Imperial elegida por Fletchir Giaja, y ahora primera en importancia por virtud de su responsabilidad con respecto al genoma. Su primera obligaciуn genйtica serнa diseсar su propio hijo, el prнncipe imperial. Dios. Serнa feliz dentro de la burbuja?
   Tal vez su nuevo… no esposo, compaсero, pareja, el Emperador… no la tocara nunca. Tal vez terminaran siendo amantes. Tal vez Giaja quisiera enfatizar su posesiуn de ese modo. Aunque para ser justos, Rian seguramente sabнa lo que iba a pasar, no parecнa oponerse. Miles tragу saliva, descompuesto sъbitamente presa de un horrible cansancio. Le habнa bajado el nivel de glucosa. Tenнa que ser eso.
   Buena suerte, milady. Buena suerte… y adiуs.
   Y el control de Giaja se extendнa… suave y persistente… como la niebla.
   El Emperador levantу la mano y los ingenieros imperiales que lo esperaban pusieron en funcionamiento la central de energнa. Dentro de la pantalla de fuerza central empezу a surgir un brillo color naranja oscuro que se volviу rojo, despuйs amarillo, despuйs azul blanco. Los objetos de interior se movieron, cayeron, rodaron, las formas se desintegraron hasta convertirse en plasma molecular. Los ingenieros imperiales y los hombres y mujeres de Seguridad Imperial habнan tenido una noche tensa y difнcil, de eso no cabнa duda: habнan tenido que arreglar la pira de la emperatriz Lisbet con sumo cuidado. Si la burbuja estallaba, los efectos del calor se parecerнan bastante a los de una pequeсa bomba de fusiуn.
   No fue largo, tal vez diez minutos en total. Se abriу un cнrculo en la cъpula gris llena de nubes y apareciу el cielo azul del mundo exterior. El efecto era muy extraсo, como una visiуn de otra dimensiуn. Un agujero mucho menor se abriу en la pantalla de fuerza del centro del valle. Un fuego blanco se disparу hacia el cielo y la burbuja se ventilу. Miles supuso que el espacio aйreo sobre la ciudad estaba libre de trбnsito aunque la corriente de aire dispersу el humo con mucha rapidez.
   Entonces, la cъpula se cerrу otra vez, las nubes artificiales se alejaron con la brisa artificial, la luz brillу con mбs fuerza y alegrнa. La burbuja se desvaneciу en la nada, dejando sуlo un cнrculo de cйsped incуlume. Ni siquiera habнa cenizas.
   El Emperador recibiу una tъnica colorida de manos de su ba y la cambiу por la ъltima tъnica blanca de su vestido de ceremonias. Levantу un dedo y la guardia de honor se acercу a йl. El desfile imperial saliу del valle siguiendo un orden inverso al de la entrada. Cuando la ъltima figura saliу del anillo, los ghem y los haut exhalaron un murmullo de alivio; el silencio y la rigidez se quebraron en el murmullo de voces y crujidos de la retirada.
   Un gran auto de superficie abierto esperaba en la parte superior del valle para llevarse al Emperador… adonde quiera que se fueran los emperadores cetagandanos cuando terminaba la fiesta. A tomar un buen baсo y tirar los zapatos a un rincуn? Seguramente no. Sus ba habнan arreglado las ropas en el auto y se sentaban ahora en los controles.
   Miles se encontrу de pie junto al vehнculo, solo. Mientras el auto se elevaba, Giaja le dirigiу una mirada y lo favoreciу con un microscуpico movimiento de cabeza.